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Por Ellen Heller*

El JOINT en Israel
Por Ellen Heller*

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Estoy escribiendo este informe al terminar un extenso día al norte de Israel; estuve visitando los programas que el JDC tiene en Nahariya y en Haifa, junto a miembros del board. Sin duda, era necesario que nosotros hiciéramos este viaje. Nuestra presencia en el norte en medio de las constantes ketushas (misiles) hizo saber a nuestra gente que nos preocupamos por ellos. ?Los quiero? dijo un guardia de seguridad fuera del municipio de Nahariya cuando él y otros nos agradecieron reiteradamente por haberlos visitado y hacerles saber no están solos.
Nahariya, una ciudad al norte con 54,000 habitantes, fue impactada por ocho ketushas bien temprano esa mañana, antes de que nosotros arribáramos. Desde el comienzo de la crisis de emergencia, la ciudad ha sido bombardeada por 360 misiles, de los cuales 94 han impactado contra hogares. Novecientos setenta departamentos y casas resultaron destrozados y casi 100 personas heridas. Cuatro han muerto. Sus calles están en silencio, los negocios están cerrados y la gran mayoría pasa sus días en algún refugio o en alguna habitación ?segura?. A pesar de esta dura situación, el alcalde de Nahariya, Jackie Sabag, declaró que la gente en Israel es ?fuerte y resistente y cada vez se vuelve más fuerte.? Mirándonos a todos nosotros, afirmó que ?no nos vamos a quebrar a causa de esta situación.? Nos agradeció por nuestra visita y por haberles hecho saber que no están solos. Él también expresó su agradecimiento por la ayuda que el JDC brindó a la ciudad.
JDC-ESHEL es parte de una sociedad conformada por el JDC y el gobierno de Israel para coordinar la respuesta a semejante situación de emergencia para los ancianos. A través de su red de 25 comunidades de ayuda en el norte de la región afectada por la crisis, ESHEL ha estado suministrando comida, remedios y provisiones de emergencia para los ancianos. Hemos evacuado a aquellos que se encuentran en necesidad de extremos cuidados hacia diferentes hogares en la parte central del país. Actualmente, suministramos este tipo de provisiones de emergencia a 28 comunidades judías y 12 comunidades árabes en el norte, como así también a 4 comunidades en el sur. Como consecuencia del peligro, casi todos los centros de día para ancianos se encuentran cerrados y únicamente reciben comida y provisiones través de nuestro programa. Solamente en Nahariya, se distribuyen 10.000 viandas de comida caliente cada día!
Una de las personas más ancianas que ayudamos se llama Olga, una mujer judía de ochenta y tantos años, confinada en su casa. Allí hemos visto la comida, medicación y un equipo de emergencia (con linternas, una radio, una toallita y diversos artículos) que se le entregaron. Al caminar hacia su habitación se puso a llorar—el resultado del miedo y del desconcierto como consecuencia del cambio repentino de sus circunstancias. Diciéndole que las cosas van a mejorar y que ella no está sola, partimos silenciosamente. Una hora después de haber dejado Nahariya, la ciudad fue impactada por tres rondas más de ketushas.
La parada siguiente fue una visita al barrio mixto Judío/Arabe HADAR en la ciudad de Haifa. Esta es una de las áreas más pobres de Haifa. Entre sus 44.000 residentes hay nuevos inmigrantes de la Ex Unión Soviética o árabes. En este lugar visitamos niños y sus familias que no habían dejado el refugio durante los últimos 18 días. No había aire acondicionado, y el aire estaba viciado y caluroso. La gente estaba sentada o descansando sobre colchones delgados que estaban en el piso. Les entregamos algunos juguetes a los niños, pero ellos apenas sonrieron. Estas personas eran muy pobres para abandonar Haifa, y la mayoría de sus casas no tenían ni siquiera una habitación segura para protegerse de los proyectiles. Una abuela que estaba en este refugio había emigrado tan solo seis semanas atrás desde Rusia con su nieta de cinco años. Se veían muy aturdidas por la situación.
Se estima que hay aproximadamente 70.000 nuevos inmigrantes en Haifa. Hubo algunas evacuaciones de familias con niños pequeños que fueron llevados a hoteles en otras regiones no afectadas por los bombardeos. Sin embargo, las estadías son cortas, de no más de diez días y a veces las familias no quieren regresar a la zona del peligro. Una joven madre con tres hijos ? de edades 1, 3 y 4 1/2 ? había regresado recién a Haifa. Llorando, nos dijo que sus hijos estaban muy asustados y que reiteradamente le decían que no querían volver a su casa. Evidentemente asustado, sus niños repetían? boom, boom, boom? refiriéndose a los constantes bombardeos. Existe una necesidad imperante de proveer ayuda inmediata a estos nuevos inmigrantes y familias en riesgo. De continuar el conflicto, serán necesarios aires acondicionados para los refugios, mayor nivel de evacuaciones y asesoría.
El Alcalde Yona Hahav, quien nos dio la bienvenida con auténticas expresiones de agradecimiento por la ayuda brindada por el JDC, expresó con mayor grado de detalle las necesidades de Haifa. El Alcalde habló con el Consejo en conferencia telefónica la semana pasada, describiendo cómo el programa del JDC YUVAL ?Helping the Helpers? (?Ayudando a los que ayudan?) aumentó la capacidad del personal de primera línea para responder ante el peligro. Nos juntamos en la municipalidad con Barry Shrage, presidente de la Federación de Boston, relacionado durante dieciocho años con Haifa. El Alcalde nos dijo que los 33 cohetes habían impactado directamente sobre la ciudad y que diez personas murieron. En sus palabras, la ciudad ha sido ?muy castigada?, y los pobres sufren las peores condiciones. Toda la economía de Haifa estaba suspendida como consecuencia de los bombardeos diarios y sus residentes estaban con miedo. La gente necesitará tratamiento post-traumático y ayuda financiera para los pequeños negocios que han cerrado sus puertas.
Nuestra última visita del día fue a dos mujeres discapacitadas que han sido parte del Apoyo Comunitario para Discapacitados, de cuatro meses, establecido de acuerdo al modelo del programa ESHEL para ancianos. Estas dos mujeres?una oriunda de Manchester, Inglaterra y la otra de Rusia?dijeron que sin la ayuda que les fue suministrada por el trabajador y ?padre? social de la comunidad, ellas no podrían haberse quedado en sus hogares. Había una persona para asistencia de emergencia las veinticuatro horas del día, y su comida y medicación les fue entregada—a pesar de los bombardeos diarios.
Israel ha sido victima de la horrenda crisis que llegó sin previo aviso. La gente está sufriendo, y el efecto principal de esta Guerra ha caído sobre los pobres, los ancianos y los discapacitados. Los signos visibles de los edificios bombardeados, la confusión evidenciada en las caras de los niños, y las lágrimas ? las lágrimas de los ancianos, de las madres jóvenes, y también las lágrimas de aquellos que brindan ayuda ? reflejan la severidad de la situación. Pero al final de nuestro día, el orgullo fue la emoción principal. Nuestro orgullo se basó en la resistencia y el coraje de los israelíes que habían venido juntos para cumplir este desafío, como así también el orgullo de los trabajadores y voluntarios del JDC quienes, de un día para otro, organizaron importantes programas de ayuda para todos aquellos que están en situación de riesgo.

*Ellen Heller
Presidente del JDC

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