El movimiento juvenil sionista Bnei Akiva, la Comunidad Talpiot, el Centro Comunitario Chalom y el templo Brit Abraham celebraron, el domingo, Iom Ierushalaim, con motivo de cumplirse el 45º aniversario de la reunificación de Jerusalem durante la Guerra de los Seis Días, a principios de junio de 1967.
El acto se inició con las palabras del embajador del Estado de Israel en la Argentina, Daniel Gazit, quien preguntó “qué significa la reunificación de Jerusalem para todos los corazones, en Israel, en el pueblo judío, en todo el mundo”.
“No es el significado de Jerusalem unida, capital indivisible del Estado y el Pueblo de Israel, es nuestro corazón, es nuestra alegría, y estamos muy contentos de ver este festejo que organiza Bnei Akiva, que es nuestro futuro y nuestra dedicación a la continuidad de los valores del Pueblo de Israel, de las tradiciones y del amor a Jerusalem”, respondió.
“Quisiera agradecer a Bnei Akiva y a todos los que participan de este lindo encuentro y desearnos que estemos siempre alegres y Leshaná habaá Birushalim, ojalá que podamos festejar todos en Jerusalem, como hoy miles y miles de personas desfilaron por sus calles con las banderas de Israel, para demostrar, con alegría, que estamos juntos en este lugar sagrado”, agregó el diplomático.
Gazit también deseó que pronto llegue “para todos lo que significa Jerusalem: la paz”.
“Ierusahalaim, Ir Hashalom, la Ciudad de la Paz, es uno de los símbolos que todavía nos faltan, y rezamos para que eso también llegue, sin dividir a Jerusalem”, finalizó.
Luego se proyectó un video que recordaba cómo las tropas israelíes llegaron hasta el Cótel Hamaarabí y se leyeron textos alusivos a la relevancia de Jerusalem para la tradición judía.
Posteriormente, el mazquir (secretario) del Consejo Juvenil Sionista Argentino, Jack Hodari, refirió que, de acuerdo a la tradición judía, existen dos Jerusalem: la celestial y la terrenal, la primera representa lo espiritual y la otra, lo material, lo físico.
“No hay Redención ni completitud sin una o la otra, por eso festejamos el comienzo de la reconstrucción física de Ierushalaim y decimos Halel (conjunto de salmos de alabanza) en la tefilá (oración), y al mismo tiempo, seguimos construyendo su parte espiritual, sin cometer el error más peligroso: quedarnos con lo material y despreciar lo espiritual” o viceversa, explicó.
“Por eso Ierushalaim adquiere el concepto de santidad”, agregó el representante de Bnei Akiva en el Consejo.
“No queremos un judaísmo que desprecie al Estado de Israel y a los patriarcas del sionismo, quienes se ocuparon de construir la parte material y física de este Estado, queremos un judaísmo verdadero, inclusivo, abarcativo, vinculante; un judaísmo que valore lo material como valora lo espiritual; un judaísmo de Éretz Israel; un judaísmo de Ierushalaim”, proclamó, antes de citar al máximo referente del sionismo religioso, el rabino Abraham Kook: “la esperanza de salvación fue la fuerza que mantuvo con vida el judaísmo durante el exilio, pero el judaísmo de Éretz Israel es la salvación misma”.
El acto culminó con la entonación de la Oración por la Paz en Israel, a cargo del rabino de la Comunidad Talpiot, Itay Fedor, y de los himnos Nacional Argentino y Hatikva, y un refrigerio.
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