Dos días antes del ataque antisemita en Buenos Aires, la comunidad judía en Miami invitó al embajador Héctor Timerman para expresarle su preoucpación por el antisemitismo en Venezuela y Argentina. La relación con Irán no estuvo ajena a esa reunión. Timerman se hizo presente en una mansión sobre el canal en Bal Harbour y sorprendió a propios y extraños.
Primero se pronunció como cristinista auténtico y luego les juró a los venezolanos presentes que Chávez nunca los echaría de su país. Luego, trató de llevar tranquilidad diciendo que la Argentina es el guardián de los derechos humanos del mundo, y elogió a Hebe de Bonafini. Y concluyó que la Argentina jamás permitiría un ataque a las minorías y que no había antisemitismo en el país. Y citó la visita de CFK al congreso judío en Venezuela hace dos años.
La platea, unas cuarenta personas, no se conmovió y sí hubo caras de estupor y, algunas, de bronca porque todavía estaba latente el ataque producido tres días antes en Buenos Aires durante el acto de la creación del Estado de Israel. Perfil
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