Como gesto de pacificación, también afirmó que no tiene la intención de lanzar una operación masiva para el desarme y desmantelamiento de las milicias radicales, que entre los pasados junio y agosto mantuvieron una tregua más o menos respetada. Así, afirmó que continuará negociando con estos grupos, priorizando «la mentalidad de diálogo» por encima de la «mentalidad policial».
Desde que las milicias de Hamás, Yihad Islámica y las Brigadas los Mártires de Al Aqsa declararon el alto el fuego unilateral, Israel inisitió en reclamar que la Autoridad Palestima fuera más lejos y procediera a su desintegración completa. A pesar de la tregua se produjeron numerosas operaciones israelíes en los territorios, acompañadas de detenciones, y aunque se produjeron liberaciones de presos, las críticas contra Mazen desde sus propias filas fueron creciendo.
Finalmente, los atentados de Hamás y Yihad pusieron punto final a la tregua, y Abbas considera que la principal responsabilidad recae en el Gobierno de Ariel Sharon, que, en su opinión, estuvo «incómodo» desde el principio con la tregua y fue el primero en «destruir la confianza».
«Sin una unidad de autoridad y sin la unidad de la toma de decisiones, y sin un absoluto refuerzo de la ley por encima de todo, y sin una fuerza legítima en manos de una única autoridad, y sin pluralismo político, no podremos dar ni un solo paso en la vía política», advirtió.
Abbas también dirigió parte de sus críticas a Washington, instando a la administración de George Bush a presionar a Israel para que acabe con sus operaciones en los territorios palestinos y se comprometa con la ‘Hoja de ruta’. En términos generales, instó al ‘Cuarteto’ (formado por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU) a reforzar el trabajo en favor del proceso de paz.
Fte E.Press