Yaron describió la posible acción como una «ofensiva aplastante».
Una reocupación de cinco semanas de pueblos, ciudades y campos de refugiados palestinos en Cisjordania en abril y a inicios de mayo condujo al arresto de cientos de palestinos a los que Israel acusa de ser parte de una «infraestructura terrorista».
Como parte de esa ofensiva, Israel sitió la sede del presidente palestino, Yasser Arafat, en Ramallah y destruyó partes de la infraestructura civil, como las plantas purificadoras de agua, redes eléctricas y de comunicaciones en los pueblos y ciudades palestinas de Cisjordania.
Los atentados y ataques palestinos se reanudaron después de la retirada de las tropas israelíes a los márgenes de las ciudades cisjordanas.
Dos atacantes suicidas mataron a 26 israelíes esta semana en Jerusalén, y un ataque palestino contra un asentamiento judío dejó un resultado de otros cinco muertos. Esos sucesos persuadieron al presidente estadounidense, George W. Bush, de posponer un discurso en el que debe anunciar su visión para la paz en Medio Oriente.
Bush también pospuso el anuncio influido por el creciente debate dentro de su gobierno sobre qué se les debe pedir a los palestinos para que logren el Estado que buscan en Cisjordania y la Franja de Gaza.
El ejército reforzó su control sobre las ciudades cisjordanas después de que los últimos actos de violencia provocaron que el gobierno decidiera retomar y retener los territorios que deben estar bajo gobierno de la Autoridad Palestina, mientras continúen los ataques.