Itongadol/AJN.- El recientemente fallecido ex Presidente y primer ministro de Israel y premio Nobel de la Paz 1994 Shimon Peres “era un líder, un estadista y una figura importante y de mucha influencia en la vida de todos nosotros, no solamente en la política, sino en la innovación, y con un increíble acercamiento humano, que no es tan común en los políticos; compartí un par de años con él y el conocer de cerca a ese gran hombre fue una experiencia inolvidable”, sintetizó el director para América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores de Jerusalem, Modi Ephraim, en diálogo con la Agencia AJN.
– ¿Qué significa la muerte de Shimon Peres en su vida y en la de Israel?
– Es un día muy triste para todo el mundo, no solo para Israel. Era un líder, un estadista y una figura importante y de mucha influencia en la vida de todos nosotros, no solamente en la política, sino en la innovación, y con un increíble acercamiento humano, que no es tan común en los políticos. Compartí un par de años con él y el conocer de cerca a ese gran hombre fue una experiencia inolvidable. Hoy en Israel recibimos a más de 80 delegaciones de todo el mundo, de países lejanos y cercanos, que vienen para rendirle honor. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, con su canciller (Claudia Ruiz); José Serra, canciller de Brasil; el presidente provisional del Senado de la Argentina, Federico Pinedo; Hugo Dolmestch Urra, titular de la Corte Suprema de Chile; y un ministro de Panamá vinieron para mostrar esa cercanía especial que tenía Shimon Peres con América Latina. Cuando empecé mi trabajo con él, la primera visita fuera de Israel fue a Brasil y la Argentina, y fue extraordinaria, con decenas de entrevistas con empresarios. El encuentro con (los entonces presidente) Lula y canciller (Celso) Amorim una semana antes de la visita de (el mandatario iraní de esa época, Mahmoud) Ahmanidejad, a quienes les expresó la posición israelí. Todos los líderes del mundo estaban siempre escuchando sus consejos, su experiencia de vida y su sabiduría, como el rey (Juan Carlos) de España. Dio un discurso increíble, con Lula, para las cámaras del Congreso, hablando de la cercanía de Brasil e Israel y la convivencia del mundo judío y el árabe en América Latina como un buen ejemplo para el mundo. También hubo un evento extraordinario con toda la comunidad, otro en la Cámara de Comercio y con políticos como el (entonces) gobernador de San Pablo y actual canciller, (José) Serra. Después llegó a Buenos Aires y recibió una cálida bienvenida de la comunidad en el Luna Park, con un evento emotivo. Para él fue una experiencia maravillosa el ver a los jóvenes de las tnuot (movimientos sionistas) en esa noche. También la visita a la escuela Scholem Aleijem, donde habló con los maestros y los niños como una persona humilde, contando la historia de Israel. Conocer los lugares de los dos atentados y tratar de explicarle a la presidenta (de la época, Cristina Fernández de) Kirchner la preocupación israelí y su trato con la Argentina… Entre otras visitas, nunca voy a olvidar la que le hicimos a (el entonces presidente francés, Nicolás) Sarkozy en París, o cuando estuvimos con la canciller (alemana) Angela Merkel en el Día Internacional del Holocausto en el Bundestag (Parlamento germano), terminando con un Kadish (oración de recordación de los muertos) por el cual todos los diputados se pararon con nosotros por a los seis millones de judíos (masacrados en la Shoá).
– Se habla mucho del cuidado y el respeto que le tenía la gente que acompañaba a Shimon Peres y del diálogo que tenía con ella, sin diferencias generacionales…
– Siempre lo rodeaban jóvenes porque se llevaba muy bien con ellos y para él lo más importante eran las nuevas generaciones. Siempre dialogaba: sobre investigaciones del cerebro, nanotecnología, espacio… Siempre escuchando, sin darle importancia a la edad, sino a la experiencia. Siempre atendía al público, con buen humor y sin distancia, compartiendo buenos momentos como amigos cercanos. Tenía la energía de un joven de 25-30 años: podía tener 6 reuniones en un día…
– ¿Qué se lleva del haber compartido parte de su vida con Shimon Peres?
– Compartía con su equipo un ambiente fabuloso. Era una persona de 90 años, siempre feliz y escuchando mis consejos. En una ocasión viajamos hacia la Conferencia Económica Mundial cantando canciones del Palmaj en el helicóptero. Era un experto en América Latina: su primera visita fue en los años ’50, a Cuba y luego vivió todo el cambio de la revolución de Fidel Castro. Trataba de mejorar las relaciones con el mundo.