Itongadol.- Por Eduardo Chernizki. Finalizado el escrutinio del acto electoral de la AMIA del que surgirá el próximo presidente de la institución cuando los 90 representantes de socios electos que integren la Asamblea elijan a los 21 miembros de la Comisión Directiva y los dos Revisores de Cuentas, surge el primer análisis por Eduardo Chernizki.
Cantidad de votantes
El primer análisis del resultado de la elección de ayer no puede obviar que votaron 8.075 socios menos que hace cuatro años, (07-04-2013 votaron 14.582 socios y el 30-04-2017 lo hicieron 6.507). Pero de acuerdo a cómo se interprete este hecho, junto a otros que desarrollaremos a continuación, nos permitirá saber quién ganó y quién perdió en esta elección.
Un detalle que debemos tener en cuenta es la cantidad de socios que estaban habilitados para votar: en el 2013 eran 25.825 socios y ayer 21.280, es decir que el padrón de socios que podrían haber ejercido su derecho de votar disminuyó en 4.545 integrantes en los cuatro años transcurridos. Un dato que para el futuro de la institución posiblemente sea mucho más importante como la menor cantidad de votantes.
En base a lo anterior, lo que resulta realmente relevante es el porcentaje de socios que concurrieron a votar respecto al de habilitados para hacerlo: en el 2013 fue el 56,46% y ayer el 30,58%, lo que indica una disminución porcentual de casi el 26%.
Un poco de historia
Lo segundo que consideramos que se debe tener en cuenta es el interés por la elección despertado en la masa societaria de la AMIA.
Hace cuatro años la oposición al Bloque Unido Religioso -BUR- podemos decir que comenzó a organizarse desde casi el mismo día que Guillermo Borger fue electo presidente de la AMIA en mayo del 2008, luego de que no pudiera alzarse con el triunfo en las elecciones de abril del 2011, pues se presentó dividida. Posteriormente se unió en la Asamblea Electoral, la que estatutariamente elige entre los representantes de socios que la componen a los miembros de la Comisión Directiva, incluido el presidente.
Esa unión impidió que la Asamblea Electoral cumpliera con su cometido, y con mandato vencido, la Comisión Directiva presidida por Borger continuó al frente de la AMIA por otros dos años.
Durante varios de esos meses se efectuó una conscripción de socios que el BUR utilizó para asociar a una gran cantidad de miembros de la comunidad, los cuales incrementaron significativamente el padrón electoral.
Efectuada la elección del 7 de abril del 2013, en la que el BUR obtuvo el 42,60 %, conformó la conducción que actualmente preside Leonardo Jmelnitzky, debido a que se produjo un desgajamiento en una de las listas opositoras, lo que le permitió al BUR contar con la mitad más uno de los representantes de asociados en la Asamblea Electora.
A la vez ocurrió un hecho desacostumbrado en la vida política interna de la AMIA. Las agrupaciones opositoras “Plural Jai” y “Amia es de todos” no aceptaron integrar la Comisión Directiva y se abstuvieron de dar quórum en las asambleas ordinarias, impidiendo que se aprueben diversos temas, entre ellos las Memorias y Balances de los últimos dos ejercicios.
Hace más de un año, ambas agrupaciones opositoras se unieron y conformaron “Juntos por AMIA”. Estos resolvieron no presentar candidatos para la elección que debía llevarse a cabo en abril del 2016, aduciendo principalmente errores en la confección del padrón de la institución y solicitando que antes de convocarse al acto electoral los mismos debían solucionarse.
Como no lograron su propósito, se dirigieron a la justicia y obtuvieron, en dos oportunidades, que la jueza interviniente suspendiera el acto electoral de la AMIA y fuera el órgano de control estatal, el INAES, el que debiera tomar cartas en el tema.
Interés de la masa societaria
El INAES, luego de una profunda veeduría, le indicó a las autoridades de la AMIA que debía convocar a elecciones a sus asociados en condiciones de votar (con un año de antigüedad y la cuota social paga al 31 de diciembre del 2016).
A mediados de marzo pasado, al momento en que las agrupaciones que participan de la vida política interna de la AMIA debían presentar sus listas electorales para participar en la elección, “Juntos por AMIA” no lo hizo, y podemos decir que hasta pocos días antes del domingo pasado existía el interrogante de si nuevamente no lograrían evitar que la votación se llevara a cabo.
Que la oposición mantuviera su postura de no participar de la elección generó la sensación de que el BUR ya tenía ganada la votación y que lo importante era el porcentaje que obtendría. Finalmente logró el 76,69% de los votos emitidos
Esta es una situación que consideramos muy importante, pues a nuestro entender influyó tanto en los socios, que sin ser observantes ortodoxos, venían votando por el BUR, como en aquellos que se le oponen pero no estuvieron de acuerdo con que la oposición recurriera a la justicia ordinaria del país por un tema interno de la comunidad (Si es seguro que ganen para que voy a desaprovechar el domingo yendo a votar).
Las otras dos listas electorales
Por su parte, los factores sionistas tradicionales, mejor dicho, sus dirigentes, venían preguntándose cual debía ser su manera de enfrentar la posible elección mucho antes de que fuera convocada hace un año. En marzo del 2016, tres de ellos habían decidido conformar una lista electoral conjunta: Avodá, Likud y Unidad Comunitaria, lo que en ese momento fue dejado de lado para presentar una lista única liderada por el BUR al no presentarse “Juntos por AMIA”.
La obligada postergación del acto electoral durante 12 meses consolidó la idea de constituir un “frente sionista”, y a las tres agrupaciones se les sumó Sionistas Apartidarios. El resultado que obtuvieron fue el 13,55% de los votos emitidos. Los miembros del Movimiento Conservador que integran su brazo político decidieron presentarse por primera vez en las elecciones de AMIA y obtuvieron el 9,21% de los votos, un resultado digno.
Llamamiento a no votar
Cuando ya era un hecho que las elecciones se llevarían a cabo, surgieron voces del arco opositor que mediante mensajes distribuidos en la web y difundidos en un programa radial, efectuaban un llamamiento a los socios de la AMIA, en especial a aquellos identificados con los movimientos religiosos liberales, a no concurrir a votar.
Consecuencias directas de la elección
La primera consecuencia de la elección de ayer es que el BUR, al tener mayoría absoluta en la futura Asamblea de Representantes de socios de la AMIA, puede constituir una Comisión Directiva integrada solamente por miembros observantes ortodoxos. Si bien consideramos que no lo hará, manteniendo la tradición de la institución de que todas las listas que participan en la elección están representadas en la conducción de la entidad por más que eso no lo logró hace cuatro años.
La segunda fue que la cantidad menor de votantes que obtuvo el BUR respecto a la elección anterior,está en relación a la disminución del número de socios en condiciones de votar que existió, es decir que mantuvo su caudal electoral.
Quién ganó y quién perdió
Sin lugar a dudas, la que ganó es la AMIA, pues una vez que asuman los 90 representantes de socios electos y elijan a los integrantes de la próxima Comisión Directiva y Revisores de Cuentas, podrán abocarse a considerar los temas que están pendientes de aprobación por la Asamblea, entre los que se cuentan las Memorias y Balances de los dos últimos ejercicios.
También consideramos que el BUR es un ganador de esta elección pues, pese a tener unos contrincantes electorales débiles, mantuvo su caudal electoral porcentual en relación a los asociados en condiciones de votar, movilizándolos. Esto último se evidenció en la mesa habilitada para los socios que tenían problemas y no figuraban en el electoral de 294 votantes. 257 lo hicieron por el BUR, pero a la vez le tiene que pesar, en lo que atañe a sus dirigentes, la disminución de la cantidad de socios habilitados para votar.
Mientras esperábamos el resultado de las urnas en el hall de la AMIA, escuchamos que muchos sostenían que quienes habían triunfado eran los que hicieron el llamamiento para que los socios no voten. No estamos para nada de acuerdo, excepto que lo consideremos una victoria pírrica, pues dicho mensaje estaba destinado a los socios que se identifican con el judaísmo liberal. Al igual que la decisión de “Juntos por AMIA” de no participar en la elección, le otorgaron al BUR la primacía absoluta, y la posibilidad de gobernar la institución durante los próximos tres años como mínimo (algunos dirigentes anoche opinaban que no se los desplazará más de la máxima conducción de la AMIA), de acuerdo a su interpretación de la forma de vida judía, que difiere de la que tienen los que no son observantes raigales.
Si bien, tanto los responsables de la lista de los factores sionistas como del movimiento conservador no estaban conformes con el caudal de votos obtenidos, si analizamos la situación existente debemos reconocer que no ganaron, pero también que no perdieron. Desde el vamos, sus responsables debían de ser conscientes que BUR no necesitaba efectuar una campaña electoral para movilizar a sus adherentes y que en está ocasión, el tiempo destinado a dirigirse a los asociados de AMIA fue muy exiguo: un mes aproximadamente, al que se le deben restar los días de Pesaj.
Otro elemento que debe tomarse en cuenta respecto a las dos listas electorales que enfrentaron al BUR en esta oportunidad, es que carecieron de un líder, como lo fue Luis Grynwald hace cuatro años, que no sólo dirigiera una de las agrupaciones opositoras, Plural Jai, sino que concitara el apoyo del socio que se define como no religioso y que normalmente no se ocupa ni preocupa por la política interna de la AMIA.
Finalmente, quién perdió. Debemos reconocer que nos es muy difícil encontrar un exclusivo perdedor, excepto que consideremos que lo fue la dirigencia del sector de la comunidad que se ocupa de la política interna de la AMIA. Una dirigencia que no pudo o no supo, o – lo que es peor – no le interesó lograr un acuerdo de convivencia que evitara los desacuerdos que llevaron a que una jueza, en dos ocasiones, suspendiera las elecciones de la AMIA y a que el INAES instalará una veeduría en la institución, y que además, no consiguió aumentar la cantidad de asociados habilitados para votar, sino que debió aceptar que dicho caudal disminuyera en 4.545 asociados.