El principal argumento del Informe Goldstone, debe mencionarse, es que Israel mató civiles con un objetivo intencional; mató por matar. Hay muchas palabras vanas en las cerca de seiscientas páginas del informe. Pero, parece, que ese argumento, y no casualmente, obtuvo mayor preponderancia. ¿Cómo se evalúa esa intención? Hay diversos métodos. Uno, por ejemplo, es la revisión de las proporciones. Si, en un determinado enfrentamiento, murieron mil civiles y diez combatientes; existe una seria sospecha que, el objetivo fue la matanza de civiles y no la muerte de combatientes. Castigo colectivo. Eso es lo que se sostiene en el Informe Goldstone.
Goldstone vuelve a eso: “Si hubiera sabido entonces lo que sé hoy, el informe hubiera sido diferente”, escribió Goldstone hace dos semanas y lanzó una bomba.
Abandonemos, por un momento, a Goldstone que ya goza de cientos de miles de artículos y publicaciones que intentan analizar los tejidos de su alma. Es difícil disculparlo por el solo hecho de haber generado la trama. Y, de todos modos, le cabe el perdón. Se retractó.
El problema es con aquellos que se enamoran de la trama. Son obstinados. Así son los compañeros de Goldstone en la Comisión que difundieron, ayer, su voz en el diario local “The Guardian” británico; un periódico que continuará inflando la historia del informe.
Una vez tras otra, los periodistas le preguntaron a Goldstone sobre la muerte de civiles a manos de Israel en comparación, por ejemplo, con el ejército norteamericano. Al principio insinuó, en la entrevista concedida a Lionit Levy, en el canal 2, “No investigué los actos del ejército norteamericano en Irak”.
Una respuesta lógica.
En relación a enfrentamientos similares, Israel dañó a menos civiles
Transcurrieron algunas semanas y, el mismo Goldstone dijo, en la entrevista a PBS, que “el ejército norteamericano tomó medidas extremas para evitar daños a los civiles”. Parece que, entre y entre, alcanzó a realizar una investigación a pesar que, nadie, escuchó sobre ella.
Si somos serios, resulta claro que, Goldstone, no tiene idea. Se le pidió llenar la cabeza del Estado de Israel, anunciar que es el monstruo sobre la tierra y es hizo. Sus compañeros, en la Comisión y otro grupo de idiotas útiles de Israel y el mundo, lo ayudaron a imaginar la historia. No todos sus argumentos son mentiras. Pero, cuando se toman sucesos en el nivel micro se los infla en dimensiones monstruosas. El resultado es que Israel es el monstruo.
Para evaluar el argumento de la matanza intencional, podemos aislar una lista de conflictos, en las dos últimas décadas, en las que hubo enfrentamientos parecidos al de Gaza: un estado frente a una entidad militante, semi – militar. Así, Rusia contra Chechenia. Así, Pakistán contra los Talibán en el Valle de Swat. Y así, en todos esos enfrentamientos, la cantidad de civiles que murieron en relación a los combatientes es muy grande, en forma relativa y absoluta, con respecto al enfrentamiento en Gaza. Mucho más; decenas de miles en Chechenia y Sri Lanka y miles en los enfrentamientos de Estados Unidos y Pakistán en el Valle de Swat. Solo Israel, y solamente, daña menos a los civiles.
No hay ninguna necesidad que, la Asamblea de Naciones Unidas, envíe flores a Israel, por su cuidadosa protección de las vidas humanas. Pero, la misma Asamblea justamente envió flores a Sri Lanka que, algunos meses después de la operación Plomo Fundido, hirió a los monjes tamil, en medio de la masiva matanza de decenas de miles de civiles inocentes. Esos son los hechos; claros como la luz del sol.
Pero, los compañeros de Goldstone en la Comisión, se obstinan. La verdad es que se obstinaron aún antes de haber sido designados para conformar la Comisión o, si somos más exactos, fueron incluidos en la Comisión dado que sus posiciones eran conocidas con anticipación. Christine Chinkin publicó una carta en “The Times” holandés donde argumenta que los “actos de Israel no son de auto-defensa sino delitos de guerra”. Los otros dos, Hila Jilani y Desmond Travers firmaron un llamado de investigación a partir de los delitos de guerra cometidos durante la operación. Ese es el contexto al anuncio publicado, por los tres, ayer en el diario. Ellos no renunciarán a la trama.
¿Son los únicos? También Naomi Hazan aparece en la foto. Publicó un anuncio, al inicio de la operación, sobre la “matanza” que Israel comete. Ese fue un puntapié a la tormenta contra Israel que terminó con el informe vergonzoso. Ahora deberá decidir si se retracta, como Goldstone, o se queda al lado de los otros miembros de la Comisión.
El público israelí tiene derecho a recibir una respuesta.