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Carta abierta a los mexicanos que profesan la fe judía

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Itongadol.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 6 de febrero de 2017

Lic. Moisés Romano – Presidente Comité Central de la Comunidad Judía de México
Ing. Mauricio Lulka – Dir. Gral. del Comité Central de la Comunidad Judía de México
Sr. Elías Achar – Presidente Tribuna Israelita
Lic. Renee Dayán Shabot – Directora Tribuna Israelita

Mi nombre es Waldo Wolff. Soy Argentino. Tal como lo permite el artículo 14 de la constitución de mi país, profeso la religión que yo deseo. Si bien no estoy obligado a exteriorizar mi fe, exhibo mi condición de judío abiertamente a título voluntario. También soy diputado de la nación.
Hace pocos días pude leer una serie de comunicados que vuestra organización sacó respecto de la posición de la comunidad judía mexicana organizada a raíz de las expresiones del primer ministro israelí Benjamin Nethanyahu acerca del muro que el presidente norteamericano Donald Trump propone construir para separar México de EEUU.

Criticaban ustedes como judíos mexicanos el apoyo que Nethanyahu le dio al ya tristemente conocido muro.

Si bien a los efectos de las motivaciones de mi carta hacia usted mi posición acerca de las declaraciones de Nethanyahu no deberían interesar, me permito expresar mi desacuerdo con ellas al igual que con el muro.

Mi preocupación acerca de su expresión en representación de la comunidad judía mexicana es porque temo que han caído en la psicopatía que nos provoca el progresismo por la cual los judíos tienen que sobreactuar su nacionalismo para garantizarse el amor de sus compatriotas. Y paradójicamente esta sobreactuación los termina transformando en cómplices de ese accionar extranjerizante al que se ven sometidos con ese maniobrar.

¿Por qué usted debe expresarse como judío por lo que hace un presidente extranjero como Nethanyahu? Acaso, ¿Usted responde por el accionar de una nación extranjera? Entonces, ¿Es cierto que los judíos mexicanos, argentinos; uruguayos o belgas respondemos a una nación extranjera?

Nuestro amor por Israel es hacia su condición de centro espiritual de nuestra vida religiosa. No respecto del accionar de sus gobiernos soberanos. Tal como lo es para el cristiano el Vaticano, para el armenio el monte Ararat o para el musulmán la Meca.

¿O usted vió a la comunidad musulmana de México expresarse cuando musulmanes volaron las torres gemelas fomentadas desde un país musulmán o la comunidad cristiana de México disculparse con el mundo cada vez que aparece un cura pedófilo? Seguramente no. Y está bien que no lo hagan, porque son mexicanos que profesan una determinada fe y no son responsables por las decisiones políticas de países extranjeros incluso que albergan los lugares más sagrados de las religiones que ellos profesan.

Por eso, como hermano de religión, le pido que con el propósito de mexicanizarse más de lo que la constitución de su país le pide, no termine extranjerizándose como quieren los antisemitas de turno. De esa manera, somos funcionales a ellos.

Somos del pueblo de la ley. Del pueblo que le dió al mundo la génesis de las garantías de las libertades individuales y colectivas. El derecho de ejercer nuestra religión libremente en países democráticos no nos condiciona a tener que expresarnos como judíos acerca de ningún otro país. Y eso incluye a Israel.

Leí también que se expresaron acerca de que a Israel no le interesan los judíos de la diáspora. Los judíos de México son responsabilidad de México, como los de Argentina lo son de la Argentina. No de Israel. Bastante tienen ellos con el cuidado de los israelíes. Si así fuera, seríamos lo que los antisemitas dicen que somos, y lo que aquellos que -como yo- creemos haber aprendido de las enseñanzas de la historia, dejamos bien en claro que nunca fuimos.

Le mando un abrazo sincero desde la Argentina.

Waldo Wolff
Argentino, Judío, Diputado Nacional

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