Itongadol/AJN.- VIDEO CLICAQUI. “Quiero levantar la copa por Israel, por la Argentina y también por la amistad” entre ambos países, expresó la embajadora Dorit Shavit (en el podio, en la foto) para finalizar su discurso de la noche de ayer, martes, en el cóctel con motivo de Iom Haatzmaut que la legación diplomática realiza anualmente como cierre de los festejos por el 65° aniversario de la declaración de la independencia del Estado judío.
“Apenas 20 días después, el gobierno argentino y el Estado de Israel firmaban el acuerdo para establecer relaciones diplomáticas, y con la llegada de los primeros embajadores a ambos países empezaba el vínculo de más de 60 años de amistad y cooperación”, recordó.
“A partir de aquel momento hemos firmado múltiples convenios, y actualmente estamos promoviendo no menos de 5 acuerdos de cooperación en diferentes áreas”, subrayó la diplomática, quien vislumbró “la oportunidad de ampliar cada vez más esos vínculos en un amplio espectro de áreas de mutuo interés para disfrutar las ventajas de la cooperación”.
Al primer cóctel de Iom Haatzmaut desde que Shavit está a cargo de la embajada asistió gran cantidad de personas, entre políticos, intelectuales, empresarios, periodistas, dirigentes comunitarios, diplomáticos de otros países, activistas de derechos humanos, familiares y sobrevivientes del atentado del 17 de marzo de 1992 y un representante de la Cancillería argentina.
En ese contexto, la diplomática se refirió al “nuevo gobierno” israelí, “cuyo mayor desafío será avanzar en el proceso de paz con los palestinos”.
“No hay posibilidad de sustituir el ámbito de las negociaciones directas para resolver el conflicto”, destacó, antes de mencionar que la “Argentina demanda lo mismo de Gran Bretaña con relación a las Malvinas”, en relación a la soberanía de las islas australes.
“Para Israel, la tan esperada paz con nuestros vecinos no es sólo una elección estratégica, es un llamamiento moral que deriva de nuestra herencia, que nos insta a buscarla en toda circunstancia y lugar, y cuando la consigamos podremos transformar los campos militares en campus universitarios para el desarrollo de la ciencia y la tecnología”, vaticinó la embajadora de Israel.
“Creo que no hay alegría mayor y más intensa que un pueblo celebrando su libertad e independencia; hoy, Israel es un Estado adulto, maduro, próspero y estable”, enfatizó.
Iom Haatzmaut “simboliza la resurrección del pueblo judío en su tierra, luego de diáspora y persecuciones; la realización de un sueño por el cual han luchado miles de generaciones”, reflexionó Shavit.
“La creación del Estado de Israel para algunos es un milagro; si cuando terminó la Segunda Guerra Mundial alguien hubiera dicho que tres años más tarde sería creado un Estado judío, lo habríamos considerado el delirio de un visionario o un autor de ficción”, prosiguió.
“Israel es un país pequeño, que equivale al uno por mil de Medio Oriente, nuestro ‘barrio’; su suelo es más estéril que fértil; el agua es escasa; tenemos dos lagos -uno está muerto y el otro se está secando-; tenemos también un río, el Jordán, que tiene mucha más historia que agua; la tierra es rica en arqueología y pobre en recursos naturales; la única fuente natural que descubrimos es el potencial humano” porque “Israel es un ejemplo de cómo la mano del hombre, a través del desarrollo de la ciencia y la tecnología, forzó a los desiertos a rendirse y florecer”, señaló su embajadora.
“La alta tecnología nació con la agricultura: aunque disponía de poca tierra y casi nada de agua, Israel se convirtió en un líder en el desarrollo del agro; el secreto de su increíble productividad agrícola reside en la tecnología”, consideró.
“Israel siempre será un país pequeño en cuanto a población y territorio, y por esa razón nunca llegará a ser un gran mercado o a desarrollar una industria de magnitud”, de modo que “la única opción para Israel fue apelar a la calidad basada en la creatividad, que ha traído inversores del mundo entero, que han decidido fijar sus centros de investigación y desarrollo en Israel”, recalcó Shavit.
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