La palabra «RE» no es sólo una nota musical, se utiliza vulgarmente como prefijo para enfatizar una situación que nos atañe.
Una, no demasiado extendida, de fuerte resonancia humanista, dice: «La vida es el arte del re encuentro» En este caso, no nos referimos a ella; menos aún pensando en una sonata en re menor. Para nada. Desgraciadamente, para nada.
Estamos aquí, en una geografía que nos resultó familiar por más
de 11 años, para re inaugurar la escultura de Mirta Kupferminc, encargada por Memoria Activa para exigir justicia. La humedad del suelo y manos vandálicas deterioraron seriamente esta obra de arte.
Hoy, ante todos ustedes, a casi 13 años de la tragedia, la reinstalamos. Más allá de los deterioros subsanables, la mayor, más intensa, más dramática e injustificable agresión es haberse burlado, día a día, año tras año, de su silencioso alarido simbólico, en nombre de cada una de las ochenta y cinco personas asesinadas.
A quienes no les llegó ese alarido, quienes enmascararon, quienes fueron cómplices directos, indirectos y pasivos. A quienes les importó un carajo, pese a su educación universitaria. A pesar del uso de corbatas de seda italiana, que disimulan el nudo que tienen en la tienda del cerebelo, espacio abierto a las transacciones más miserables.
¿A quienes nos referimos? Veamos una aproximación posible. Por cierto, cada cual puede elegir la suya y anteponerle un «re» a la calificación pública que se le ocurra.
Necesitamos 85 vocablos para que todos juntos compongan un coral que, quizás, un millón de personas, en este 13 Aniversario, le dediquen desde su lugar de origen, en cualquier sitio del país, al cardumen de responsables en la Argentina de la impunidad llamada AMIA.
Memoria Activa, desde el comienzo de su gestión, le puso nombre y apellido a los responsables en nuestro país y posteriormente denunció las inconcebibles irregularidades jurídicas ante la OEA.
Menem, Corach, Ruckauf: Anzorregui, Galeano, Beraja encabezaron el re-parto.
Perdón por las malas palabras. No es nuestra intención contagiar
patologías severas al pronunciar estos nombres. Encima, con el precio actual de los antibióticos.
Incluimos asimismo a quienes a partir de estrategias diseñadas por estos ilustres pensadores argentinos y sus acólitos en cualquiera de los poderes de la Republica, permitieron con su accionar llegar a esta desesperanzada y casi irreversible realidad. No más ni menos que una red mafiosa, capaz, con su poder y demagogia de seducir y re-orientar las exigencias de justicia a callejones sin salida.
Canciller:Di Tella, Kirszenbaum, Nercellas.
Una cultura ilustrada en nuestro país hace varias décadas. La ética desapareció de los diccionarios castellano-argentino entre quienes detentaban estos poderes oficiales y comunitarios. Nercellas, abogada de Beraja, sigue. Hace varios días, un grupo de jóvenes que viven la justicia como valor y compromiso, están elaborando su propio listado de personas que no invitarían a apagar las velas en homenaje a los muertos de la AMIA; sería muy bueno
escucharlos. A propósito, cuando Corach, Beraja, Kirzenbaum se ponen la Kipá ¿no les da vergüenza?
Otra vez, en estos días en torno al 18, volveremos a asistir a discursos, entrevistas, muestras y expresiones que parecen revelar un compromiso cierto.
Cada año sucede más de lo mismo.
Cada año es una extensión trágica de las resonancias del atentado, para reactivar la memoria, en el mejor de los casos y al mismo tiempo para enmascarar la desidia con expresiones tan ridículas como ;» Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias.»
Cada año el ‘gobierno de turno a través de sus voceros, hará público un avance en la investigación. A partir del 19 de Julio, las cosas volverán al camino ya trazado.
Es muy cierto que el gobierno de Kirchner ha hecho mucho más que todos los anteriores gobiernos, en tomo a los derechos humanos. Los ha restablecido, les ha dado vigencia.
Pero el «mucho más» en la causa AMIA no ha permitido ni siquiera acercarse a los responsables de la conexión local. Esta es la única forma de individualizar jurídicamente a los responsables directos, sean de Irán, como creemos, de Siria o de donde fuera.
Esperar que Irán colabore en los reclamos es pura ficción. Las evaluaciones políticas tienen importancia, pero son distintos a las pruebas jurídicas. Funcionan por carriles muy distintos.
En nuestro propio país teníamos a disposición las claves para orientar a la justicia. El plan siniestro menemista fue descartarlas e inventar una historia oficial.
Así llegamos a una situación del mundo del revés. Los acusados quedaron en libertad. Los acusadores están incriminados. El único avance jurídico fue desarmar la historia oficial.
Algunos de los responsables directos de esa manifiesta y probada complicidad para que nada cierto se supiera, aparecieron en una foto reciente de un congreso partidista en Potrero de Funes.
Entre ellos se elegirá un candidato a presidente. Los Soprano son Disneylandia al lado de estos pro-hombres.
– A casi 13 años del atentado, volvemos a grabarnos con una gubia en nuestro corazón, que «Para la tradición judía la pérdida de tiempo en hacer justicia, es un delito»
– A casi 13 años del atentado, este monstruoso delito está próximo a extinguirse. La causa AMIA, más allá del 18, cada vez interesa menos. Ni siquiera ya sabemos si es política de Estado intentar algo serio.
– A casi 13 años del atentado, una política inteligente y maldita se esta desarrollando: cambiemos algunas cosas para que todo siga igual.
El gatopardismo ha hecho escuela. Más aún. Ha sido superado, adaptándolos a nuestro tiempo, a la Argentina individualista e hipócrita. En nuestra comunidad, la forma de elecciones en las instituciones centrales los protege de cualquier cambio que entienda la representación como valor.
– A casi 13 años del atentado ¿Qué pasó? ¿Qué hicimos? ¿Qué no hicimos para que todo siga igual?
– A casi 13 años del atentado, 675 semanas de lucha desigual de Memoria Activa, hasta ahora ganó Beraja.
– A casi 13 años del atentado reinauguramos esta escultura en nombre de cada uno de los ochenta y cinco personas asesinadas, para alterar ese resultado.
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