La posible decisión se debe a que el TIJ, que tiene previsto reunirse el 23 de febrero, ha invitado a participar a la Liga Arabe en el proceso contra la construcción del polémico muro, informaron hoy, viernes, fuentes gubernamentales.
La decisión sería adoptada el próximo domingo durante la reunión semanal del Consejo de Ministros bajo la presidencia de Ariel Sharón, quien esta semana había comenzado sus consultas con abogados de distintos ministerios con vistas al debate en ese Tribunal.
Esa corte internacional se reunirá en la ciudad holandesa debido a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU destinada a determinar si esas obras millonarias en las que está empeñado el Gobierno israelí, con el consenso popular, son o no legales.
Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tienen que presentar hasta fines de este mes sus escritos a favor y en contra.
Los jueces del TIJ han autorizado a la Liga Arabe, que agrupa a todos los estados de ese carácter en Oriente Medio y Africa, a presentar informes por escrito y verbales durante las deliberaciones.
Hasan Abu Libdeh, director de la oficina del primer ministro palestino, Abú Alá, informó de que también representantes de países no árabes podrán alegar contra la construcción del muro.
«Esta es como la crónica de una muerte anunciada», dijo un funcionario israelí remedando el conocido relato del escritor colombiano Gabriel García Márquez. «Podemos adivinar de antemano cuál será el fallo del Tribunal de la Haya», comentó.
El Gobierno israelí, que contrató los servicios de una agencia internacional de relaciones públicas para defender su posición ante ese Tribunal, sostendrá que la construcción de esa «valla de seguridad» a lo largo de Cisjordania, y en tierras palestinas expropiadas de facto, tiene por objeto impedir la infiltración a Israel de suicidas palestinos y miembros de la resistencia.
«Israel también aislará a Jerusalén -en la que residen unos 230.000 palestinos- mientras Estados Unidos está concentrado en sus próximas elecciones presidenciales y en la situación existente en Irak», dijo ayer Abú Alá.
Ese muro de seguridad o «separación», del que Israel levantó ya unos 150 kilómetros en Cisjordania septentrional -de un total de 750 kilómetros hasta el sur de ese territorio- «es el principal obstáculo para resolver el conflicto» entre los dos pueblos, agregó.
El gobierno israelí insiste en que esa valla de obstáculos, que cuenta con tramos de cemento armado de ocho metros de altura cuando pasa cerca de centros urbanos palestinos, «no es una frontera política, sino, exclusivamente, una línea defensiva de seguridad».
La gran mayoría de los más de cien atentados suicidas en ciudades israelíes desde que comenzó el alzamiento (Intifada) de los palestinos contra la ocupación militar y por su independencia, hace más de tres años, fueron perpetrados por militantes de Cisjordania.
«Entre los árabes y en la comunidad internacional existe la creencia de que ese muro puede conducir finalmente a la expulsión y un nuevo éxodo de palestinos, y desencadenar un caos en Oriente Próximo», dijo Abu Libdeh a la prensa aludiendo a los centenares de miles de refugiados de la primera guerra árabe-israelí de 1948/9.
Sharón, dispuesto a tomar «medidas unilaterales» para una separación de los palestinos si fracasaran las negociaciones de paz, actualmente estancadas, indicó que el Ejército se retiraría en tal caso hasta «una línea de seguridad», que no aclaró por dónde pasaría, lo que hace pensar que quizá sea la del muro, levantado en tierras expropiadas de facto a miles de campesinos palestinos.
Según el plan de paz del Cuarteto de Madrid, la «Hoja de ruta», en el 2005 tendría que crearse un Estado palestino independiente en Gaza y Cisjordania, y sus fronteras deben ser negociadas.
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