La Autoridad de Población e Inmigración de Israel que recientemente había otorgado a los inmigrantes sudaneses una semana para abandonar voluntariamente el país, dispuso hoy domingo, sólo tres días después del anuncio, la detención de ocho inmigrantes de ese país africano.
En declaraciones a Ynet, el ministro del Interior, Eli Yishai, explicó que el beneficio de una semana es para aquellos ilegales que se presentan en las oficinas del Estado no serán detenidos.
“Ellos tendrán una semana para abandonar el país por su propia voluntad. Aquellos que se esconden serán arrestados", agregó.
El ministro dijo que los inspectores de la Administración de Inmigración localizarán a todos los inmigrantes de Costa de Marfil y Sudán.
"Algunos de ellos pasaron a la clandestinidad después del fallo de la Corte, pero vamos a localizarlos. Contamos con una unidad de inteligencia", aseguró.
La semana pasada el Tribunal Administrativo de Jerusalem rechazó una apelación presentada por los grupos de derechos humanos contra la decisión de Yishai, de levantar la "protección colectiva", que se había otorgado a los solicitantes de asilo y que llegaron desde el sur de Sudán.
La decisión del tribunal efectivamente le permite al gobierno deportar a unos 1.500 sudaneses.
Según Yishai, los inspectores están buscando inmigrantes ilegales "en muchas ciudades”. “Es una tarea difícil, y nos exige más personal y un aumento del presupuesto. El primer ministro (Benjamín Netanyahu) lo aprobó", comentó.
Un total de 22 inmigrantes fueron detenidos el domingo. Ocho de ellos son del sur de Sudán, tres son nigerianos, tres son de Sri Lanka, dos de Ghana, dos llegaron a Israel desde la Costa de Marfil, dos son rumanos y los dos restantes son de Moldavia.
En una reunión especial del Gobierno convocada para tratar el tema de la inmigración ilegal, Netanyahu enumeró los pasos que se adoptarán para "resolver el problema de los infiltrados".
El plan incluye la construcción de instalaciones de detención y sanciones a los empleadores de los ilegales.
"Estos medios y otros comenzarán a invertir la tendencia y vamos a empezar a resolverlo. Es un problema difícil", dijo el primer ministro.
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