Los pasajes de la aerolínea israelí El Al están observando un fenómeno reciente relacionado con un aumento en la cantidad de hombres ultra ortodoxos que se acercan las pasajeras antes del despegue y les solicitan para cambiar los asientos, aseguraron clientes de El Al y operadores turísticos.
Si bien el fenómeno de hombres haredi que se acercan hacia las pasajeras mujeres no es algo nuevo, pero ahora los clientes están tratando de asegurase bloques de asientos para ellos.
Su persistencia está causando la consternación y la fricción entre usuarios, mientras que también desencadenó una serie de problemas logísticos en el transcurso de algunos vuelos.
Mark Feldman, quien dirige las Ziontours con sede en Jerusalem, dice que El Al está permitiendo a la segregación.
"Yo estaba sentado en mi asiento de la ventana, que es mi favorito, y un hombre jasídico con un grupo me preguntó si yo estaba dispuesto a cambiar de asiento, para que puedan sentarse hombres con hombres y mujeres con mujeres", recuerda un pasajero de El Al que recientemente voló desde Israel a Nueva York. "Él me ofreció su lugar, justo detrás de donde yo estaba sentado en el asiento del medio, pero yo le dije que no aceptaba", agregó.
El pedido de estas solicitudes haredi surge en el marco de una rigurosa insistencia en la separación de sexos en determinados barrios israelíes, en los colectivos y en espacios públicos para sentarse y los supermercados.
"Hay una participación pasiva de El Al," afirmó Mark Feldman, quien agregó que la aerolínea “en lugar de defender los derechos de los pasajeros, está permitiendo que este comportamiento continúe".
Los intentos de cambio de los asientos se producen normalmente, sin embargo algunos pedidos se realizar de manera que las mujeres se sienten obligadas a cambiar de lugar e incluso, a veces, los haredim solicitan a los auxiliares de vuelo que intervenga personalmente para resolver estas situaciones.
Los haredim insisten no sólo en la separación de los sexos, sino que también prefieren sentarse juntos a fin de acelerar a la formación de un quórum para las oraciones de la tarde y la mañana. También argumentan que si se sientan juntos les permite excluir de su campo de visión las películas que ofenden sus sensibilidades culturales y religiosas.
Los operadores turísticos que trabajan con la comunidad religiosa les echan la culpa directamente a los pasajeros. "Si ambas partes se respetaran más, esto no sería un problema", dijo un empleado.
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