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Diferencias en el kirchnerismo por Chávez

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Se redujo la estadía del líder venezolano; no se superpondrá con la reunión del influyente Consejo de las Américas de los EE.UU.

El gobierno de Néstor Kirchner prepara con máximo sigilo la fugaz visita a Olivos del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que será pasado mañana y tendrá una agenda principalmente económica, de bajo tono político, para que no empañe al día siguiente la reunión de la plana mayor del gabinete nacional con el influyente Consejo de las Américas. Esta entidad reúne a los principales empresarios de los Estados Unidos con intereses en América latina. Y la Casa Rosada los considera clave para atraer inversores del exterior.

Según supo LA NACION, la presencia de Chavez desnudó diferencias entre el Presidente y Cristina Krichner, la candidata a presidente para las elecciones del 28 de octubre.

El Presidente busca con la candidatura de su esposa «cambiar el rostro» kirchnerista para que en el próximo turno, entre otras cosas, lleguen inversiones productivas de países capitalistas. Kirchner presiente que está aislado y desgastado ante esos países.

«Cristina quiere adoptar un perfil progresista a la chilena», expresó una alta fuente de la administración nacional, muy cercano a la primera dama, a LA NACION. Esto es: más distante de Venezuela en lo ideológico y más cercano a México, Brasil y los Estados Unidos, Francia o España. De allí sus giras de instalación internacional.

Cristina Krichner no quiere involucrarse con el régimen bolivariano en lo político, aunque sí mantener la alianza estratégica en lo económico.

El pacto no escrito entre la primera dama y candidata y el Presidente consiste en que Kirchner mantendrá junto a Julio De Vido, ministro de Planificación, los lazos con Chávez. Mientras tanto, ella hará otra política exterior.

Por ello, Chávez tendrá agenda principalmente económica en su corta visita a Olivos del lunes: llegará a las 18, tendrá una comida en la residencia presidencial, y se irá a Bolivia a medianoche.

Kirchner y Chávez firmarán convenios de cooperación energética y de compra de bonos por 1000 millones de dólares que la Argentina necesita para financiarse y pagar vencimientos de deuda este año.

Grieta inesperada

No habrá actos masivos de Chávez junto a la militancia kirchnerista ni a los piqueteros, como ya ocurrió en anteriores viajes del líder venezolano. Esto abrió una grieta inesperada, por ejemplo, entre Kirchner y el ex líder piquetero del FTV Luis D Elía, que le transmitió al Presidente, por medio de Oscar Parrilli, secretario general de Presidencia, «la bronca de los movimientos sociales».

Pero el gobierno de Kirchner quiere evitar la comparsa bolivariana en los diarios del martes, cuando asistia en pleno -aunque sin el Presidente- a la conferencia del Consejo de las Américas en el hotel Alvear.

La Casa Rosada considera prioritaria la reunión con la entidad que nuclea a la crema y nata de los empresarios de los Estados Unidos. Es un paso fundamental para mostrar el «nuevo rostro» de un oficialismo que esgrime el slogan de «el cambio que recién empieza».

Más aún, si bien no está confirmado oficialmente, LA NACION pudo saber que Cristina Kirchner cerrará la conferencia del encuentro que se hará en el hotel Alvear. Será luego de los discursos de los principales ministros Miguel Peirano (Economía), De Vido, el canciller Jorge Taiana, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y los titulares del Banco Central, Martín Redrado, y de la Agencia Nacional de Inversiones, Beatriz Nofal.

«Hay que bajarle el perfil político a Chávez para que el Council (por el Consejo de las Américas) no se encuentre con un panorama muy chavista», aseguraron fuentes oficiales.

Esto último no hizo más que incrementar la tensión entre Kirchner y D Elía. Por la ausencia de actos con piqueteros y Chávez, D Elía le dijo a Parrilli: «Decile al Presidente que en los movimientos sociales hay mucha calentura».

Ante LA NACION, el líder del FTV admitió: «La relación de todos los movimientos sociales con el Gobierno es tensa; no se sabe qué destino tendrá».

D Elía le envió a Parrilli un duro documento para el Presidente. «Todavía seguimos teniendo 11 millones de pobres y 1.600.000 indigentes», le escribió. Y agregó: «Con el Mercosur, más Venezuela no sólo se ha parado el ALCA, sino los intentos del gobierno norteamericano de reponer la doctrina de la seguridad nacional».

El ex líder piquetero sostuvo que «Argentina debe negarse de plano a ser utilizada por el Aguila Imperial para que ésta pueda cumplir una vez más sus designios de muerte y la barbarie neoliberal».

La bronca del ex piquetero se centra en Alberto Fernández, Taiana y la nueva política exterior de Cristina Kirchner, más amigable con los Estados Unidos, el Partido Demócrata, que cree ganador en 2008, y la comunidad judía norteamericana.

Para este rubro, la primera dama tiene como asesor central al cónsul en Nueva York, Héctor Timerman, potencial miembro del gabinete. Así como para ajustar la relación con Europa Cristina se apoya en el embajador en España, Carlos Bettini, amigo personal del matrimonio Kirchner. Se trata de toda una definición en materia de los cambios en política exterior que se avecinan.

Por Mariano Obarrio
De la Redacción de LA NACION

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