Fuerzas terrestres israelíes lanzaron una nueva ofensiva en el norte de la Franja de Gaza, reocupando tres de los asentamientos judíos que fueron abandonados por orden del gobierno en agosto del año pasado.
Esta incursión se produce luego de los nuevos ataques aéreos que ocurrieron cerca de la media noche y que dejaron al menos un integrante de un grupo radical palestino muerto y varios más heridos.
Poco después de que el ejército de Israel iniciara su última ofensiva, un segundo cohete palestino cayó en la ciudad israelí de Ashkelon, ubicada a 10 kilómetros al norte de la Franja de Gaza. No se reportaron heridos.
Ashkelon se ha considerado fuera del rango de los cohetes utilizados por los extremistas palestinos. Sin embargo, en las últimas horas, dos de ellos han impactado en su perímetro urbano.
Según el ala militar de Hamas -la cual se atribuyó la responsabilidad del lanzamiento del proyectil- los cohetes son una versión actualizada del viejo modelo Qassam, capaz de alcanzar objetivos localizados hasta a 15 kilómetros de
El corresponsal de la BBC en Gaza, Alan Johnston, indicó que la estrategia del ejército israelí parecía estar orientada a obligar a los militantes palestinos a retroceder y a alejarse de la frontera.
«La idea de retomar el territorio de antiguos asentamientos sería crear una zona libre como colchón para amortiguar el lanzamiento de cohetes palestinos y para dificultar que éstos lleguen a las zonas urbanas de Ashkelon».
Johnston añadió que, aunque no había causado daños, el último misil había demostrado que los militantes palestinos tenían la capacidad de golpear un centro poblado importante.
El ministro de Infraestructura Nacional de Israel, Benjamin Ben-Eliezer, confirmó la orden del gobierno de neutralizar estas acciones al tiempo que aseguró que no era su intención permanecer en la zona.
Funcionarios israelíes señalaron que, paralelamente, se intenta incrementar la presión militar en la Franja de Gaza con la intención de liberar a Gilad Shalit, el soldado israelí capturado la semana pasada.
Es poca la información que hay sobre su paradero, pero las autoridades de su país creen que sigue vivo.
A raíz de este incidente el ejército de Israel ha dirigido ataques diarios a lugares estratégicos en la Franja de Gaza como puentes y estaciones eléctricas.