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Por el Rabino Alejandro Avruj

Alemania. En blanco y negro, y en colores.
Por el Rabino Alejandro Avruj

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NCI-Emanu El es la fusión, que desde el año 2002, llevaran adelante dos comunidades de origen alemán. Emanu El fundada por judíos alemanes en el año 1965, y NCI fundada por el Rabino Hans Harf z’l en el año 1939 junto a sus ‘brithershift’, escapados, meses antes del comienzo de la guerra. El ser rabino de una Comunidad fundada originariamente por judíos alemanes, sumaba definitivamente un mayor nivel de tensión, duda, reivindicación, angustia y emoción al viaje.

En el marco de esta visita histórica, y el impacto de los sentimientos encontrados, la delegación tuvo encuentros con diversas autoridades del gobierno alemán, entre ellos el Vicepresidente del Bundestag Alemán (Asamblea de Representantes de la Federación de los Estados) Dr. Wolfgang Thierse, la cual sesiona en el histórico edificio del Reichstag – Parlamento del Reich – en Berlín. Dicho edificio sufrió un incendio a comienzos de 1933, siendo acusado el movimiento comunista de tal atentado, lo cual sirvió al naciente poder del nacionalsocialismo a instalarse con mayor poder en el comienzo del desastre de los años que sucederían al ascenso de Hitler. El edificio reconstruido completamente a nuevo con un impresionante diseño moderno, conserva no solamente toda la estructura exterior original, sino de manera impactante, partes de aquel incendio que permanecen intactas, como así varias de las inscripciones que los soldados soviéticos inscribieran en sus paredes al apoderarse del mismo en el final de la guerra con la toma de Berlín en el año 1945.
El contraste del moderno diseño y las huellas del final del Reich en manos de los soviéticos, relatan a través de las paredes la pregunta interior: por un lado el monumento a la derrota. La derrota de Alemania y de la humanidad toda. Por el otro, la nueva Alemania, moderna diferente, en colores.

Los colores de Alemania fueron los que me golpearon en el primer gran impacto al llegar. Increíble pero, Alemania no era en blanco y negro como siempre imaginé, como siempre vi, en tantas fotos y videos.
El llegar a ese lugar donde caminaban con sus botas los secuaces de la masacre mas bestial de todos los tiempos, esa que vemos siempre en blanco y negro, y ver que era un lugar con colores, con flores, con shopping center, con gente hablando por celular, con pantallas de plasma en las calles, con jóvenes vestidos y peinados en colores diversos, como los de mi ciudad, primero fue un impacto. Después fue una pregunta: ¿es esta otra Alemania? La que yo conocí, la que conozco, ¿ya no existe? El presente que hoy es, ¿nada tiene del pasado que fue?

El recuerdo a lo sucedido entre los años 33’ y 45’se encuentra por toda la ciudad de Berlín, en edificios, iglesias sin reconstruir, museos, recordatorios, en excavaciones que encuentran lugares históricos destruidos, como la recientemente encontrada oficina general de la GESTAPO, encontrada entre las ruinas, y transformada en museo – «Fotografías del Terror» – justo frente a lo que dejaron a modo de testimonio y recordatorio del muro de Berlín.
Berlín tiene una cicatriz que la atraviesa de lado a lado. La marca en la calle con una fila infinita de adoquines que pasa por donde se levantaba el fatídico muro, la parte por la mitad. Son varias las cicatrices que este lugar produjo. Cicatrices que ni los colores, ni la modernidad logran reparar, procesar, superar.

Otro encuentro significativo fue en el Edificio histórico del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, con su actual Ministro Sr. Gernot Erler y el Secretario encargado de asuntos relacionados con el Antisemitismo. Asimismo hubo otros diversos encuentros con autoridades de la comunidad judía local, rabinos, dirigentes, tanto en Berlín como en la renovada comunidad de Munich. La delegación fue recibida por la Presidenta de la institución que nuclea a todas las comunidades de los judíos de Alemania. Tal forma de nominar a la comunidad no es casual. Se determinó en este tiempo nominar a la misma como «judíos de Alemania» y no «judíos alemanes» debido a la compleja situación que vive la única comunidad diaspórica en crecimiento en todo el mundo. Antes de la guerra vivían en Alemania 600.000 judíos. Terminada la guerra apenas quedaban 25.000, de aquellos sobrevivientes judíos originalmente alemanes hoy quedan unos 10.000, sin embargo la población judía en Alemania alcanza hoy los 110.000, el increíble aumento demográfico se debe a la inmensa inmigración de judíos rusos desde la caída de la ex URSS. Este fenómeno transformó la realidad de la vida judía alemana. En sus comunidades los judíos locales se sienten invadidos, ya no se habla en alemán, y dicha inmigración trajo una población judía definitivamente alejada de las tradiciones. El inmenso desafío por integrar a los nuevos miembros se transforma a veces en desesperanza.
La relación del Estado alemán con la comunidad judía también es un tema de análisis. Los sueldos de los rabinos y profesionales de las comunidades son pagados por el gobierno alemán. Los museos judíos – que cabe aclarar el inmenso costo de los mismos debido a los lujosos edificios y ubicaciones en los que se encuentran y sus diseños súper modernos – no son de la comunidad, sino del Estado Alemán. Fue también el Estado quien financió toda la obra de la imponente nueva comunidad, sinagoga y museo de Munich con un costo cercano a los 70 millones de euros.
Más y más preguntas. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para quién? ¿Con qué objetivos? ¿Mirando al pasado o al futuro?

También se incluyó la visita a una escuela secundaria alemana donde se estudia español como tercer idioma (el inglés es el segundo y obligatorio), donde se compartieron impresiones de la juventud alemana y su visión acerca del pasado, los judíos, la discriminación hoy con nuevas minorías y la Argentina. El concepto de la discriminación actual en Alemania cruzó la charla al hacer referencia a la minoría turca en el país. Los jóvenes se vieron especialmente enojados con esa cultura, con esa minoría. Son los que andan en pandillas, los que se casan entre ellos, los que nos roban, los que no aprenden nuestro idioma, los que no se integran, a quienes tememos por la noche. Ecos de voces pasadas. Nos miramos con angustia al escuchar sus palabras. Angustia que traía sombrías conclusiones, a tantas preguntas entre pasado y presente.

En uno de los momentos de mayor impacto emocional, la delegación visitó junto a autoridades de la diplomacia alemana el Campo de Concentración de Sachenhausen cercano a Berlín, abierto en el año 33′. Este campo fue utilizado por ser el primero, como centro de entrenamiento y formación y como modelo para los campos de extermino masivo. Una maquinaria perfecta de exterminio masivo. Las únicas barracas aún en pie son las llamadas «barracas judías». El olor es aún nauseabundo, mezcla de humedad, humillación, recuerdo y muerte. Las barracas aún guardan las camas apiladas, las letrinas inmundas, y un museo con fotografías, diarios de la época y elementos encontrados de los prisioneros. El dato: el techo de las barracas está completamente quemado. Pero ese fuego no es original de la década del 40’. El incendio fue causado por un atentado antisemita contra el museo del campo en el año 95’. Nunca lo repararon como testimonio del antisemitismo moderno en Alemania. Sin comentarios.
Junto a los crematorios y los monumentos erigidos donde se encontraran restos de cenizas humanas, se recitó un Kadish y se depositó una ofrenda floral. Mientras se recitaba el Kadish, en realidad parecía escucharse una lejana melodía. La melodía sin dudas decía algo así como… Mir zainen do…

El pasado es imperdonable. El concepto del perdón en la tradición judía es muy claro. Solamente puede perdonar aquél que ha sido personalmente damnificado. Ninguno de nosotros puede tener las espaldas para perdonar por 6.000.000.
¿Y el presente? ¿Qué hay de esta Alemania en colores? ¿Qué de esta Alemania que abre su mano y sus puertas? Si uno que no estuvo presente en aquel momento de todas formas se ve parte de esa historia, si aún no habiendo sido personalmente gaseado, torturado, ahorcado, difamado, insultado, asesinado, profanado, de todas formas siente como si se lo hubiesen hecho en su propia carne, en su propio ser, ¿de qué manera se puede analizar, madurar o dar una respuesta a tantas preguntas?

Al regreso del viaje, me encontré con varios de aquellos fundadores de la comunidad, aquellos que conocieron en colores a la Alemania que yo sólo conocí en blanco y negro, que lograron escapar, y que con una mano adelante y otra atrás levantaron nuestras comunidades y escuelas comunitarias. Una semana después de la vuelta desde Alemania, ellos, los testigos del horror, me dieron quizá una respuesta. Aún ellos,
más de 60 años después, tienen esas mismas preguntas.

A raíz de este viaje histórico, y del enorme interés despertado por muchos de nuestros miembros en conocer detalles y debatir sobre la realidad de la Alemania de hoy, nuestro pasado, y nuestro presente, el Rabino Avruj ofrecerá una charla acerca de su viaje el día Martes 10 de Julio a as 18.30 Hs. en la Comunidad NCI-Emanu El, Arcos 2319.
Dentro de la charla que contará con una presentación fotográfica, también se abrirá el debate sobre nuestra posición como herederos, como sobrevivientes, como pueblo.

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