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Jabad. Cinco consejos tradicionales sobre el matrimonio que tienes que dar vuelta

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 Itongadol.- La despedida de soltera fue hermosa: había flores en todas las mesas, docenas de amigas que habían venido a celebrar y la anfitriona había planeado una mañana de juegos para entretener a la novia. La primera actividad, anunció, sería algo que las invitadas teníamos preparado de antemano: con una sonrisa, sacó un pilón de cartitas para que la novia leyera en voz alta. Cada una tenía un consejo de matrimonio que las invitadas queríamos compartir.

La novia tomó la primera carta y reconoció en ella mi letra. “No tengas miedo de irte a dormir enojada”, se rio y continuó: “si sientes que estás a punto de tener una pelea, tómate un tiempo y discutan luego sus diferencias, en un momento en el que ambos estén más tranquilos”.

“¡No puedo creerlo!”, gritó una invitada con una sonrisa, “Escribí el mismo consejo: ¡No tengas miedo de irte a dormir enojada!”. La otra invitada era unos años mayor que yo y era un pilar de la comunidad. Me gustó que una persona tan sabia hubiera elegido el mismo consejo que yo había pensado.

“Yo siempre escuché que se decía lo contrario: que no es bueno irse a dormir enojada”, dijo otra invitada, y otra mujer explicó con amabilidad lo que quería decir.

“Cuando estás cansada, enojada y a punto de tener una pelea, no es el mejor momento para hablar de las cosas. Es mejor hablar de las diferencias de opinión cuando ambas personas han descansado y están de mejor humor”. De inmediato todas las mujeres presentes comenzaron a asentir con la cabeza.

Todos hemos escuchado el proverbio “no te duermas enojado”, pero tomarse un tiempo cuando estamos irascibles puede ser más productivo e incluso puede prevenir que los desacuerdos se conviertan en peleas graves.

Aquí, otros cinco consejos sobre el matrimonio que suelen mejorar si los seguimos a la inversa.

1. Todo en partes iguales

En un matrimonio, hay veces en las que nos toca dar sin recibir. Dirigirse al matrimonio con la idea de que vamos a recibir algo a cambio cada vez que entregamos es poco real y puede conducir al resentimiento cuando una de las personas siente que no recibe tanto como debería.

En cambio, trata de tener la meta de hacer a tu pareja feliz y de darle, sin llevar la cuenta de lo que ha hecho por ti en el último tiempo. Piensa en la relación entre padres e hijos: los padres aman a sus hijos y dan todo por ellos. Si bien los padres no esperan algo a cambio, todo de lo que proveen a sus hijos de manera desinteresada y llena de cariño crea un vínculo como ningún otro. Si bien puede parecer contraproducente adoptar esa actitud con un adulto, con una pareja, los resultados pueden sorprenderte y acercarte al otro más que antes. En lugar de “todo en partes iguales”, piensa en remplazar la frase por el famoso dicho del Talmud: “Trata a tu esposo como a un rey, y él te tratará como a una reina” (y viceversa).

2. Amar significa jamás tener que pedir perdón

Este famoso aforismo supone que, en una relación amorosa, todo está perdonado. No hay necesidad de disculparse cuando se trata de los seres más queridos.

Esta actitud nos convence de que es cierto el mito de que pedir disculpas de alguna manera nos disminuye. De hecho, pedir disculpas demuestra fortaleza, revela que tenemos la confianza y la seguridad suficientes para admitir cuando nos equivocamos, y que nos importan los otros lo suficiente como para considerar sus sentimientos.

El judaísmo pone énfasis en revisar con constancia nuestras acciones para buscar maneras de mejorar. Si nos equivocamos, pedimos disculpas. Buscar pedir disculpas a aquellos con los que nos hemos equivocado es parte de la teshuvá, que se suele traducir como “arrepentimiento”, pero cuyo sentido literal es “retorno”. Pedir disculpas por nuestras palabras y acciones es una manera de retornar, de volver a la persona que se suponía que éramos. Desde esta perspectiva, las disculpas no son un signo de debilidad, sino de fortaleza. Pedir el perdón de los otros es signo de que los respetamos (a ellos y a nosotros mismos) lo suficiente como para querer reparar nuestras relaciones.

3. Lo que importa es lo de adentro

Hace unos años me pidieron que grabara una breve clase. Luego de escribir y practicar lo que iba a decir, me preparé para hacer el video: me puse mi mejor ropa, dediqué mucho tiempo al maquillaje y me preparé para grabar. En ese momento, mi marido llegó a casa del trabajo. Me miró, sonrió y me dijo: “¡Estás hermosa!”.

En lugar de alegría, sentí un poco de culpa. ¿Cuándo había sido la última vez que me había vestido linda para él? Había caído en el hábito de no hacer un esfuerzo con mi apariencia. “Lo que importa es lo de adentro”, podría haber dicho; hasta ese momento en el que vi la cara de mi marido.

Si bien ser hermoso por dentro es esencial, hacer un esfuerzo con nuestra apariencia física es una forma de señalar que nuestra pareja es importante para nosotros y que aún queremos vernos bien para ellos. Es una manera poderosa de decir que nos importa.

4. No tengas miedo de decir lo que piensas

Si bien en un matrimonio puede ser tentador dejar que todo se sepa, hay un antiguo dicho judío sobre el daño que puede causar lo que decimos: “Un pájaro liberado puede volver a capturarse, pero la palabra que escapa del cerco de tus labios se ha ido para siempre”.

Por esta razón, los sabios judíos aconsejaban ser muy cuidadosos al hablar. Esto vale para todas las personas con las que interactuamos, en especial las que están más cerca de nosotros, que están más en sintonía con lo que nos afecta y cuyos sentimientos pueden resultar dañados con una palabra lanzada sin cuidado.

Considera una versión distinta de “no tengas miedo de decir lo que piensas”. Piensa antes de hablar, en especial cuando lo que te motive sea el enojo. Adopta la estrategia de contar hasta 10 cuando estés enojada y piensa en las posibles consecuencias de tus palabras.

Un consejo alternativo podría ser: reconoce que las acciones pueden tener un mayor efecto que las palabras. O, según rabí Shamai: “Di poco y haz mucho” (Pirkei Avot 1:15).

5. La ausencia endulza el corazón

Si bien a veces un poco de distancia puede ser saludable en un matrimonio, es fácil caer en la trampa de tener horarios por completo diferentes. Un estudio del gobierno británico acerca del uso del tiempo en parejas casadas confirmaba esta realidad moderna en su título. Se llamaba “Casados durante el fin de semana”, lo que refleja que la triste realidad para muchas parejas es que el tiempo juntos es un bien escaso. En lugar de tener agendas súper ocupadas, traten de buscar tiempo para estar juntos. Citas nocturnas, viajes compartidos, incluso pasar tiempo en casa con los aparatos electrónicos apagados hace que la gente se enfoque en su pareja. Y eso hace que tenga tiempo de disfrutar del otro y crecer con él.

Hay un tesoro de sabiduría en nuestra tradición judía que nos puede brindar una nueva y maravillosa guía y otras perspectivas respecto del matrimonio. Pensar de manera crítica en algunos de los consejos ya desgastados sobre el matrimonio, que muchos de nosotros damos por sentados, puede ayudarnos a abrir los ojos a nuevas fuentes de sabiduría y sentido común.

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