Itongadol.- Días atrás, finalizaron en Jerusalén el Encuentro Interreligioso de Ciudadanía y el III Congreso Cátedras Scholas organizados por la Pontificia Scholas Occurrentes y el Instituto Truman.
Setenta y cinco jóvenes de los cinco continentes participaron del encuentro en la Universidad Hebrea. Bajo el lema "Entre la universidad y la escuela. Construyendo la paz a través de la cultura del encuentro", jóvenes de las religiones judía, cristiana, islámica y pares israelíes y palestinos se encontraron con referentes del mundo religioso, diplomático, educativo y gubernamental a lo largo de tres días. Muchos otros se sumaron de manera virtual participando de debates interactivos.
La Fundación Scholas, una iniciativa nacida en 2001 a instancias del entonces arzobispo Jorge Bergoglio, promueve alianzas por la paz desde la educación, a partir de valiosas experiencias como la del Diálogo Interreligioso. Hoy es una entidad internacional, activa en 190 países, que convoca a jóvenes de entre 15 y 17 años a confraternizar, con el fin de transmitir el compromiso por el bien común, fomentando el arte, el deporte y la tecnología para la integración. El Instituto Truman de la Universidad Hebrea investiga sobre resolución de conflictos y propone soluciones pacíficas para pueblos y naciones del Medio Oriente. Ambas instituciones sembraron semillas de entendimiento entre decenas de asistentes que serán, a su vez, portavoces de un mensaje pacificador.
Además de 5 alumnos de las escuelas ORT de la Argentina, asistieron desde nuestro país el padre Guillermo Marcó, el dirigente musulmán Omar Abboud y el rabino Daniel Goldman, dando una vez más testimonio de la amistad y confianza construida entre ellos, capaz de superar divergencias, como un claro ejemplo a seguir. Conmueven también los testimonios de los jóvenes, al acercarse a la realidad de sus pares, desde lo similar, pero abrazando sobre todo lo diferente (https://www.youtube.com/watch?v=CC9U4Dy5igU&feature=youtu.be).
Las temáticas abordadas para alimentar la cooperación incluyeron contaminación y cambio climático, deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social, e inequidad planetaria, entre otras.
En el cierre, desde la "ciudad de la paz", traducción de "Jerusalén", se plantó el Olivo de la Paz como signo de encuentro, tras un inspirador mensaje del papa Francisco.
Siempre celebramos que desde la diversidad se promuevan valores fundamentales como los de la convivencia y la participación ciudadana para lograr un mundo integrado y en paz. Mucho tenemos que aprender a la hora de experimentar la riqueza del disenso para superar lo que nos divide como Nación. Cuando en lugar de construir muros y alimentar odios logramos acercarnos al otro con una actitud respetuosa y receptiva, potenciando todo aquello que nos une y sabiendo superar lo propio que puede distanciarnos, como estos jóvenes, es posible entrar en profundo contacto vital y descubrir que estamos ante otro ser humano cuya diversidad nos enriquece. Un compatriota junto a quien construir un país mejor, cada uno aportando lo mejor para que así sea.