BBC.-El escenario político en el que Sharon siente hoy claramente la crisis, es su propio partido Likud, cuya Convención se reunía para tratar la pregunta de si aprobar o no la incorporación del Partido Laborista a la coalición de gobierno.
El premier, más allá de recalcar que «no acepto boicotear a nadie, porque nosotros mismos ya fuimos antes boicoteados», es consciente del apoyo concreto que el laborismo daría a su plan de separación de la Franja de Gaza.