Itongadol/AJN.- Ver video clic aquí. “En estos 21 años sumamos un montón de sinsabores: los fallos que decretaron la nulidad de toda la causa, el fallo de la Corte que mantuvo parcialmente viva la causa principal, el Memorándum (de Entendimiento con Irán en paralelo a la investigación), la muerte del fiscal (Alberto) Nisman, el desplazamiento del (juez subrogante de Casación Luis) Cabral”, expresó el presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Julio Schlosser, a la Agencia Judía de Noticias (AJN) días antes de un nuevo aniversario del atentado a la AMIA (ver captura).
P- ¿Cómo se encuentra ante este nuevo aniversario del atentado a la AMIA?
JS- Desde lo comunitario, con las mismas fuerzas y ganas de que el atentado a la AMIA encuentre el camino definitivo, y en este sentido, ningún miembro de la Comisión Directiva de la DAIA está dispuesto a bajar las banderas de la verdad y la justicia. Seguimos trabajando en esto que hace 21 años se ha transformado en una “cuestión de Estado”, a pesar de que no es el único problema que enfrenta la comunidad judeoargentina. Pero sí es el más importante. Desde el punto de vista personal vengo golpeado hace unos meses por lo que sucedió con mi señora (sufrió un violento robo en el cual fue baleada, si bien ya está plenamente recuperada) y todos los problemas que se vinieron concatenando, pero con la esperanza de seguir adelante, trabajando firmemente en todo aquello que es la misión de la DAIA.
P- ¿Qué piensa de las expresiones de la Presidenta acerca de que la comunidad judía debería disculparse con el canciller, Héctor Timerman?
JS- La DAIA, como lo expresó en su comunicado, siempre ha sido respetuosa de la investidura de las autoridades de nuestro país y solo ha recurrido a la Justicia, como cualquier ciudadano, cuando entendió que estaban en juego temas relativos a su misión. Los integrantes de las instituciones comunitarias -argentinos de religión judía- siempre han bregado por el bienestar de la nación, sin importar el signo político que circunstancialmente ocupe el gobierno y sin intervenir jamás en contienda electoral alguna.
P- Al igual que la Presidenta, termina su mandato como titular de la DAIA en poco tiempo, ¿cuál es el análisis que puede hacer de la relación de la comunidad judía con el kirchnerismo?
JS- Parece una ironía que la señora Presidenta de la Nación vaya a terminar su mandato el 10 de diciembre y el presidente de la DAIA el 3. Son las fechas que programamos y no tiene relación alguna (con el recambio a nivel nacional). Creo que durante estos años hemos trabajado en todo aquello que creemos que es nuestra misión y acompañado al gobierno nacional en más de una de sus medidas y en sus reclamos en las Naciones Unidas. Nos reservamos, como corresponde, el derecho a disentir en algunos puntos porque es la esencia de la democracia. Y nos hemos puesto como obligación no confrontar. Debemos comportarnos como ciudadanos y trabajar en todo aquello que hace a nuestra misión. Llevo seis años como vicepresidente de la DAIA, voy a cumplir tres como su titular y no he hecho un balance, pero son muchas más las cosas en la que coincidimos con las instituciones de nuestro país -llámese gobierno nacional, de la Ciudad Autónoma o provinciales- que aquellas en las que disentimos.
P- Estamos llegando a un aniversario con un escenario diferente al que se vivió hasta ahora por la muerte del fiscal Nisman y se siguen generando situaciones vinculadas con el Memorándum, ¿qué piensa al respecto?
JS- Pienso que 21 años es demasiado tiempo como para que las víctimas de (el atentado a) la AMIA no tengan presos, culpables, justicia… En estos 21 años sumamos un montón de sinsabores: los fallos que decretaron la nulidad de toda la causa, el fallo de la Corte que mantuvo parcialmente viva la causa principal, el Memorándum (de Entendimiento con Irán en paralelo a la investigación), la muerte del fiscal (Alberto) Nisman, el desplazamiento del (juez subrogante de Casación Luis) Cabral. Es decir: más allá de la lucha por la justicia ha habido un montón de circunstancias que nos han condicionado y retrotraído en esta causa con avances y retrocesos. Tampoco me quiero olvidar de la causa de encubrimiento, cuyas audiencias empiezan el 6 de agosto. Así que han sido años muy duros para los dirigentes de las instituciones. Y no quiero pensar en lo que fueron para los familiares de las víctimas porque mal que le pese a cualquiera, y a pesar del dolor que sentimos por la muerte de nuestros amigos y de sus hijos y compañeros de trabajo, las instituciones han reconstruido sus ladrillos, pero en la mesa familiar del domingo o la de Shabat falta un ser querido y eso es algo que no se puede reconstruir. A partir de ahí sentimos nuestro compromiso de trabajar. Más allá de que podamos tener diferentes puntos de vista con los grupos de víctimas, esta dirigencia de la DAIA jamás va a levantar la voz contra algún familiar porque nuestro dolor no se compara con el de ellos.
P- ¿Se le hace difícil dar respuesta a la “calle judía” con tantos sinsabores?
JS- No, no se hace difícil, ¡es imposible! Esto va más allá de una dificultad que un dirigente pueda superar o gambetear, esta situación de 21 años de no tener justicia hace imposible el mirar a la cara no solo a los familiares de las víctimas, sino a la comunidad, que siempre ha confiado en la dirigencia de las instituciones judías y, después de 21 años de no justicia, tiene el derecho de considerar que pudo haber fracasado. Asumimos esta posibilidad, pero le decimos a la comunidad que seguiremos luchando y no consideramos que todo esté perdido porque si no, ya no tendríamos la fuerza que seguimos teniendo. La dirigencia comunitaria de las instituciones centrales judía ha puesto lo mejor de sí y ha dejado muchas cosas de su vida en pos de buscar justicia. Esto no es un mérito: aquel que quiere ocupar un cargo en la dirigencia central debe saber que su obligación es estar con la comunidad judía. Va a llegar el momento en que cada uno de nosotros, tal vez cuando ya no estemos, pueda ser evaluado por su conducta, pero creemos que la dirigencia comunitaria ha intentado, por lo menos, estar a la altura de los desafíos que esta causa le puso en el camino.
P- ¿Qué opina del cambio de la posición argentina respecto de Irán y el atentado a la AMIA desde aquel discurso de Cristina Kirchner en la ONU, luego del cual todas las delegaciones se levantaron cuando habló el entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad?
JS- Me tocó estar con Guillermo Borger, el (entonces) presidente de la AMIA, escuchando no solo aquel discurso, sino anteriores de la señora Presidenta, inclusive en la embajada argentina en las Naciones Unidas. Se analizó la posibilidad de pedir que no estuvieran o se dieran vuelta cuando hablara Ahmadinejad en la Asamblea General. Después vino el cambio de buscar una salida a la encrucijada que nos llevó la causa, en la cual la República Islámica de Irán no entrega a los acusados por la Justicia argentina para que respondan ante los tribunales. Tengamos en cuenta que no fue el fiscal (Nisman) el que pidió la captura de los iraníes y la emisión de las “alertas rojas” (Interpol), sino un juez de la Nación (Rodolfo Canicoba Corral), quien analizó las pruebas que le llevó el fiscal y consideró que había elementos suficientes. Si esto fuera poco, la Secretaría Ejecutiva de Interpol también analizó y consideró que los elementos aportados en la causa tenían la suficiente entidad como para que los iraníes sean reclamados por la Justicia argentina. Pero tampoco esto quedó ahí porque eso pasó a la Asamblea General de Interpol y los representantes de los países también evaluaron la prueba colectada y por amplia mayoría elevaron las alertas rojas. No fue una creación caprichosa. Nuestro problema no radica en el cambio de actitud del gobierno argentino respecto de la República Islámica de Irán, sino en el Memorándum, ya que esta conducción comunitaria y sus letrados -y no me voy a referir al afuera del ámbito comunitario porque no quiero que esto sea aprovechado políticamente por alguien- consideramos que no es un instrumento oportuno ante un interlocutor como la República Islámica de Irán. Aparte, sepamos que si este instrumento hubiera sido validado y ejecutado y hubiéramos tenido la posibilidad de interrogar a los iraníes, éstos habrían dicho si contestaban o que y después, ¿qué? La República Islámica de Irán tiene prohibido entregar a sus ciudadanos a un tribunal extranjero, así que aun si era cierto y avanzábamos un paso, no llegaríamos hasta el final. Por eso dijimos que hacíamos nuestro objetivo la ley de juzgamiento en ausencia, que tienen muchos países y les permitiría a los acusados venir cuando y plantear lo que quisieran. Con una ventaja: la ley natural de la vida es que a medida que pasan los años hay lo que llamó un paso a otro estadío, y cuando ni nosotros ni los imputados estemos, por lo menos nuestros hijos y nietos podrían saber que la Justicia argentina declaró constitucional una ley de juzgamiento en ausencia para crímenes de lesa humanidad y no quedaron como inocentes, porque no se los pudo juzgar, aquellos que fueron sindicados como culpables de haber matado a las 85 víctimas de la AMIA.
P- ¿Por qué no cede la Presidenta en el tema del Memorándum?
JS- No, no… Sigo pensando que el gobierno argentino cree que es un instrumento que permitirá avanzar en la causa. Sigo pensando que cuando hay un camino muy largo no es válido dar un paso que no te permita llegar a destino. Buscaría otro camino.
P- ¿Se juntó alguna vez con Nisman y los “fondos buitres”, como se habló en algún momento?
JS- Ni siquiera he tenido oportunidad de ver un buitre de cerca…
P- ¿Le molestó que lo hayan vinculado con eso?
JS- Más que molestarme… A uno le preocupa cuando lo vinculan con algo que existe la posibilidad de que sea verdadero, pero la gente que me conoce sabe… No creo que los “fondos buitres” sepan quién es Julio Schlosser… La respuesta es: no. Sí conversé con el fiscal Nisman cuando era secretario general de la AMIA, vicepresidente de la DAIA y hasta tres días antes de su muerte. Pero nos acercábamos a la Fiscalía con mis compañeros de Comisión Directiva, o con Borger cuando iba por la AMIA, solamente a informarnos sobre los avances de la causa. Más allá de que nunca tuvimos relación con los “fondos buitres”, jamás el fiscal Nisman nos habló de ello. La pregunta no merece de mi parte más que una sonrisa.
P- Dicen que las puertas del gobierno están cerradas para la comunidad judía, ¿es así?
JS- No, no lo veo así. Repito: el gobierno sabe a las claras cuál es la posición de esta dirigencia comunitaria en materia del Memorándum, pero más allá esa temática venimos realizando programas, planes y reuniones. Quisiera agregar algo: hoy salió el acuerdo que firmaron las grandes potencias con la República Islámica de Irán porque a algunos les interesa monitorear sus planes atómicos, pero a un mundo donde el fanatismo de ciertos grupos, como el Estado Islámico, nos retrotrae a las épocas más nefastas de la Edad Media, con hogueras para quemar gente y decapitaciones, poco le preocupan los 85 muertos de la AMIA, allá en la Argentina. Así que el mundo va a estar pendiente del cumplimiento del acuerdo con Irán, pero este Memorándum no le interesa…
P- Lo invito a dar un mensaje a los familiares de las víctimas y a la comunidad judía.
JS- El próximo Shabat estaremos cumpliendo 21 años del trágico atentado que nos arrancó amigos o sus hijos, 85 seres humanos total y absolutamente inocentes, y no, como se dijo en un primer momento, que habían muerto judíos e inocentes. En lo que me corresponde, asumo la responsabilidad de no haber logrado todavía el esclarecimiento de este atentado, pero les reitero mi total y absoluto convencimiento y compromiso con la búsqueda de la justicia y la verdad, porque muchas veces estamos acostumbrados a que la justicia va por un lado y la verdad por otro. Queremos justicia, pero con verdad.