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AJN.- Entrevista exclusiva de la Agencia Judía de Noticias con uno de los rabinos del Kotel, (Muro de los Lamentos). Se trata de Shaul Nokriat, quien desde hace más de una década que se encarga del rezo matutino y que nada falte a la hora de orar en el Muro. Además, el religioso opina sobre el conflicto con los palestinos y envía un mensaje para los judíos de la Diáspora.Para el rabino, sólo visitar Israel “fortalece al pueblo de Israel, los fortalece a ellos mismos a la vez que los conecta con su pueblo”. Ver galería de fotos
Gente de distintos países, idiomas y color suelen concurrir cada mañana al Kotel (Muro de los Lamentos) para orar, pedir por la salud de algún ser querido o simplemente para vivir una experiencia espiritual en el lugar más sagrado del judaísmo.
Pero ese lugar tan rústico que se presenta como el lugar más sagrado del judaísmo y la puerta hacia Dios tiene a alguien que cada mañana, desde las 4.30, está firme para atender a todos. Se trata del rabino Shaul Nokriat, quien día a día madruga para presidir Shajarit procurando también que todo esté en orden, facilitando desde un Talit (un chal de ritual) a quienes no lo tiene hasta un libro de lectura.
Pero su protagonismo en la vida del Kotel (el "Muro Sagrado", en hebreo) no se limita a eso, ya que en su mesa todas las mañanas figura en un cartel grande el horario del día para shajarit, el rezo matutino.
Es casi una tradición ingresar al Muro de los Lamentos mirar a la derecha y ver al rabino Nokriat, quien sobre todo se hizo conocido porque su voz es la que oficia la ceremonia religiosa a todo el mundo vía Internet en el Muro de los Lamentos en "vivo". Su voz es única, fuerte y maneja los silencios como nadie,especialmente cuando antes del amanecer cada una dice su " Amida", el Kotel con todas las cabezas cubiertas por quienes rezan cada mañana, se convierte en un espectáculo único que ofrece una imágen y sonidos de gran esperitualidad.
En una entrevista exclusiva con la Agencia Judía de Noticias (AJN), el rabino contó que desde hace veinte años asiste regularmente al Muro de los Lamentos. “Vivía cerca de Netanya, en un Yishuv (asentamiento) y comencé a visitar cada vez con más regularidad el Kotel, el Muro de los Lamentos. Luego allí conocí a un grupo de estudiantes de Yeshiva y empecé a rezar con ellos cada vez que visitaba Jerusalem, así que de a poco empecé a tener mayor conexión con ellos y el Muro. Más o menos desde hace 12 años, empecé a ir cada vez más seguido, para los Shabbat, Año Nuevo, las fiestas y hoy es el lugar donde hago mis plegarias”, relata el religioso.
Está claro que la vida de Shaul estuvo siempre ligada a la actividad religiosa porque sus padres como toda su familia son religiosos.
Pero el vínculo del rabino con el Kotel no es de hace unos años atrás, ya que cuando tenía menos de diez años sentía dentro de su corazón “una atracción muy fuerte por Jerusalem”.
“Unos 30 años atrás, estudiaba en una yeshiva en Bnei Brak y había una colectivo especial que viajaba todos los días desde allí hacia Jerusalem. En la Yeshiva teníamos un recreo todos los mediodías que se extendía hasta las tres y media de la tarde, y yo, en ese entonces, renunciaba al almuerzo especialmente para viajar a Jerusalem”, cuenta el rabino para graficar su amor y pasión por esta parte del mundo.
Las escapadas de Shaul a Jerusalem, como el mismo lo cuenta, incluían un paseo por la ciudad, la visita al barrio Mea Sharim y por supuesto una parada en el Muro. “Simplemente viajaba por ir, no porque tenía una invitación a un casamiento, ni por nada en especial. Lo hacía porque sentía una atracción hacia Jerusalem, y una o dos veces por semana viajaba allá”, aclara.
Para el rabino, no hay dudas de que “Jerusalem hoy representa al pueblo judío la capital de Israel”. “Pero más allá de eso desde antes que se cree el Estado, siempre se la llamó la ciudad sagrada. Jerusalem es un lugar diferente al resto del país, está por encima de todo, desde el punto de vista espiritual. En Jerusalem hay una atmósfera y una sensación diferente, por eso se la llama la ciudad sagrada. Inclusive desde antes de que se levante el Estado de Israel”, cuenta.
Shaul busca evitar hablar de política, pero responde cuando se le pregunta su opinión sobre el conflicto con los palestinos y su reclamo por Jerusalem Oriental, como Capital de un futuro Estado Palestino. “Yo no me acerco a la política. Pero bueno, tampoco es una pregunta totalmente política”, ensaya como respuesta antes de afirmar que “esta es la tierra de Israel, la tierra que nos fue prometida y que nos pertenece ancestralmente”.
“Por suerte -continúa- desde hace un poco más de 60 años se creó el Estado de Israel, previo que desde antes comenzaron a retornar judíos y cada vez más judíos desde todos rincones del mundo. Porque los judíos no tenemos otro lugar en el mundo. Ellos (por los palestinos) dicen que esta es su tierra y que Jerusalem les pertenece, pero nunca presentaron una demostración ni tampoco pruebas de esto”.
Mientras decenas de personas siguen llegando al Muro, Shaul insiste con que los árabes deben enseñar un documento histórico que diga que este lugar les pertenece a ellos. “Nosotros tenemos en la Torá escrito que nos pertenece, ellos en ningún lugar lo tienen. Y ahora vienen y quieren eliminar todo rastro de judaísmo en esta tierra. Ellos dicen que están acá desde el año 600d.c, pero olvidan que nosotros estuvimos siempre y desde mucho antes”, agrega.
Shaul es un militante del judaísmo y la muestra está no sólo en el trabajo de organización que cada mañana cumple en el Kotel sino en el trabajo de concientización que día a día realiza para que aquellos turistas judíos que visitan el muro sean persuadidos a hacer aliá.
Y ese mismo mensaje es el que envió a los judíos de la diáspora, qué traten de hacer aliá. “Sé que no es fácil(…) mucha gente tiene su vida armada, y en muchos casos tienen trabajo y familia y por eso no vienen a vivir a Israel, pero al menos a quien le es realmente imposible hacer aliá le digo que intenté una o dos veces al año visitar Israel”, aconseja.
Para el rabino, sólo visitar Israel “fortalece al pueblo de Israel, los fortalece a ellos mismos a la vez que los conecta con su pueblo”. “Porque más allá de donde sean, independientemente del lugar donde hayan nacido; Argentina, México o Australia, nosotros pertenecemos a la tierra de Israel”, remarca.
La llegada de Internet hizo posible a los judíos de la diáspora acercarlos aún más a Israel y a sus lugares sagrados. Hoy es posible ver una oración en el Kotel a través de la computadora como pedirle perdón a Dios por haber faltado al templo los dos últimos viernes.
“Siempre hablo mucho con los turistas y muchos de ellos, especialmente los de New York, por ejemplo, me cuentan que a veces cuando llegan del trabajo, antes de ir a dormir o incluso mientras están cenando, escuchan la tefila (oración) de las cinco de la mañana aquí en Israel, a través de Internet, y ellos disfrutan de eso, y a mí me alegra mucho eso. Es una forma de estar cerca y conectado al lugar más sagrado del mundo”, concluye Shaul, un gran soldado de Dios.