Itongadol.- Zohar Yinon, CEO de la Universidad Bar Ilan, mantuvo una entrevista con ItonGadol durante su visita a Buenos Aires, en la que destacó la manera en que Israel se convirtió en una nación start-up. “Más de 300 centros de desarrollo de empresas extranjeras, globales e internacionales quieren el cerebro del ingeniero israelí para crear la próxima generación de sus productos y servicios”, afirmó.
-En Israel, antes de la creación del Estado ya existían las universidades. ¿Esto es porque lo más importante es el estudio?
-Esta pregunta me lleva a algo impresionante que pienso, que es un valor único judío. Dentro de nuestra tradición, un niño desde los dos o tres años, ya desde los días del Talmud y la Mishna, tiene que estudiar, sin relación a la situación socio-económica de la familia. Todos nuestros ancestros, ante todo, fueron a estudiar ya sea en el Jeder u otra forma de organización. A la madre judía siempre le importó que su hijo no fuera analfabeto, luego quiso que fuera dentista, abogado y hoy quiere que sea ingeniero de algoritmos. Todo eso existe desde hace miles de años. Por eso la universidad existió antes que el Estado. Los judíos siempre estuvieron involucrados en lo académico. Aun en la época del Númerus Clausus, cuando habían limitaciones de cantidad de judíos que podían estudiar en las universidades. Mi abuela antes de hacer aliá, una joven judía de Lodz, estudió Abogacía en la universidad de Varsovia, porque antes de saber si quería ir a Israel o no, ella entendió que no existía el concepto de no estudiar. Si me preguntas qué nos hace judíos, en nuestro ADN ya está el mandato del estudio.
-También lo vemos en el ejército, donde hay grupos que estudian.
-Es cierto. Los judíos no importa dónde se encuentran, en qué sistema, en qué estatus, en que situación económica, siempre buscan la manera de estudiar. En los lugares de trabajo todo el tiempo envían a sus trabajadores a estudiar, en todo tipo de cursos, capacitaciones e inventaron el término “keren hishtalmut”, fondo de estudio, que se hizo para enviar a la gente a estudiar. Es cierto lo que dice respecto al ejército: parte importante de ser una nación start up (nación innovadora) tiene que ver con gente que fue capacitada en el ejército y pasaron a ser innovadores. Las unidades tecnológicas de elite 8200, 801, unidades especiales en la aviación, en el cuerpo de artillería, de comunicación. Hay todo tipo de unidades de desarrollo como los laboratorios RND dentro del ejército, que de ahí salen generaciones de innovadores que desarrollan soluciones, una tradición de padres e hijos que pasa de una generación a otra. Padre e hijo que se enseñan mutuamente. Se ve en el ejército y también en otros lugares.
-En la diáspora, por ejemplo en el último Iom Haatzmaut, se pasó de hablar de los problemas de Israel relacionados con la seguridad yos palestinos a referirse a Israel como una nación start up, innovadora. ¿Cómo se dio este cambio? ¿Está relacionado lcon los aportes que Israel hace al mundo?
-Yo creo que el diálogo que se daba en el pasado respecto al Estado de Israel era un tema central: el territorio y los palestinos. Todo el debate se daba en torno a este tema político: dos territorios para dos pueblos separados o dos pueblos en un territorio. Yo creo que en los últimos 20 años se fue relacionando con el tema de una nación start up. El salto, la maravilla económica-tecnológica-social que se dio en Israel en los últimos 20 años, desde el año ‘85 luego del “programa de estabilidad”, luego de años de híper-inflación, pudieron enfrentarse al desafío económico. Hubo algo de privatización de todo tipo de organizaciones que eran estatales o sindicales, el mercado privado creció, hubo una liberación del mercado económico, se abrió al mundo el genio judío y el desarrollo que se dio en el ejército. Ese cóctel, esa ensalada mixta israelí, creó un Estado entre los más desarrollados, en muchas de las categorizaciones de la OCDE. Se creó un Estado donde el sector de Hi-tech desarrolló soluciones a nivel internacional, que se compran en todo el mundo. Cada tanto vemos algún producto increíble. Esto hizo que se abran más de 300 centros de desarrollo de empresas extranjeras, globales e internacionales que quieren el cerebro del ingeniero israelí para crear la próxima generación de sus productos y servicios. Por todas estas razones, Israel es un Estado que sobresale en todo lo relacionado con investigación y desarrollo. Y la relación cercana detallada en el libro “Israel: start-up nation” entre el mundo académico, la producción, el gobierno y el ejército, ese ecosistema construye esta maravilla.
Zohar Yinon junto al director de ItonGadol
-También el hecho que se encuentran durante la reserva, manteniendo el contacto a través del tiempo…
-Yo puedo mostrar mi WhatsApp, donde se ve la comunicación con mis compañeros de reserva (miluim), donde tienen ejercicios compartidos con los norteamericanos. Otro elemento que explica la maravilla del desarrollo israelí es que Israel es un país que todo el tiempo absorbe nuevos inmigrantes, gente de diferentes culturas. Esa riqueza del diálogo entre diferentes lenguas y culturas es otro factor que fortalece el movimiento hacia una nación start up.
-¿Qué piensa de la generación actual?
-Yo creo que tuve suerte de vivir en esta generación que, por un lado, no tenemos la dificultad de ser un Estado en formación como mis padres y abuelos que vivían con mucho recato, construyendo el Estado con sus propias manos. Hoy nosotros disfrutamos de un cierto grado de abundancia y tenemos que aprovechar esta oportunidad para enfrentarnos con los desafíos de nuestra generación, que son la asimilación, cuyos números van en crecimiento, y recordar que todo puede cambiar de repente. Por eso debemos fortalecer la relación entre los judíos de todo el mundo. La “red” judía es un bien que el Estado de Israel debe cuidar y desarrollar. Y como es el hogar de todo judío, en época de dificultad, el Estado de Israel debe enfrentarse a una larga línea de desafíos, y esa conexión, esa red judía, multiplica la fuerza que cuida al Estado de Israel. Hay un nexo, una relación recíproca entre el hogar judío, Israel y las comunidades judías. Todo el tiempo debemos resguardar y fortalecer esa relación, ya que eso es la seguridad a futuro tanto de las comunidades judías como del Estado de Israel.
-¿Cuáles cree son las fortalezas y desafíos de su universidad?
-Yo creo que la academia israelí en general debe mirar cómo encuentra los lugares donde puede desarrollar beneficios, porque la competencia en el mundo académico subió un escalón. Debido a la importante inversión de los chinos, indios y los coreanos en lo académico, debemos encontrar la fórmula para seguir siendo atractivos para los cerebros judíos. Hoy hay un interés global por los investigadores israelíes y por eso es un esfuerzo enorme de los judíos y los israelíes el lograr que vengan a Israel, a pesar de las tentadoras ofertas de las diferentes universidades de China, Estados Unidos, Canadá y de otros lugares. Ese es un desafío compartido por todas las universidades de Israel: Cómo mantener la fuerza de los investigadores jóvenes que tienen una excelente reputación internacional y lograr que vuelvan a Israel luego de haber hecho doctorados u otros estudios en el exterior, donde les ofrecen laboratorios que valen millones de dólares. Por otro lado, es importante enfocarse en lugares en los cuales el mundo académico en conjunto con las fábricas puedan desarrollar una ventaja para ascender otro escalón y alejarnos del relato de que Israel es un debate sobre el problema palestino. En tanto Israel sea un lugar que produce ideas y soluciones que producen avances para toda la humanidad, así también la relación con el Estado va a ser proporcional. Eso no hace desaparecer los problemas internos que existen en Israel, pero dice que Israel es un país interesante, ya que tiene otras cosas que le dan un valor agregado para el mundo y no sólo tiene el problema político. Esperamos que en algún momento llegue la paz, todos rezamos por eso.
-¿Cuáles son los avances de Israel respecto al manejo del agua?
-Al finalizar los años ‘90, entre 1999 y 2001, hubo una seguidilla de años de sequía. Me pidieron que prepare un programa con una mirada integradora para, por un lado, agrandar la cantidad de agua que está a disposición de la población para todas las necesidades, para las casas, la agricultura, la producción, la naturaleza (los ríos se habían secado). Y por otro lado, cómo logramos enfrentar las diferentes demandas, a través de seminarios económicos de sistemas de ventas, y cómo se educa para el ahorro. Tuve que realizar una política general que trata tanto el lado de la oferta como el de la demanda de agua. El primer programa incluía la construcción de instalaciones para la reutilización del agua. Nosotros utilizamos cada gota dos veces, una vez la aspiramos, la tratamos, la purificamos y con eso regamos los plantíos. Israel lleva la delantera en el mundo de lo que se llama la reutilización del agua para la agricultura. Casi el 90% del agua es reciclada para el uso en la agricultura y en algunos casos para la industria. En Israel se encuentran las recicladoras más grandes y más económicas. A partir de la implementación de este programa, y por supuesto que a lo largo de los años le fueron haciendo adaptaciones y cambios, Israel pasó de ser un país que casi importa agua desde Turquía a ser exportador de agua a Jordania y a la Autoridad Palestina (tanto a Judea y Samaria como Gaza). Es increíble si pensamos que somos un país prácticamente desierto, con un clima semi-árido. Eso quiere decir producir distintos tipos de agua según las necesidades, lograr tarifas reales de agua para que no solo los que viven en barrios ricos puedan regar sus plantas mientras que los pobres no puedan tomar agua. Organizar esos precios. Todo esto cuidando la atmósfera.
-La zona del Aravá es un ejemplo…
-¿Vio la agricultura en esa zona? Tomates Cherry en el desierto. ¿Cómo se hace eso? Se desarrollan centros de agua salada que hay en esa zona y se produce la desalinización. No se puede tomar esa agua, pero se puede regar y de ahí salen tomates muy dulces, de los mejores del mundo. Y no solo se consumen en el país, sino que también se exportan. Los dátiles en la zona del Jordán, cerca del Mar Muerto. Eso se hace con aguas de desagüe de Jerusalem. Las llevan hacia las zonas de los plantíos y tanto israelíes como palestinos cultivan dátiles y los exportan a Europa.