El Ejército israelí ha levantado en las últimas horas el toque de queda en cinco ciudades palestinas de Cisjordania -Belén, Hebrón, Yenín, Qalqilia y Tulkarem- decretado hace más de tres semanas, aunque mantiene las restricciones sobre las poblaciones de Nablús y Ramala.
El mando del Ejército ordenó el levantamiento del toque de queda tras haber sopesado la importancia de un documento interno, elaborado por los servicios secretos militares, que auguraba una inminente explosión de cólera popular en las ciudades asediadas como consecuencia de la situación de miseria originada por la política de cierres.
El toque de queda sobre las ciudades palestinas de Cisjordania había sido impuesto de manera intermitente desde el pasado 29 de marzo, cuando se llevó a cabo la Operación Muro de Defensa. Pero el pasado 19 de junio las tropas lo restablecieron de forma continuada en todas las ciudades cisjordanas, con excepción de Jericó. La política de cierre ha provocado que los índices de paro se dispararan en la zona palestina, alcanzando el 75% de la población activa.
La decisión de levantar el toque de queda sobre estas ciudades palestinas ha sido percibida en medios políticos como un gesto de buena voluntad del nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, el general Moshe Yaalon, Bogie, que el pasado martes reemplazó a Saul Mofaz, un militar de concepciones y acciones radicales.
El gesto conciliador del nuevo jefe de Estado Mayor israelí fue acompañado con unas declaraciones tranquilizadoras en las que Yaalon aseguró que estaba en contra de que Arafat fuera expulsado por la fuerza de los territorios autónomos. A pesar del levantamiento del toque de queda, el Ejército israelí mantiene su presencia militar en todas las ciudades palestinas de Cisjordania, donde ha iniciado un periodo de ocupación blanda que los mandos militares aseguran que se podría prolongar al menos durante un año, a no ser que antes el presidente palestino, Yasir Arafat renuncie a sus poderes.
FERRAN SALES | Jerusalén
El Pais