El Ayuntamiento de Jerusalén presentó hoy el programa conmemorativo del cuadragésimo aniversario de la que los israelíes consideran la ‘reunificación’ de su capital ‘eterna e indivisible’, y los palestinos ven como la ocupación de la capital de su futuro estado.
‘Jerusalén es la base existencial del Estado de Israel y del pueblo judío’, declaró hoy solemnemente el ultra-ortodoxo Uri Lupoliansky, alcalde de la Ciudad Santa, al anunciar sus planes para el próximo año, en el que Israel conmemorará el 40 aniversario de su victoria en la Guerra de los Seis Días (1967).
Un aniversario cargado de polémica porque si para los israelíes significó la unificación de su ciudad más sagrada y la ‘liberación’ de unos territorios -Judea y Samaria (Cisjordania)- que reclamaba como suyos, para los palestinos se tradujo en la ocupación de unas tierras -Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental- en las que aspiran a declarar un Estado independiente.
Con todas las consecuencias políticas, militares y humanas que ha acarreado, la Guerra de los Seis Días significó también la perpetuación de un conflicto histórico que ha impedido, hasta el día de hoy, la aplicación de la Resolución de Partición de Palestina que la ONU aprobó en 1947.
Sin eludir esta polémica, y remontándose hasta el bíblico rey David, fundador de la ciudad hace 3.000 años, Lupoliansky sentenció ante los medios de comunicación: ‘los actos del 40 aniversario expresarán el carácter judío de Jerusalén, y lo harán dentro de la ciudad misma, en todo el Estado de Israel y también en el extranjero’.
Tampoco ocultó esas intenciones el ministro israelí para Asuntos de Jerusalén, Yaacov Edry, quien afirmó que ‘los actos fortalecerán la ciudad’ en todos los aspectos.
‘No hacemos lo suficiente por Jerusalén, nuestra capital, y todos conocemos sus problemas’, declaró al referirse tanto al conflicto político que la rodea como al hecho de que se trate de la ciudad más pobre de Israel, sumida en unas divisiones sociales y confesionales que poco dicen de la que es ciudad santa para las tres religiones monoteístas.
Una comisión especial del Gobierno israelí encabezada por Edry destinó hoy una partida de 15 millones de shékels (2,7 millones de euros) para los actos, que se sumarán a los 25 millones (4,5 millones de euros) que correrán a cargo de la Alcaldía.
‘En las próximas semanas trataremos de buscar más recursos de distintos fondos públicos e incluso empresas privadas’, coincidieron ambos.
Los festejos incluirán una larga serie de actos culturales en Jerusalén, otras ciudades de Israel y varios países del mundo, entre ellos Australia, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
En el extranjero, la Alcaldía de Jerusalén ha coordinado una marcha de solidaridad por la Quinta Avenida de Nueva York, en la que participarán algunos de los candidatos presidenciales de Estados Unidos y entre ellos Hillary Clinton, según el intendente.
Los actos no pasarán por alto la presencia de 230.000 palestinos de Jerusalén -de una población de unos 700.000-, a los que la Alcaldía tratará de incluir en los festejos.
‘A la comunidad árabe se le prepararán actividades culturales a través de la Federación de Centros Comunitarios’, explicó Lupoliansky al ser consultado por la prensa sobre este espinoso asunto, que prefirió eludir.
El alcalde dijo que cuenta con el apoyo de algunos ‘mujtares’ (jefe) de aldeas dentro del perímetro municipal y las actividades tratarán de realizarse en el contexto de los aspectos positivos que tuvo la unificación de la ciudad bajo bandera israelí.
‘Recordad que hasta hace sólo 40 años pasaba por aquí abajo (la céntrica calle en la que se encuentra la alcaldía) una frontera’, manifestó Itzhak Sonshine, encargado de la llamada Comisión del Cuadragésimo Aniversario de la Reunificación, un término este último que busca reforzar la legitimidad judía rescatando el pasado.
Al igual que sus jefes, el funcionario dijo que no han dejado nada al azar: ‘aquí no hay nada casual, todos los actos y elementos tendrán un simbolismo’.