“La brutal represión del gobierno contra la disidencia en Siria ya se ha cobrado la vida de más de 3.500” personas, declaró a la prensa hoy, martes, en Ginebra, Ravina Shamdasani, vocera de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“Desde que Siria firmó el plan de paz patrocinado por la Liga de Estados Árabes, la semana pasada, más de 60 personas habrían sido asesinadas por las fuerzas militares y de seguridad, incluyendo a al menos 19 en el domingo, cuando se conmemoró Eid al-Adha”, agregó.
Ayer, lunes, fuerzas leales al presidente Bashar al-Assad volvieron a entrar en Homs, sede de un foco opositor, matando a al menos dos personas, según los activistas.
Se suman a los más de un centenar de muertos de la semana pasada, cuando la ciudad fue objeto de disparos de tanques durante seis días.
Los manifestantes opositores del barrio de Bab Amro se ven reforzados por un número cada vez mayor de desertores del ejército, que se suman a una sublevación que lleva casi ocho meses.
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