El ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Avigdor Lieberman, ha manifestado al Parlamento (Kneset), que Israel «cuenta con la capacidad necesaria para afrontar el peligro de Irán», aunque no aclaró con qué medios.
Ello será así «en el peor escenario, esto es, si nuestros amigos en el mundo dejasen de ocuparse» de la amenaza nuclear iraní, dijo Lieberman a los legisladores de la Comisión Parlamentaria para Asuntos de Seguridad y del Exterior, informa hoy la prensa local.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, reiteró en los últimos meses que el Estado de Israel, fundado en 1948 en parte de Palestina y conforme a una resolución de la ONU, debe ser «borrado del mapa».
Israel es, según expertos extranjeros, la única potencia atómica de Oriente Medio, aunque sus gobiernos, que no lo reconocen abiertamente, se limitan a afirmar de forma sistemática que este país «no será el primero introducir armas nucleares en la región».
En medios del Gobierno del primer ministro israelí, Ehud Olmert, no existe hoy especial preocupación por la participación de Estados Unidos, su principal aliado, en la conferencia del mes próximo en Bagdad, donde representantes de Washington departirán con los de Irán y Siria, países percibidos en Israel como sus mayores enemigos.
«No detecté fisuras en la posición de Estados Unidos en torno de la cuestión atómica», manifestó ayer a periodistas de su comitiva la presidenta del Parlamento, Dalia Itzik, después de reunirse en esa capital con la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice.
La participación de EEUU en la «conferencia de vecinos» de Bagdad para estabilizar la grave situación en Irak «es un cambio táctico y no estratégico» de Washington, según fuentes del Gobierno israelí.
Esa reunión atañe a Irak e «Israel no es quien debe decirle a la administración estadounidense qué hacer», comentó una fuente del Gobierno israelí a los periodistas.
Israel se halla empeñado en bloquear, de momento por medios diplomáticos, el plan iraní, también visto con recelo en los Estados árabes vecinos de ese país para adquirir la tecnología que le facilitará la producción de armas nucleares.
«A menos que sea contenido y quede bloqueado para impedir que Irán siga adelante con su programa atómico, en el minuto que consiga armas no convencionales desencadenará una loca guerra armamentista en Oriente Medio, y por ello es un deber de Occidente hacerlo», declaró Lieberman ante los diputados de la Comisión Parlamentaria.
El ministro sugirió que las sanciones de la ONU para impedir a Irán la posibilidad de llegar a ese punto de no retorno han sido efectivas pues sacudieron su economía, pero lo serían más si se aplicaran a las cincuenta o sesenta familias que la monopolizan.
En opinión de Lieberman, esas sanciones, si restringiesen las transacciones bancarias de esas poderosas familias y limitaran la libertad de viajar al exterior, causaría el colapso del régimen integristas de Ahmadineyad.
El ministro israelí -de origen ruso- regresó recientemente de una visita a Moscú y aseguró a los legisladores que «Rusia e Israel están en la misma barricada».
Lieberman les confió la creencia de que el presidente ruso, Vladimir Putin, apoyará duras sanciones contra Irán si el Gobierno no renuncia a su plan nuclear.
Una muestra de un cambio operado en el Kremlin, ejemplificó, es que Rusia, que se comprometió a proporcionar combustible nuclear para la planta atómica de Bushehr en Irán, finalmente no lo hizo.