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“Son muchos los cambios que atraviesan los chicos en esta etapa. La adaptación de los niños al jardín, implica que se familiaricen con un nuevo ámbito, la escuela, diferente a lo conocido. Paulatinamente comienzan a establecer vínculos con docentes, otros adultos y niños, logrando permanecer sin la presencia de sus padres, durante la jornada diaria”, comenta la Lic. Irene Steinberg, a cargo del gabinete del Nivel Inicial.
“Esta adaptación no ocurre de forma inmediata, las variaciones entre un niño y otro son grandes, razón por la cual se hace referencia a un proceso. Como parte del mismo, puede ocurrir que algunos chicos requieran que se prolongue el tiempo de permanencia de su acompañante, o que aún habiendo logrado ya realizar la separación, precisen nuevamente la presencia de su mamá. Esto no debe ser visto como una mala señal, ya que por lo contrario, en muchas ocasiones reforzar la seguridad que brinda la compañía de la mamá o de quien lo acompañe le permite al niño ir observando o participando en las actividades de una manera más relajada, entusiasmándose cada vez más. De este modo, aunque no se avance en la separación, se pude ir ganado terreno en el afianzamiento al Jardín”, agrega.
La Lic. Shoshi Kurc, Coordinadora del Jardín, destaca: “Cada nene tiene su modo particular de conectarse y conocer el Jardín. Esto es considerado por las docentes, procurando respetar sus ritmos”.
Es también por ello que la manera y el momento de hacer la separación del acompañante pueden ser pensados de modo diferente para un nene o para otro. Desde el horario que se combina para estos primeros días, hasta quien conviene más que lo acompañe en vista de que le resulte más fácil despedirse (si la mamá, el papá, la abuela o viniendo en transporte escolar).
La forma en que las docentes se vinculan con los chicos en esta etapa responde a lo que van descubriendo en este momento de conocimiento mutuo. Algunos nenes requieren estar a “upa” en varios períodos de la mañana, sintiéndose así contenidos. Otros precisan moverse más libremente por los diferentes espacios, explorando, descubriendo todo cuanto hay alrededor. Es en la cotidianeidad, en la reiteración, que los chicos irán adueñándose de los lugares del Jardín en donde llevan a cabo las propuestas”.
La Prof. Tzivia Garelik de Keiniger explica: “En cuanto a la relación entre los chicos, este es un aspecto que suele generar una gran expectativa por parte de los padres. El ingreso de los nenes al Jardín responde entre otros factores, al deseo de favorecer la socialización de los chicos, en este caso, en el ámbito escolar. Esta finalidad coincide justamente con una de las funciones de la escuela. Cabe aclarar, que se trata de un gran aprendizaje que se inicia desde el nacimiento, y continúa a lo largo de la vida misma”.
“Durante este primer período del año, los nenes van teniendo un registro que será cada vez más discriminado, acerca de los otros nenes de la sala, pero inicialmente el afianzamiento del vínculo se da entre el nene y las docentes”. Agrega.
Así como los padres son los nexos para que los chicos se conecten con las docentes, el rol de las maestras funcionará a lo largo de este y los siguientes años escolares, como nexo de los nenes entre sí, ayudándolos a socializarse a través de la comunicación y el juego.
“Dadas las características de esta edad, en la que los nenes se hallan centrados sobre sí mismos, el contacto con los otros chicos es variado: una sonrisa, una mirada, como así también un posible empujón, un tironeo por un juguete o acaparar la atención y el “upa” de las docentes, intentar ser siempre primero en recibir el desayuno/merienda”, dice Garelik.
Un punto que suele preocupar a los padres es si su hijo llora durante la jornada. Con respecto a ello, es importante entender que el llanto es una de las reacciones posibles en la adaptación. Implica un reconocimiento por parte del niño, de que algo diferente está ocurriendo. Es por ello que aún habiendo hecho la separación del adulto sobrevenga el llanto algunos días después. Llorar es el modo de comunicar que algo les disgusta o les provoca extrañez.
Es común que lloren unos instantes en este período, cuando se realiza un cambio de actividad, o hay un nuevo desplazamiento, por ejemplo, del patio a la sala. Los chicos se desorientan en ese momento respecto a lo que va a ocurrir. Luego, con el inicio de la siguiente propuesta, vuelve a reinar la calma. A veces, el llanto responde al cansancio, ya que una de las adaptaciones es también al horario del Jardín, que tiene su propia regularidad diferente al hogar como hacer siestas cortas dentro de la mañana/tarde en sus casas, modificándose en parte alguna de sus costumbres previas”, señala la Lic. Steinberg.
La Directora del Jardín concluye: “Para los padres, la adaptación cobra también un significado particular, porque así como no hay dos niños iguales, los padres también son diferentes entre sí. Genera variadas sensaciones y ambivalencias: querer dejar al nene en el Jardín, pero extrañarlo al despegarse de él, etc.…. O puede despertar dudas acerca de la elección de la escuela ¿será el Jardín apropiado para nuestras expectativas?, dudas acerca de la edad de ingreso ¿no será muy chiquito para ir al Jardín? o por el contrario ¡qué increíble! ¡No imaginaba que podía estar mi hijo tan bien junto a otros chicos de esta edad!”
Desde la escuela, docentes y el equipo de Dirección siguen tendiendo puentes para conocer y para poder acompañar en esta hermosa, pero no siempre sencilla, etapa de adaptación.
A lo largo de estos años, el Jardín se expandió, otorgando relevancia a la escolarización temprana y respondiendo a las demandas y necesidades cada vez más generalizadas por parte de los padres de incluir la sección del Jardín Maternal, incorporando alumnos a partir de los 10 meses con la opción de jornada completa u horario extendido.
Las puertas del Jardín Natan Gesang están abiertas para que conozcan la propuesta.