«Bashar al-Assad es un hombre peligroso y su capacidad de discernimiento es limitada», dijo Sharon al diario Yedioth Ahronoth, sumando su voz al coro de acusaciones estadounidenses contra Siria.
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En los últimos días, Washington elevó el tono de sus críticas contra Damasco y acusó a su gobierno de proteger a dirigentes iraquíes, desarrollar armas químicas y apoyar a grupos terroristas, acusaciones que Siria ha rechazado al sostener que, de ese modo, Estados Unidos busca favorecer los intereses de Israel en la región.
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«En la guerra en Irak (Assad) demostró ser incapaz de sacar conclusiones de hechos muy obvios», dijo Sharon. «Todo el que tenga los ojos en su cabeza sabe que Irak estaba del lado perdedor. Pero Al-Assad pensó que Estados Unidos iba a fracasar», agregó.
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Sharon instó al gobierno de George W. Bush a ejercer «una fuerte presión» sobre Siria para sacar a las guerrillas islámicas de Hezbollah del sur libanés y a los grupos radicales palestinos de Damasco.
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El primer ministro también dijo que Al-Assad podría cometer un error de cálculo con respecto a Israel. «El tiene una fuerza bajo su pulgar -Hezbollah- y eso es peligroso», agregó el líder israelí.
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Sharon repitió las acusaciones que hizo antes de la guerra liderada por Estados Unidos contra Irak, y afirmó que Bagdad había desplazado equipos militares a Siria en vísperas de la guerra, ya fuese para esconder armas ante la llegada de las fuerzas estadounidenses o para transferirlas a Hezbollah.
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Pero el primer ministro israelí no llegó a pronunciarse en favor de una acción militar contra Siria, y dijo que las presiones deberían provenir de sanciones diplomáticas o económicas.
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Hezbollah, un grupo militante islámico respaldo por Siria e Irán, ha sido durante largo tiempo una piedra en el zapato para Israel. Sus ataques de guerrilla diarios condujeron en año 2000 a la retirada del ejército israelí del sur del Líbano, zona que ocupó desde 1978.
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Enfrentamientos
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Los dichos de Sharon coincidieron con nuevos incidentes de violencia en Cisjordania y la Franja de Gaza, en los que murieron tres palestinos armados, dos civiles israelíes y un oficial del ejército.
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Los derramamientos de sangre, con tiroteos en una terminal de carga en la frontera entre Israel y Gaza y en un escondite de militantes islámicos en Cisjordania, ensombrecen una vez más la pretensión de la Casa Blanca de implementar un nuevo plan de paz tras la guerra en Irak.
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En lo que el grupo islámico Hamas calificó de venganza por el asesinato de uno de sus principales comandantes, un hombre lanzó granadas de mano y disparó con armas automáticas en la terminal de Karni, desde donde se mueven las mercancías entre Israel y la Franja de Gaza.
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Dos trabajadores israelíes murieron y tres resultaron heridos antes de que el atacante cayera abatido bajo el fuego de los soldados y guardias de seguridad, dijo el ejército. En otro episodio de violencia, un activista de Jihad Islámica murió como consecuencia de los proyectiles lanzados desde una torre vigía del ejército israelí en Rafah.
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