Fue durante una subasta en la casa Sotheby’s de Londres y le costó 257.600 dólares de la época. La obra, cuyo valor ahora se calcula oscila entre diez y 15 millones de dólares, ha sido objeto de una disputa legal en los últimos años, pues los descendientes de su antigua dueña (llamada Margarete Mauthner) reclamaban su derecho a recuperarla.
Los herederos argumentaban que fue adquirida injustamente por los nazis y que Taylor, y sus representantes, tendrían que haber sido conscientes de sus orígenes. ‘Taylor fue negligente y poco cuidadosa cuando compró la pintura’, dijo Andrew Orkin, un abogado canadiense que se identificó como bisnieto de Mauthner.
Mauthner viajó de Berlín a Suráfrica en 1939, tras perder la mayor parte de sus propiedades (incluida la pintura) como resultado de ‘la coerción política y económica nazi’, aseguró Orkin. Por eso, la familia puede reclamarla en virtud de una ley de 1998 de reparación a las víctimas del holocausto judío a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, un tribunal federal de apelaciones rechazó el viernes la demanda, por entender que esa ley no incluye el derecho de demandar la devolución de propiedades que fueron confiscadas. Los representantes de Taylor indicaron que Orkin y su familia no pudieron probar que la pintura fue quitada ilegalmente a Mauthner.
La actriz afirma que el catálogo de la subasta en la que compró la pintura señalaba que la pieza había pertenecido a Mauthner, pero que había pasado por dos galerías reputadas antes de ser vendida a un judío alemán, Alfred Wolf, quien escapó de los nazis en 1933.