(Agencia AJN).- Quienes dicen preocuparse por los derechos humanos y protestan contra masacres y delitos de lesa humanidad, sólo manifiestan contra Israel y repudian únicamente a Israel. Ante las verdaderas masacres, el mundo ve, sabe y calla. “Cuando se trata de Israel, el mundo no sólo calla, también es hipócrita”. Por Ben Dror Yemini. Yediot Ajaronot.
La masacre en Mosul ya comenzó. Todos matan y masacran a todos. No sólo Isis. El mundo ve, el mundo sabe, y el mundo calla. Hace unas pocas semanas sucedió en Alepo, en Siria. El hospital más grande quedó convertido en escombros. El mundo ve, sabe y calla. Y esto continúa. La potencia más grande del mundo optó por la no-intervención. Algo de observación. Algo de ayuda aérea. No más que eso. Barack Obama dio luz verde. Prometió que intervendría si Siria utilizaba armas químicas. Hubo una ilusión que duró muy poco en cuanto al acuerdo. El uso de armas químicas continúa. La masacre sólo aumenta.
Toda masacre de seres humanos exige que cada persona, sin duda de un judío, piense en el silencio del mundo en los años cuarenta. La lección del Holocausto es doble: tanto nacional como humano. La lección nacional fue aprendida, Israel puede defenderse. La lección humana, universal, nunca se aprendió. No comenzó hoy. Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta hoy fueron asesinados, especialmente masacrados, 86 millones de personas. De acuerdo con una investigación de la Asociación Norteamericana de Salud Pública, se trata de 190 millones.
5 millones en Congo. El mundo calló. Un millón durante la invasión rusa a Afganistán. Y el mundo calló. 3 millones en la Guerra de Independencia en Bangladesh. Y el mundo calló. Medio millón en la Guerra de Independencia de Argelia. Y el mundo calló.
Millones de niños refugiados y sufriendo inanición en Nigeria y Somalia debido a la Jihad, y el mundo calla. La mayoría de estas guerras incluyeron masacres similares, e incluso más graves que las de Siria, y el mundo calló.
Para poner las cosas en proporción, en todas las guerras entre Israel y los países árabes murieron entre 80 y 120.000 personas, de ellos alrededor de 12.000 en el conflicto israelí-palestino. La gran mayoría de esos muertos son personas inocentes. La mayoría de los muertos en las guerras entre Israel y los palestinos son combatientes o terroristas.
Pero no digamos que la conciencia del mundo en general y del mundo libre en particular, no existe. Al contrario, hay protestas. Contra Israel. Prácticamente sólo contra Israel. La mayoría de las resoluciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU anterior y actual se dirigen contra Israel. Es cierto que el aporte de Israel a la violencia en el mundo es mínimo, pero la gran mayoría de las protestas se dirigen contra Israel.
Multitudes llenaron las plazas en Londres, San Francisco, París y Amsterdam, para protestar contra la “masacre” que Israel lleva a cabo contra los palestinos, una masacre que no existe. Prácticamente nula cantidad de manifestaciones se realizaron contra otras masacres en el mundo.
Cuando no se trata de Israel, el mundo no sólo calla, también es hipócrita.
El fin de semana pasado manifestantes interrumpieron con violencia un acto en el que iba a hablar un israelí. Los manifestantes eran de países que llevan a cabo los mayores actos de masacre, a quienes se sumaron jóvenes británicos de izquierda y del Partido Laborista, afectado por la enfermedad del antisemitismo. Y en otro acto en la Cámara de los Lores se realizó un congreso en el que culparon a los judíos por el Holocausto.
Hay que decirlo con toda claridad: la protesta manipulativa y perversa contra Israel tapiza el camino hacia el silencio del mundo libre frente a las masacres y crímenes de lesa humanidad que realmente se cometen. No hay una protesta mundial contra masacres. Hay una protesta exagerada contra Israel.
No hay aquí una cuestión de moral humana. Hay hipocresía y engaño político.
Se puede comprender cómo organismos internacionales guardan silencio ante crímenes verdaderos en el mundo, mientras, al mismo tiempo, repudian constantemente a Israel. En esos organismos hay una mayoría oscura. El problema es que aquellos que deberían ocuparse de los derechos humanos se suman a esa mayoría oscura. Y cuando se presentan representantes israelíes en foros internacionales, y cuentan sobre los crímenes de Israel, cuando frente a ellos están los representantes de los países responsables de los mayores delitos contra la humanidad…Y cuando se presentan ante los grupos de izquierda en el mundo, que callan ante los verdaderos crímenes y repudian sólo a Israel, son cómplices y partícipes de una gran estafa.
No es preocupación por los derechos humanos. Es un delito moral.