Itongadol.- El atentado a la sede de la AMIA de 1994 cambió la realidad paisajística de las instituciones judías a partir de la inclusión de importante sistemas de seguridad como así también la construcción de los denominados “pilotes” para evitar lo que en los últimos días parece ser un tema del día: el tercer atentado.
Los dirigentes comunitarios, a su vez, se quejan por el abultado presupuesto que destinan cada mes para mantener la seguridad de instituciones, escuelas y sociodeportivas.
El Rabino Moshe Hamra, del templo de la Comunidad Talpiot, se refirió “a la coincidencia que estamos hoy por hoy viviendo, donde TENEMOS la obligación de Zajor et hasher leja hamalek, en el día de Purim” y señaló “las importantes obras de acción social y para la tercera edad que se podrían hacer con ese porcentaje del presupuesto que se destina a garantizar la seguridad del edificio Pasteur, que después del trágico 18 de julio de 1994 fue fortificado”.
Otro dirigente habló de las paradojas de la vida judía argentina, donde una escuela puede abrir y funcionar perfectamente si falta la directora, pero el establecimiento se mantiene cerrado si el responsable de la seguridad no llega.
Sin duda, los pilotes son parte de la estructura de las instituciones centrales, colegios, filantrópicas, sociodeportivas y otras. Son casi algo común para los chicos que nacieron después de 1994.
Los ciudadanos de Buenos Aires pueden caminar tranquilamente por la calles y al pasar por cualquier institución de la comunidad se pueden ver los pilotes que con la intención de modificar al menos un poco su fisonomía fueron revestidos con obras de arte.
Incluso los turistas que recorren todas las instituciones, se enfrentan a un riguroso control de seguridad, algo que se da en casi la totalidad de los edificios de la comunidad judía de la Argentina.
“Esto ocurre únicamente en instituciones judías de la república Argentina y no en otras. La comunidad sigue con preocupación este tema de mantener la seguridad en sus instituciones”, aseguró un dirigente.
La fuente agregó que “el hecho de que no esté resuelto el atentado a la AMIA, como el de la Embajada de Israel, y ante la falta de justicia frente a la sociedad toda no le permite a la comunidad judía funcionar con tranquilidad y normalidad”.
¿Existirá el día que se garantice a nuestros niños la posibilidad de aprender a vivir con el viejo paisaje de nuestras instituciones sin pilotes?
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