Jerusalén. – Israel conmemoró ayer los actos en recuerdo a los soldados caídos en sus guerras contra los países árabes y en los atentados palestinos y las fiestas en honor al 55.º aniversario de la creación del país, en cuya celebración el primer ministro israelí, Ariel Sharon, afirmó que «es mi obligación poner fin a las guerras y conducir a Israel hacia la paz». Esta conmemoración se vio ensombrecida por el asesinato de un colono judío, que fue reivindicado por el brazo armado de Al Fatah, en la carretera entre Ramallah y Nablus. En este ataque, su hija, de 5 años, y un hombre de 25 al que había ido a recoger, resultaron gravemente heridos.
Miles de policías, soldados y guardias fronterizos se desplegaron anoche y hoy en todo el país, donde centenares de miles de personas salieron a las calles para celebrar las fiestas de la independencia, ante el temor de atentados suicidas. El jefe del Estado Mayor israelí, el general Moshe Yaalon, afirmó que el primer ministro palestino, Abu Mazen, está a favor de la paz, pero que la principal amenaza para su nuevo Gobierno es el presidente Yasser Arafat. Añadió, no obstante, que «el enfrentamiento con los palestinos, que dura ya dos años y medio, ha pasado ya su peor momento».
Yaalon presidió diversos actos en recuerdo de los 21.540 israelíes muertos en las seis guerras con los países árabes y en ataques palestinos desde la creación de Israel, el 14 de mayo de 1948. Los caídos pertenecen a la mayoria judía del país, un 81% de sus 6,7 millones de habitantes, y a los combatientes de los sectores druso, beduino y circasiano, que sirven en diferentes organismos de seguridad del país.
Pese a la persistencia de la violencia, israelíes y palestinos parecen dispuestos a seguir las dictados del «cuarteto de Madrid» (EE.UU., la UE, Rusia y la ONU) y aplicar la primera fase de la «hoja de ruta», que puede conducir en el 2005 a la creación de un Estado palestino.