El sociólogo argentino y director de la Universidad Hebraica de México, Daniel Fainstein, afirmó que el antisemitismo se convirtió en “un virus mutante que se va redefiniendo en una judeofobia”, y alertó que a diario unos 100 mil latinoamericanos visitan páginas neonazis en la red de Internet.
En una entrevista exclusiva con la Agencia Judía de Noticias (AJN), Fainstein advirtió que en la actualidad “se ven cambios en la forma de plantearse el antisemitismo”, ya que se presenta como “un virus mutante que se va redefiniendo como judeofobia en sectores antiglobales y grupos de izquierda radicales”.
“Todo aquel que está conectado con Estados Unidos parece negativo. La crisis de Israel genera hechos antisemitas, pero no siempre”, apuntó el sociólogo, quien también fue director del Vaad Hajinuj de la Argentina y decano del Seminario Rabínico Latinoamericano.
Fainstein indicó que “es muy preocupante” una investigación brasileña que reveló que “más de 100 mil usuarios diarios visitan paginas neonazi” en Latino América, lo que a su entender fue interpretado como que “están reciclando” el nazismo.
“De todas formas, salvo alguna política antiisraelí no es el principal problema de la vida judía. Siempre hay grupos de izquierda y el antisemitismo no es un problema existencial en el caso de las comunidades”, indicó.
Respecto de la situación de la comunidad judía de Venezuela, que sufrió varios ataques durante el gobierno de Hugo Chávez, el sociólogo argentino invitó a analizar la situación como “parte de un proceso de América Latina, de regiones populistas, donde hay sociedades con enormes diferencias sociales, con sectores excluidos de poder incorporarse a la economía y a la sociedad misma”.
“Esto se va incrementar en Ecuador, en Bolivia, en Nicaragua, porque la polarización social sigue siendo muy fuerte en América Latina”, advirtió.
Para Fainstein también se plantea desde este bloque de países “un discurso antiamericano de estos regímenes que favorece la retórica antiisraelí, lo que no es necesariamente un elemento antisemita fuerte”.
A la hora de explicar las razones por las que la comunidad judía es blanco de ataques en Caracas, el analista señaló que “tiene que ver con la ubicación socioeconómica de las comunidades”.
“El proyecto bolivariano está afectando en cierta medida la dinámica de la clase media no solo judía. Por ejemplo, la nueva ley de educación está atentando también la autonomía de la educación de la Iglesia Católica. No veo que el antisemitismo sea un tema central”, subrayó.
En cuanto a la presencia de células de la organización libanesa Hezbollah, como denunció la Cancillería israelí, Fainstein estimó que se ven “algunos movimiento que están dando una reconfiguración política internacional donde, sin duda, hay países que aspiran a ser potencias regionales y tener una proyección, donde los límites entre lo lícito y lo ilícito no es muy claro”.
Sin embargo aclaró que estos movimientos “si bien pueden ser preocupante, aún en la Argentina con los atentados a la embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994), no alteraron la existencia judía, generaron una enorme crisis pero no alteraron”.
Consultado sobre los beneficios de la relación entre Venezuela e Irán, Fainstein señaló que es parte de “una situación recíproca”, y aclaró que “para hacer un análisis de la coyuntura hay que tener en cuenta lo nacional, lo regional y lo internacional”.
“No es una cuestión bilateral lo de Irán – Venezuela, es mucho más amplio. Hay que entender todo un razonamiento en una época que Estado Unidos quedó muy debilitado, lo que produjo que sectores regionales pequeños asumiesen una presencia fuerte haciendo alianzas con sectores que cuestionan la hegemonía norteamericana”, explicó.
El sociólogo agregó que estos grupos buscan aprovechar el malestar ante Estados Unidos para “volver a ciertos elementos tercermundistas que fueron un fracaso porque no dieron respuesta a sus pueblos”.
Como profesor de Pensamiento Judío, Judaísmo Contemporáneo y Educación, Fainstein apuntó que en las comunidades “hubo un fortalecimiento de la vida religiosa” que se plantea de manera “variada”.
“En principio, hay que entender que las comunidades de América Latina son diversas tanto en su demografía en sus contextos nacionales como en su composición religiosa, étnica y en los desafíos que enfrentan”, precisó.
Al explicar este fortalecimiento de la vida religiosa, Fainstein no dudó en vincularlo con “el debilitamiento del judaísmo cultural lacio que fue tan importante en el cono sur con los inmigrantes que llegaron y vinieron con las nuevas ideologías judías”.
Para el sociólogo, las razones de este debilitamiento cultura están vinculadas a “elementos negativos como la Shoa (Holocausto), la dictadura soviética, la movilidad social y la creación del Estado de Israel que debilitó el sionismo”.
“El debilitamiento del judaísmo cultural generó que el otro componente que es el religioso empezase a cobrar mayor relevancia particularmente en los años ‘80 con el movimiento conservador y después siguieron en la década de los ’90 con los grupos ortodoxos”, indicó.
Al argumentar su explicación, Fainstein citó lo ocurrido en la conducción de la AMIA, en Buenos Aires, donde los grupos religiosos asumieron el control de la mutual judía luego de un largo mandato conservador.
Comentó que en un artículo que publicó bajó el título “Trece tesis sobre judíos y Judaísmo en América Latina”, ya había alertado hace unos años que “cada vez más la presencia religiosa va crear cambios institucionales en las comunidades”.
“Incluso había advertido que “no sería raro que la conducción de la AMIA quede en manos de grupos ortodoxos porque se veía venir debido a que el liderazgo tradicional de los grupos conservadores, como Avodá, se fueron debilitando”, indicó.
Para Fainstein “una de las figuras claves en este cambio fue el rabino Marshal Meyer, quien comenzó a plantear que el judaísmo sionista cultural estaba debilitado y hacía falta renovar a los rabinos religiosos y a la sinagoga como una institución dinámica fundamental”.
Además señaló que “quien abrió la legitimidad (de este cambio) fueron los movimientos conservadores, y sobre ellos construyeron los demás grupos ortodoxos”.
Como rector de la Universidad Hebraica de México, Fainstein describió la realidad de la comunidad judía en ese país, la que “tiene los mejores indicadores de vida comunitaria”.
“México es una comunidad de 40 mil judíos concentrados en un 95 por ciento en la ciudad del Distrito Federal. Es una comunidad que tiene un alto nivel de escolaridad judía, dado que el 90 por ciento estuvo en los colegios judíos desde el kinder hasta que termina”, indicó.
Además destacó que en México hay “una baja tasa de matrimonios mixtos, una alta tasa de activismo comunitario, una alta tasa de conexión con Israel, a través de distintos programas educativos”.
“Con 40 mil judíos tienen 16 colegios primarios con una estructura. Tiene más colegios que Manhattan con una suma de judíos muy pequeña”, señaló.
Fainstein indicó que la comunidad judía de México es “muy tradicional y muy responsable la dirigencia comunitaria”.
“Tiene buenas relaciones con el gobierno con preocupación por la violencia urbana. Es una comunidad que está invirtiendo fuerte en muchas sinagogas”, resaltó, por último, Fainstein.
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