Marcelo Dborkin tiene 45 años y tres hijos, y desde hace un trienio preside la Organización Hebrea Argentina Macabi, que acaba de adquirir terrenos en La Cumbre, en la provincia de Córdoba, para expandir su sede Macabilandia (foto).
“Es el sueño que se hizo realidad”, explicó en diálogo con la Agencia Judía de Noticias, acompañado por el director general de la entidad, Natalio Furmanski.
Se trata de “unas cuatro hectáreas y media, una de las cuales es el único llano pegado a Macabilandia, que es más grande que el campamento actual y lo incorporamos sólo con tirar un alambrado, y una montaña mística para los macabeos, el monte Feldman”, detalló Dborkin.
MD.- Creo que hay muchos sueños en los cuales venimos trabajando, como la fundación de un equipo, pero me parece que ésta es la frutilla del postre.
P.- ¿De qué estamos hablando?
MD.- En cuanto a tierras, es una tierra más. Lo que pasa es que tiene el aditivo del sentimiento, que en Macabi es una palabra muy fuerte, y creo que Macabilandia es uno de los pilares fundamentales de esa mezcla de formadores del sentimiento. Los chicos lo maman de chiquitos y va pasando de generación en generación, lo cual hace que lleguemos con una fortaleza y una identificación con la institución increíbles y difíciles de comparar.
P.- Entre las sociodeportivas, Macabi siempre fue símbolo de educación. ¿Macabilandia es parte de esa formación?
MD.- Sí, es el pilar fundamental de la educación, independientemente de todo lo que creamos durante el año, como el incentivo para que los chicos vayan a los grupos, (cuya asistencia) viene aumentando de manera abismal, y con la bandera del Curso de Líderes, que también viene creciendo. Macabilandia es el paso final de cada uno de los ciclos, que todos, janijim y madrijim, esperan ansiosamente durante el año. No sólo batimos records de participación en grupos año a año, sino también en Macabilandia, llegando a la capacidad máxima. Y la incorporación de estas tierras nos permite que vayan más chicos a abrir el horizonte y la cabeza.
P.- Natalio, ¿cuántos chicos pasaron por Macabilandia?
NF.- Hace un mes abrimos un grupo de Facebook que se llama “Yo fui a Macabilandia”, y en los últimos días realmente ha estallado. Empezamos divirtiéndonos y hoy tenemos casi 800 participantes, que no dejan de mandar fotos. Una de las preguntas que hicimos es quién se anima a decir cuántos acampantes, madrijim y directores han pasado por Macabilandia. En 2013 Macabilandia va a cumplir 70 años y estaría buenísimo saber qué cantidad de acampanes han pasado por allí. A Macabilandia no la ha usufructuado solamente Macabi, sino Bet Am de Lanús, CISSAB, Macabi Córdoba, se han hecho campamentos latinoamericanos y un montón de proyectos. Con éste de Facebook estamos en camino a encontrar a todos aquellos que han pasado por Macabilandia y numerarlos, como hacemos en los campamentos. En eso creo que hay que separar a Macabi de Macabilandia, que es un ente especial y, después de Macabi, es el proyecto más importante de la historia. Macabi tiene 81 años y Macabilandia va a cumplir 70. Es difícil que un proyecto dure tanto. Y el tercero más importante, que casi cumple 40 años, es la Escuela de Madrijim.
P.- Estás involucrado en un proyecto de Macabi Mundial para la generación a la que pertenecés. ¿Hay algo en este proyecto de Macabilandia que puede ser ejemplificador o puede ser una señal para una generación joven u otras instituciones?
MD.- Creo que Macabilandia fue una fuente de energía ideológica. Quizá muy pocos de quienes no han pasado por Macabi conocen realmente que, más allá de la mística, tiene una historia ideológica muy rica como aguante a la dictadura y el antisemitismo. En Israel, la Universidad Hebrea de Jerusalem convocó a “Tata” (Mauricio Furmanski, radicado en ese país hace más de 30 años) y están estudiando qué pasó con las persecuciones a las comunidades en el mundo, el fenómeno de la dictadura militar, la cantidad de chicos judíos que se perdieron y también a Macabilandia como un lugar de rescate ideológico de la identidad judía. También estamos pensando con CLAM (Confederación Latinoamericana Macabi) en hacer un campamento latinoamericano para madrijim o coordinadores, para rescatar la ideología que tanto se perdió entre los jóvenes y adultos. Estamos viviendo una vida exprés, todo es ahora o dentro de un rato y tenemos poco tiempo para profundizar en lo ideológico, y me parece bueno que volvamos a esa mística. “Tata” fue el que rescató el Curso de Líderes y lo volvió a poner como un proyecto principal de rescate ideológico de los jóvenes. Hoy, los madrijim transmiten ese cambio en la ideología de la identidad judía, y los profesores de educación física que llevan a los grupos son los madrijim que generó “Tata”. Marcaron tendencia y dejaron el surco marcado para lo que vino detrás.
P.- ¿Cómo está visto Macabilandia por tus pares?
MD.- La gente mira desde afuera tanto a Macabilandia como al sentimiento macabeo y no entiende cómo se forma y transmite todo eso. Somos fuertes transmisores del pertenecer a la institución. Ellos lo miran sanamente con envidia porque tenemos usuarios de la institución en quienes logramos un sentido de pertenencia. Lo social es muy fuerte, uno de los pilares. Es increíble, pero el que pisa Macabi no se va porque ve la mística. Macabi abraza, y eso a nadie le pasa. O si por circunstancias de la vida están en otra institución, quien estuvo en Macabi es macabeo y el sentimiento se mantiene, venga o no. Soy macabeo desde la cuna. Fui a Macabilandia desde los 8 años, cuando tenía carpas y dejábamos la ropa en cajones, hasta las últimas semanas, cuando fui a firmar como presidente de la institución. Soy el primero que llega (a este cargo) después de haber pasado por Macabilandia y egresado del Curso de Líderes de Macabi. Hay un recambio generacional en la institución: formamos un combo increíble de gente joven, que empezó como voluntaria y viene con fuerzas y ganas, unida a la experiencia que marca la conducción, que está dando estos resultados explosivos: Macabi está brillando y feliz. Hacía muchos años que Macabi quería extender la cantidad de tierras que tiene en Córdoba, pero por distintas circunstancias se intentó y fue imposible. Hace 6-8 meses que empezamos con una nueva negociación, que fue desgastante, hasta que ambas partes llegamos a un entendimiento para anexar unas cuatro hectáreas y media, una de las cuales es el único llano pegado a Macabilandia, que es más grande que el campamento actual y lo incorporamos sólo con tirar un alambrado, y una montaña mística para los macabeos, el monte Feldman, que ahora queda incorporado a Macabilandia.
P.- En lugar de agregar casas en su sede en San Miguel, esta institución compra un terreno en Córdoba.
NF.- Creo que así como los israelíes son medios locos con lo que hacen, porque a veces sorprenden, también estos dirigentes tienen mucho coraje y se la juegan. Algunos no estábamos de acuerdo, no entendíamos para qué, pero hoy, después de anunciar la compra, lo que (la noticia) generó en todos aquellos que pasaron por Macabilandia sobrepasó ampliamente las expectativas. Mientas algunos extienden las tierras para mejorar, embellecer y dar lugar a la comunidad, nosotros apostamos a la formación y la educación, entendiendo que al extender las tierras podemos incorporar a más jóvenes y adultos y trasmitirles identidad, que es el valor supremo para que un socio forme parte de una comunidad. Podés jugar bien al fútbol, al tenis, te gusta comer asados, pero aquel que pisa y vive Macabilandia tiene un valor agregado difícil de transmitir. Ésta es la visión que tuvieron estos dirigentes.
P.- ¿Cómo se comunica alguien interesado en ser parte?
MD.- El canal de comunicación es entrar al (perfil de) Facebook “Yo fui a Macabilandia”. Te vas a sorprender de la cantidad que hay: me llueven mails, inscripciones, fotos, no sólo de nuestra institución, sino de directores y secretarios de otras, que nos felicitan por lo que hicimos porque conocen la historia de Macabilandia. Terminamos creyendo que está muy bien lo que hicimos. Lo celebro y hay que aprovechar el momento. Creo que trabajar en un lugar místico, mágico, que trasmite identidad, es fundamental para el futuro no sólo de Macabi, sino de la comunidad. Las puertas están abiertas para quienes quieran vivenciar este momento que vive Macabi hace ocho décadas, revalidado con fuerza en los últimos años en cuanto a personificación, pertenencia y a agrandar la familia.