Itongadol/AJN.- En el marco del 70º aniversario de la independencia del Estado de Israel, la Agencia AJN visitó al fundador y director del Centro Interdisciplinario para el Estudio de la Pobreza y Exclusión Social de la Universidad de Haifa, el argentino Roni Strier [foto], para conversar sobre el tema que lo apasiona y su contribución para combatirlo.
La entrevista versó sobre la realidad oculta de ese país, su experiencia e iniciativas y hacia el final de la misma se refirió a los aportes y cooperación con su nación de origen.
– Según los datos oficiales del Instituto de la Seguridad Social, un 19 por ciento de la población israelí vive en la pobreza, y en algunos sectores estamos hablando de niveles muy altos: uno de cada tres chicos árabes o jaredim [ortodoxos], ya que el índice de participación en el mercado laboral es muy bajo, y familias de padres o madres solas, o en las cuales solo uno de sus integrantes trabaja. No podemos bajar el índice de pobreza… Hace varios años que se reduce muy poco. Tenemos un sistema que la mayor parte de los países del mundo nos envidia: en la Argentina, si no tenés plata, te mata; acá, la red social -salud, tercera edad, discapacidad- está desarrollada. También los trabajos, pero no son generosos para ayudar a salir de la pobreza. Lo que hace Israel está muy bien: administración de la pobreza para que la gente no se muera de hambre. Tiene la base social de un Estado de Bienestar, pero se va desgastando con políticas neoliberales y una fuerte tensión entre el ministro de Economía [e Industria, Eli Cohen] y [el jefe de gobierno, Benjamín] Netanyahu. Es que el primero está dedicado al tema porque viene de una familia pobre y mantiene los servicios sociales. Los transportes están parcialmente privatizados. Fuera de los tradicionales roles académicos que tiene la universidad, más allá de instrucción investigación, hacemos un trabajo con servicios sociales.
– ¿Cuándo empezó el proyecto?
– El programa empieza en 2005 y el Consejo Nacional de Educación Universitaria decide presentarles esta metodología a todas las universidades y dar plata para “programas emblema” que nacen a partir de este proyecto. Hacen cosas divinas, como cursos de activismo en la tercera edad, trabajan con profesores y alumnos en la comunidad… Son activistas que trabajan con el tema de la exclusión… La gente vieja queda excluida en el mundo… Han conseguido que el recorrido de los ómnibus se modifique para que llegue adonde hay gente de la tercera edad. El 1º de mayo, estudiantes les dieron cursos sobre derechos laborales a trabajadores tercerizados…
– ¿Hay otras universidades que tengan el mismo rol?
– Existen proyectos que trabajan haciendo tutorías, pero el Haifa Partnership for Poverty Eradication, para la eliminación de la pobreza, tiene doce años y proyección nacional, con el municipio y las comunidades. Desarrollamos un modelo documentado y publicado, y los estudiantes hacen desarrollo social comunitario y la parte política. Mis alumnos van a la Knesset [Parlamento israelí] un día, el 20 de febrero, y se ocupan de la legislación contra la pobreza. Los mismos beneficiarios pasan de objetos a sujetos y se convierten en investigadores. Se los rescata y son voceros del tema: muestran cómo salir de la pobreza en charlas para universidades.
– ¿Se habla de esto en Israel?
– Afuera nadie habla, están el conflicto y la Start up nation [Nación innovadora] para taparlo… En Israel, los números de la macroeconomía dan, pero no los de la microeconomía, los que trabajan acá… Hoy en día, Israel es una potencia internacional sobre el conocimiento de la pobreza y el trabajo social, y mucha gente viene a ver cómo tratar el tema. Las universidades compiten con las mejores del mundo y nos exigen muchísimo más. Como argentino, veo el abandono del Estado a ciertas obras, lo que demuestra que la base socialista de asistencialismo se fue con bestias como Netanyahu. En los años ’80, el Gobierno ponía un montón de plata, como iniciativa de Estado; ahora, deja que las fuerzas del mercado hagan lo que tengan que hacer. Es increíble la plata que hay en Tel Aviv, con gente que gana fortunas, y la diferencia con los barrios necesitados es abismal. Hay casas que están en terrenos caros, no se renuevan y se están cayendo abajo, y nuestra acción pasa por un proceso de renovación urbana: hay inversores dispuestos a comprar los edificios viejos de los años ’50 y construir. Hicimos cursos con la gente que vive ahí para que conozca sus derechos de renovación. Los dan profesores de la universidad, de manera gratuita y fuera del trabajo. El intendente [Ron Huldai] no me quiere ver. Le pregunté por qué no ponía plata ahí; “para que se vayan y venga gente nueva”, me dijo de manera altanera.
– ¿Qué países tienen resulto el salir de la pobreza?
– Se hicieron grandes logros, pero que han dejado miserias terribles, en China y el Brasil de “Lula” [Luis Inácio da Silva]. Grandes cantidades salieron de la clase pobre y pasaron a la media. Es cierto que dejaron al país endeudado, pero hay formas de hacerlo, con un balance entre el crecimiento y los sectores. Tanto en Israel como en otros países, como la Argentina, hay mucha gente que gana muchísima plata. Lo más interesante es que lo que estamos haciendo acá pasa a Buenos Aires. La Asociación de Amigos de la Universidad de Haifa me conectó con la ministra de Desarrollo Social, al principio de la ciudad y de ahí pasó a la Nación [Carolina Stanley], buscando dar una charla a distintas secretarías. Así empezó una corriente de cooperación que llevó a una serie de charlas en las universidades de El Salvador y otras y terminó en la Casa Rosada, donde todos los subsecretarios y más de 100 personas hablaron sobre los paradigmas de la pobreza a partir del trabajo que estamos haciendo aquí. En septiembre se va a organizar un megacongreso sobre el tema del empoderamiento y pobreza, donde participarán 6 o 7 ministerios y está involucrada la Embajada de Israel. Pero la primera charla que di fue en un congreso de responsabilidad social en La Rural, invitado por el otro Gobierno.
DB-CGG