El combate, creen, no puede ser detenido antes de un desenlace aún más violento.
Hay dos dinámicas operando, que actúan empujando el conflicto hacia delante.
Uno es la lucha de poder entre Hamas y Fatah. El otro es simple venganza, luego de todo el brutal derramamiento de sangre de los días y semanas recientes.
Todo esto sucede, hay que recordar, desde que en marzo se formó un gobierno palestino de unidad nacional, en un intento de frenar la violencia entre las dos facciones.
Sin oportunidad
Es difícil calcular exactamente cuántas personas han muerto desde entonces, pero la cifra probablemente se acerca a las 100.
Muchos palestinos dicen que su gobierno de unidad nunca tuvo una oportunidad de consolidarse, dado el aislamiento político y económico del que fue objeto por parte de Israel y otros
Fatah ha recibido el respaldo -tanto político como logístico- de Israel y Estados Unidos.
Sin embargo, Hamas está combatiendo con dureza y, de hecho, está ahora amenazando con lanzar una ofensiva total contra las instalaciones de Fatah.
Muchos palestinos dicen que su gobierno de unidad nunca tuvo una oportunidad de consolidarse, dado el aislamiento político y económico del que fue objeto por parte de Israel y otros, lo cual, por otro lado, estaba planteado como una respuesta a las políticas radicales de Hamas.
Los comentarios la semana pasada del primer ministro británico, Tony Blair, ofrecieron un indicio de un potencial enfriamiento, al señalar que «algunos de las señales que vienen de Hamas no son inútiles».
Sin embargo, comentarios calibrados cuidadosamente corren el riesgo de perderse en el estruendo del tiroteo en Gaza, y la amenaza de violencia, de desbordarse a Cisjordania.