BAGDAD.- Las fuerzas aliadas reanudaron en la madrugada del sábado los ataques sobre Bagdad, horas después del intenso bombardeo del viernes que sepultó en llamas varios edificios de la ciudad.
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Una enorme explosión sacudió el centro de la capital iarquí, que habría recibido el impacto de tres nuevos misiles; por el momento se desconoce el objetivo atacado.
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Las calles de Bagdad estaban silenciosas y desiertas. Las llamas devoraban el Palacio Viejo de Saddam Hussein y nubes de humo cubrían el cielo luego del ataque más feroz en lo que va de la guerra.
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El viernes, las explosiones retumbaron en el centro de Bagdad, donde grandes columnas de humo se elevaban al cielo mientras seguía cayendo una lluvia de bombas.
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Dos horas después, por primera vez desde que comenzó la invasión se escuchó el sonido de aviones que sobrevolaban la ciudad. Un gran incendio iluminaba el sector sur de la ciudad, donde un palacio presidencial fue alcanzado por misiles en el peor ataque desde el inicio de las acciones.
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Aun cuando las fuerzas del presidente Saddam Hussein respondieron al ataque en la capital y otros puntos importantes, también dieron la impresión de baja moral con rendiciones ante las fuerzas de ocupación quienes, en la captura de algunas poblaciones, fueron recibidos sin animosidad por los civiles.
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Esa impresión se reforzó cuando los 8000 integrantes de la 51ra División de Infantería iraquí se entregaron a las tropas de Estados Unidos y Gran Bretaña que avanzaban hacia Basora, la segunda ciudad más grande de Irak.
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La 51ra es una división mecanizada que tenía unos 200 tanques antes de la guerra, según funcionarios estadounidenses y analistas independientes. Era considerada la unidad más importante de Saddam en el sur.
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Tropas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia avanzaron por el sur de Irak, hacia los campos petroleros, con la misión de tratar de impedir sabotajes. Un puñado de campos fueron incendiados por soldados iraquíes en retirada.
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Y al oeste del país, tropas invasoras tomaron dos pistas de aterrizaje donde se cree los iraquíes escondían misiles «scud» capaces de alcanzar Israel.
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Las autoridades militares reportaron las dos primeras bajas estadounidenses en combate. Un infante de marina falleció durante una batalla en un campo petrolero y otro en la toma de Umm Qasr, puerto capturado por los invasores.
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Horas antes, ocho combatientes británicos y cuatro estadounidenses murieron al estrellarse un helicóptero, en lo que fuentes militares británicas describieron como un accidente.
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Funcionarios de los servicios de inteligencia estadounidenses dijeron que en las fuerzas armadas iraquíes reinaba el caos y que daba la impresión de que nadie coordinaba las operaciones militares de defensa.
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«Estamos logrando progresos», dijo en Washington el presidente estadounidense George W. Bush a una representación del Congreso, que en la víspera había dado un respaldo unánime a los soldados estadounidenses que participaban en su costosa campaña militar para la «libertad de Irak».
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La esperada ofensiva aérea en gran escala en busca del derrocamiento de Saddam comenzó por la noche, en medio de versiones de que no progresaban en las negociaciones para una rendición. Estuvo precedida por el ulular de sirenas y explosiones menores, tras las cuales se sucedieron rápidos y poderosos estallidos que se proyectaban como relámpagos en el horizonte de la capital de 5 millones de habitantes.
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Los principales focos de resistencia iraquí estuvieron en Umm Qasr, el único puerto de Irak. Pero el almirante británico Michael Boyce dijo que la ciudad «fue abrumada por los infantes de marina estadounidenses y está ahora en manos de la coalición». Añadió que las tropas avanzaban ahora hacia Basora, la ciudad más grande del sur de Irak.
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La ciudad permanecía en calma el viernes por la noche, sin indicios de que se montase una resistencia al avance de los invasores. Fuentes militares dijeron que cientos de iraquíes se rindieron al paso de los estadounidenses y británicos.
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Ahora que controlan Umm Qasr, ciudad localizada en la frontera con Kuwait, 465 kilómetros al sudeste de Bagdad, los invasores disponen de un puerto para el ingreso de pertrechos militares y humanitarios.
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Las agencias de ayuda reportaron el viernes que muchas personas, mayormente trabajadores migrantes, intentaban salir de Irak, pero por ahora no se percibe un éxodo de refugiados.
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El Pentágono planea desde hace tiempo un ataque en gran escala, de una magnitud tal que intimide a los iraquíes y los convenza de que no tiene sentido resistir.
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Los estadounidenses se contuvieron los dos primeros días, en la esperanza de que los iraquíes se rindiesen sin pelear. Pero al ver que eso no sucedía, dispusieron lanzar un ataque masivo.
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Fuente: AP
.La Nacion
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