‘En el incidente, ambas partes se lanzaron piedras desde bastante lejos, casi más para provocar que para hacer daño’, dijo un portavoz militar.
El enfrentamiento se originó cuando chicos palestinos comenzaron a lanzar piedras a los radicales nacionalistas israelíes que celebraban una ceremonia de circuncisión en el antiguo asentamiento.
Entre quince y veinte ultraderechistas respondieron a su vez con piedras hasta que terció la Policía de fronteras.
El Ejército permitió la llegada de tres autobuses de amigos y allegados a la familia del circuncidado para la celebración de este rito, pese a que es contrario a la ley israelí por tratarse de Cisjordania.
Inicialmente, el Ejército había rechazado la celebración de la ceremonia y, posteriormente, aceptó permitir la llegada de un solo autobús, pero acabó cediendo a la petición de dejar entrar a los tres vehículos.
Mientras tanto, la Policía y el Ejército israelí sopesan fijar entre esta noche y mañana una fecha límite para que los colonos y simpatizantes de la derecha nacionalista abandonen el antiguo asentamiento de Homesh, en el norte de Cisjordania, antes de proceder a evacuarlos por la fuerza.
Homesh fue uno de los cuatro asentamientos judíos de Cisjordania evacuados en 2005 en cumplimiento del ‘Plan de Desconexión’ del entonces primer ministro, Ariel Sharón.
Hoy en día sólo quedan sus ruinas, a las que volvieron ayer centenares de jóvenes radicales, con la declarada intención de instalarse allí nuevamente.
El Ejército israelí cifró en unas 400 las personas allí concentradas, aunque según datos de la Policía y de los propios colonos, podrían ser alrededor de 2.000 los nacionalistas de derecha que se encuentran en Homesh desde anoche.
Según un portavoz militar, el territorio está controlado por efectivos del Ejército israelí, que impiden el acceso a pie o mediante vehículos a dicho emplazamiento.
Su probable evacuación correrá a cargo de la Policía, mientras que las Fuerzas Armadas son las encargadas de proveer la seguridad al entorno.
Hoy, los activistas radicales han quemado neumáticos y bloqueado la entrada de agentes policiales y de la Policía de Fronteras a la antigua colonia, aunque de momento, no se han practicado arrestos.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró el lunes que Israel no permitirá que se vuelva a rehabilitar el asentamiento y que existía un acuerdo con los organizadores de la marcha para que su desplazamiento fuese sólo ‘una visita de un día’, pero que deberían marcharse esa misma noche del lunes.
Los efectivos de seguridad confirmaron la preparación de un plan para proceder a la evacuación de las personas concentradas en Homesh, aunque no pudieron precisar si temen que se produzcan los violentos altercados del año pasado, cuando fueron destruidas nueve viviendas en el enclave judío de Amona, también en Cisjordania.