Las obras para renovar uno de los accesos a la Explanada de las Mezquitas, que Israel inició hoy bajo estrictas medidas de seguridad, están dando lugar a fuertes protestas entre los palestinos y el mundo árabe y musulmán.
Esta tarde, el embajador de Jordania en Tel Aviv, Maaruf Al-Bakhit, presentó una carta de protesta ante el Gobierno israelí después de que el rey Abdalá II de Jordania advirtiera de que las obras están causando ‘un peligroso incremento de la tensión en Oriente Medio’ que puede hacer descarrilar el proceso de paz árabe-israelí.
Los medios electrónicos israelíes se están haciendo eco de la reacción indignada en los países árabes, donde, según la primera cadena de la televisión pública de Israel, se advierte de que puede estallar una tercera Intifada y se recuerda que fue un paseo por ese lugar sagrado del entonces líder de la oposición, Ariel Sharon, lo que provocó el segundo alzamiento palestino, en septiembre de 2000.
Abdalá II de Jordania acusó hoy a Israel de ‘flagrante violación’ del tratado de paz entre los dos países por haber comenzado unas obras junto a la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, muy criticadas en todo el mundo musulmán.
Según el tratado de paz firmado entre Jordania e Israel en 1994, las autoridades israelíes dan a Ammán la potestad de velar por el estado de los santuarios musulmanes y cristianos en Jerusalén Este, anexionado por Israel en la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Abdalá II ha ordenado al Gobierno jordano entrar en contacto con organismos árabes e internacionales, así como con el Gobierno israelí, para garantizar el fin de las obras, según se indica en un comunicado de la Casa Real jordana.
Asimismo, según informó la televisión pública israelí, distintas voces en el mundo árabe están demandando a Jordania y a Egipto, únicos países árabes que firmaron sendos tratados de paz con Israel y tienen relaciones diplomáticas con este país, que retiren a sus embajadores.
El movimiento islámico en Israel ha anunciado para el próximo viernes, día sagrado de los musulmanes, una jornada de protesta contra las excavaciones, que se realizan junto a la puerta que conduce a la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam.
Arqueólogos y obreros de la Dirección israelí de Antigüedades iniciaron hoy los trabajos protegidos por un despliegue policial no sólo en el lugar de las obras, sino en toda la ciudad amurallada, en previsión de desórdenes por parte de la población musulmana, informaron fuentes policiales.
‘Se trata del mismo despliegue preventivo que adoptamos en días festivos, tanto musulmanes como judíos, o en ocasiones delicadas y que incluyen ciertas restricciones de acceso y una mayor presencia de patrullas policiales por la ciudad vieja’, dijo a Efe Miki Rosenfeld, portavoz de la Policía israelí.
Entre las restricciones está la de que palestinos varones menores de 45 años no podrán acceder a la Explanada de las Mezquitas en los próximos días, como así tampoco los turistas ni ningún otro visitante no autorizado.
El Monte del Templo es el nombre que los judíos dan al lugar donde se hallan las mezquitas de Al Aqsa y del Domo de la Roca, tercer santuario para el Islam después de La Meca y Medina, y realmente conocido por los musulmanes como ‘Al-Haram ash-Sharif’, el ‘Noble Santuario’.
Se trata del mismo lugar en el que los arqueólogos sitúan los restos del Segundo Templo de Jerusalén, el mal llamado templo de Herodes, y por tanto uno de los principales escollos en la resolución del conflicto palestino-israelí.
Las obras de remodelación del acceso se realizan en la parte que conecta la Explanada, a la altura de la mezquita de Al Aqsa, con el extremo sur del Muro de las Lamentaciones, en el lugar conocido como ‘Puerta de los Mugrabis’ (magrebíes), usada generalmente por turistas y no musulmanes.
El objetivo, según la Dirección de Antigüedades, es sustituir una rampa de madera construida hace tres años, después de que un terremoto causara severos daños a la rampa anterior de piedra y cemento, para levantar otra, esta vez también fija.
Ayer, después de la virulenta reacción de algunos líderes palestinos locales, el jefe del Buró Político de Hamás en el exilio, Jaled Meshal, advirtió desde Damasco que ‘Israel está jugando con fuego’ y ‘conoce las consecuencias de tocar Al Aqsa’.
‘La profanación por Sharón de Al Aqsa desencadenó el levantamiento en 2000; los líderes israelíes deben aprender la lección’, agregó Meshal, a la vez que exhortaba a los palestinos a dejar a un lado las disputas internas para proteger el santuario musulmán.