Itongadol/Agencia AJN.- El presidente libanés Michel Aoun insinuó la posibilidad de conversaciones de paz con Israel el sábado, dos días después de que los Emiratos Árabes Unidos e Israel acordaran normalizar las relaciones. Hablando con la televisión francesa BFM, Aoun se negó a descartar categóricamente las negociaciones, declarando que “depende” cuando se le preguntó sobre la posibilidad de poner fin al conflicto con el enemigo de larga data del Líbano.
“Tenemos problemas con Israel y tenemos que resolverlos primero”, dijo a la cadena de televisión francesa sin especificar.
Israel ha librado dos guerras en el Líbano en los últimos decenios, y Hezbollah, un grupo terrorista financiado por el Irán que juró la destrucción del Estado judío, está profundamente arraigado en el gobierno libanés.
Los comentarios de Aoun llegaron después de que Israel y los Emiratos Árabes Unidos anunciaran el jueves un acuerdo para establecer relaciones diplomáticas plenas, marcando el tercer acuerdo de este tipo que Israel ha alcanzado con un estado árabe después de Egipto y Jordania.
Delegaciones israelíes y de los Emiratos Árabes Unidos se reunirán en las próximas semanas para firmar acuerdos bilaterales en materia de inversión, turismo, vuelos directos, seguridad y el establecimiento de embajadas recíprocas, según la Casa Blanca.
Al preguntársele sobre ese acercamiento, Aoun respondió que los Emiratos Árabes Unidos eran un “país independiente” que podía hacer lo que quisiera, una postura que contrastaba con la indignación de los palestinos por el acuerdo, y un alejamiento de la iniciativa de paz de la Liga Árabe de 2002, que vincula la normalización con Israel a una retirada total de la Ribera Occidental y Gaza.
Los comentarios de Aoun se produjeron menos de dos semanas después de que una explosión masiva sacudiera la capital libanesa de Beirut, provocando protestas antigubernamentales y una ola de teorías de conspiración que apuntaban la culpa a Israel.
Tanto Hezbollah como Israel negaron los rumores de que Israel estuviera involucrado en la explosión del 4 de agosto, que arrasó gran parte del puerto de la ciudad, matando a 170 personas, hiriendo a miles y dejando a cientos de miles de personas temporalmente sin hogar.
Muchos libaneses culparon a su gobierno por la tragedia, que se produjo cuando miles de toneladas de nitrato de amonio almacenadas en un almacén del puerto durante más de seis años, al parecer con el conocimiento de altos funcionarios políticos y de seguridad, se encendieron, provocando una explosión que creó un cráter de 43 metros (141 pies) de profundidad.