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Compartimos desde Yeshurun Torá palabras del Rabino Isaac Chehebar, rabino de nuestra escuela. En esta reflexión una explicación acerca del por qué decimos en Kipur “baruj shem kebod” en voz alta.
Iom Kipur es un día muy importante, único y singular. No es un día como cualquier otro, todo es diferente. No comemos ni bebemos; no usamos calzado de cuero, e inclusive los rezos son diferentes al de todos los días. Seguramente todo esto no nos resulte extraño porque podemos comprender que al ser Kipur un día de elevación espiritual, debemos despojarnos de lo material para poder concentrarnos en lo espiritual. Pero hay un detalle que a muchos les llama la atención y especialmente a los chicos. El por qué cuando recitamos el Shemá Israel decimos “Baruj shem kebod maljuto leolam vaed” (bendito sea el nombre de su glorioso reinado para siempre) en voz alta a diferencia de todo el año que lo decimos en voz baja. Para poder comprender esto, deberíamos en primer lugar analizar de dónde surge esta frase, ya que no es un versículo que figura en la Torá, como así también entender por qué durante todo el año se lo dice en voz baja.
Al respecto hay dos explicaciones:
El Midrash dice que cuando Moshé Rabenu subió al cielo para recibir la Torá escuchó que los ángeles utilizaban esta frase para alabar a D´s, entonces al regresar Moshé a la tierra se la transmitió al pueblo para que la adoptara. El Midrash continua explicando el por qué habitualmente decimos esta frase en voz baja, con el siguiente ejemplo: cierta vez una persona ingresó al palacio del rey para pedir audiencia. En su recorrida por el palacio vio una hermosa joya que adornaba uno de los salones reales y tentado por su belleza decidió tomarla para sí. Al llegar a su casa le dijo a su mujer que deseaba obsequiarle una joya muy preciosa, pero para eso debía cumplir una condición, no podría usarla a la vista de la gente.
De igual forma, al ser esta frase usurpada de los ángeles no la decimos en voz alta por temor a que nos la reclamen. De acuerdo a este Midrash podemos comprender también por qué en Iom Kipur la recitamos a viva voz, ya que en este día logramos alcanzar niveles tan elevados como el de los ángeles, que tenemos el derecho de utilizarla sin ningún temor.
Otra explicación es la del Talmud. En él se comenta que esta frase surge del momento en el que nuestro patriarca Iaacob estaba llegando al final de sus días. Como se relata en la Torá, Iaacob reunió a todos sus hijos para darles su última bendición y despedirse de ellos. En ese momento, tuvo la intención de revelarles a sus hijos en qué tiempo llegaría la redención final a través de la llegada del Mashiaj. Pero no pudo porque en ese mismo instante perdió la profecía. Al notar que del cielo no querían que revele este secreto, sospechó que tal vez sus hijos no eran dignos de acceder a él y temió que alguno de ellos no estuviera manteniendo la fe de sus ancestros. Al notar esta preocupación en el rostro de su padre, de inmediato y al unisonó, los 12 hermanos dijeron Shema Israel Ashem Elokenu Ashem Ejad”, escucha Israel…, refiriéndose a Iaacob ya que Israel es también su nombre, Hashem es nuestro dios Hashem es único. A lo que Iaacob respondió en un tono de alivio y agradecimiento “Baruj shem kebod Maljuto Leolam Vaed”, bendito sea el nombre de su glorioso reinado para siempre.
Muchos años después, en la época donde se establecieron los rezos, la Anshé Keneset Haguedolá, la Corte Suprema Rabínica –los rabinos que fijaron los textos de las Tefilot-, se encontró en la disyuntiva de si correspondía agregar esta frase en las plegarias. Por un lado, Iaacob Abinu la dijo, por otra parte, Moshé Rabenu no la mencionó en la Torá, por lo que decidieron llegar a un término medio: la incorporaron en el Shemá pero dictaminaron que se dijera de manera inaudible.
Por último, nos faltaría entender de acuerdo al Talmud por qué en el día de Kipur se dice en voz alta. Continuando con la historia de Iaacob podemos señalar que en la réplica que hizo a sus hijos con el Baruj Shem no fue una simple expresión de alivio y gratitud sino les estaba legando una gran enseñaza para sus vidas. Les quiso decir que muchas veces el Iehudí en momento de apremio y dificultad suele depositar su fe en D´s para que lo ayude y lo socorra, pero luego de haber recibido la ayuda del cielo, regresa rápidamente a su rutina y se olvida de Hashem. Tal vez ustedes, hijos míos, están sufriendo al ver a su padre irse de este mundo y a causa de esto exclaman SHEMA ISRAEL, por eso les digo Baruj Shem…. Leolam Vaed (para siempre) que esta devoción no sea momentánea sino que sea duradera y eterna. Siguiendo esta idea, podemos decir que esto mismo sucede con el día de Kipur. En este día solemne todos lo Iehudim nos acercamos al Bet Hakneset, nos estremecemos al escuchar el Kol Nidré, nos conmovemos al leer el Seder Haboda (la narración de cómo se llevaban a cabo los sacrificios en el sagrado Templo) e imploramos con lágrimas en el momento de Neilá (última tefilá de Iom Kipur). Por eso decimos bien fuerte Baruj Shem…..Leolam Vaed que todos estos sentimientos no se pierdan en pocos días sino que duren para siempre.
Esta es nuestra tarea, tratar de mantener el nivel alcanzado y los compromisos asumidos en el día de Kipur durante todo el año.
Termino estas palabras deseando a todos, tizcu leshanim rabot, veketiba vejatima tobá.