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La medida constituye el último paso de muestra que, Hezbollah, carece de toda intención de cumplir la Resolución 1701, a partir de la cual finalizó la Segunda Guerra de Líbano. Las exigencias incluyeron entre otras, el desprendimiento – por parte del movimiento- de todo su arsenal. La negativa de Hezbollah de vaciar sus depósitos, genera divisiones en Líbano y temor en Israel. Fuentes militares israelíes alertaron sobre la continuidad del poder de la organización y su influencia en el sistema político de Líbano. El gobierno de Líbano habilita y brinda legitimidad al proceso a través del cual Hezbollah crece y cobra poder del modo más grave, desde nuestro punto de vista y a largo plazo, lo que representa un paso muy negativo, manifestaron en las filas del FDI.
Por otra parte, las mismas fuentes, destacaron el aspecto positivo de la decisión ya que, de hecho, Líbano declaró su responsabilidad sobre toda acción agresiva por parte de Hezbollah. Eso significa que, frente a todo disparo aislado, se podrá actuar sobre Líbano. En caso de producirse una nueva guerra, al ejército israelí le resultará más fácil actuar y llegar a un acuerdo frente a un estado que frente a un organismo terrorista. Si mañana estallara una guerra contra el Estado de Israel, existiría una dirección clara, que debe ser expuesta ante el mundo entero: el Estado Soberano de Líbano. Más aún; creo que el público libanés, luego de la Segunda Guerra de Líbano, no se alegra mucho por una batalla, expresó el General Ben Reuven.
Las fuerzas responsables de la seguridad en el norte esperan que continúe la calma y el hecho que, el gobierno de Líbano, se convierta en responsable de Hezbollah -o quizás al revés- y provoque el desmantelamiento de la organización, que le adeuda ahora, un crudo balance a los ciudadanos de todo Líbano.cidipal