Sharon pidió a los palestinos que cumplan al pie de la letra sus compromisos asumidos en la «hoja de ruta», empezando por las medidas contra los brazos armados de los grupos integristas. Según dijo, «eso llevaría a la creación de un Estado palestino independiente al lado de Israel». Sharon, criticado por la Administración Bush por incumplir su compromiso de desmantelar decenas de enclaves ilegales en Cisjordania, fue muy tajante al prometer hacerlo, añadiendo que «así lo haremos y punto». Sin embargo, puso una espada de Damocles sobre la cabeza de su homólogo palestino, Ahmed Qurei (Abu Ala): «Si en los próximos meses los palestinos no hacen un esfuerzo similar para solucionar el conflicto, no pienso esperarles de forma indefinida. En ese caso, Israel iniciará una serie de medidas unilaterales para alejarse de los palestinos», dijo Sharon.
En ese momento, y a la mitad de su discurso, el líder de la derecha israelí y verdadero promotor de la colonización de la gran tierra de Israel lanzó su bomba política: las medidas unilaterales incluirían la retirada del Ejército hacia nuevas líneas de seguridad y la evacuación de asentamientos aislados, situados en el corazón de la población palestina. El primer ministro no hizo mención, sin embargo, al muro de Cisjordania con relación a este nuevo trazado, por lo que no dejó claro si coincide con el mismo. Sharon tampoco detalló a qué colonias se refería pero, según pudo saber «La Vanguardia», Israel entregó a Estados Unidos una lista de 17 asentamientos en Gaza y Cisjordania, a evacuar en el futuro en el marco de un tratado de paz o de las medidas unilaterales, más allá de los enclaves ilegales. Se trata por ejemplo de Ganim y Kadim, situados al lado de Jenín, en el norte de Cisjordania, o de Netzarim, en el que oficialmente viven 60 familias israelíes rodeadas de un millón de palestinos de Gaza, pero en el que en realidad habitan regularmente menos familias y el colmado local abre sólo una hora al día.
Inmediatamente después del discurso, Estados Unidos pidió al Gobierno israelí que no adopte medidas unilaterales. Aun así, ayer fuentes de Washington subrayaron que el apoyo de Sharon a la «hoja de ruta» y su intención de desmantelar enclaves y colonias «son muy buenas noticias».
Ariel Sharon intentó endulzar la píldora a los colonos diciendo que se trata de un plan «para garantizar un mínimo de fricciones entre israelíes y palestinos». Y añadió: «Es una medida extraordinariamente difícil para mí, pero yo ya había dicho que Israel no permanecería en todos los lugares en los que nos encontramos hoy en día».
El primer ministro palestino, Ahmed Qurei (Abu Ala), reaccionó en tono cauto pero crítico: «Si el plan significa que Israel sentará nuevos hechos sobre el terreno que se contradigan con los derechos nacionales de los palestinos y de las resoluciones internacionales, nadie puede aceptar algo semejante». Un destacado periodista palestino opinó que «la única luz fue que por primera vez un líder del Likud rompe el tabú al declarar que el sueño de la gran tierra de Israel está muerto y enterrado y que al menos unos 100.000 colonos tendrán que dejar sus casas». El Consejo de Colonos reaccionó con gran dureza al discurso de Sharon señalando que «se trata de un suicidio». Aunque por ahora se trate sólo de declaraciones, la gran pregunta –por ahora sin respuesta– es si el estadista Sharon ha roto definitivamente con el viejo Arik. Fte L.V.D.HENRIQUE CYMERMAN