AJN/Itongadol.- El declive de la economía libanesa ha llegado al punto en que los empleados del sector público han declarado una huelga indefinida ya que el costo de trasladarse al trabajo sería mayor que sus salarios.
La lira libanesa ha perdido más del 90% de su valor y el salario mínimo mensual ha bajado del equivalente a 450 dólares a 24 dólares desde 2019 debido a que los precios se han disparado como consecuencia de varios eventos globales y locales.
“A los empleados del gobierno les costaría más ir a trabajar que simplemente quedarse en casa”, dijo a The Media Line Mario Keyrouz, analista financiero libanés.
La guerra de Rusia contra Ucrania ha ejercido una presión al alza sobre los precios del combustible en todo el mundo y ha golpeado aún más al Líbano, explicó.
Como consecuencia, el costo del transporte ha aumentado considerablemente. Esto, combinado con la devaluación de la lira, ha llevado a los empleados del gobierno a quedarse en casa, paralizando todo el sector público, dijo Keyrouz.
Charbel Feghaly, profesional de gestión de inversiones y profesor universitario, dijo a The Media Line que después de analizar el cambio en la balanza de pagos del país y la hiperinflación en los últimos años, muchos profesionales financieros dicen que la crisis actual es la peor en la historia del Líbano.
Sin embargo, en su opinión, “es incluso mayor de lo esperado dado el nivel de corrupción en el gobierno y el grado de tribalismo inculcado en la mente del libanés promedio y en los llamados medios de comunicación ‘libres’”.
Feghaly agregó que el país aún no ha tocado fondo. “Por decirlo suavemente, lo peor está por venir”, dijo.
Solo volver a las condiciones «florecientes» de 2018 requeriría un crecimiento anual continuo de alrededor del 5% durante dos décadas, dijo Feghaly.
La crisis económica libanesa estalló en octubre de 2019, cuando los ciudadanos salieron a las calles para protestar contra un plan del gobierno de cobrar 20 centavos por día por el uso del Protocolo de Voz por Internet (VOIP) en aplicaciones de redes sociales, incluidas WhatsApp y Facebook. Desde entonces, la situación ha empeorado con la pandemia de COVID-19, la explosión del puerto de Beirut en 2020 y las consecuencias de la guerra ruso-ucraniana.
“Según la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental, el 82% de los residentes libaneses sufre pobreza multidimensional”, dijo Keyrouz. Agregó que el producto interno bruto del país se redujo de más de 50 mil millones de dólares en 2019 a poco más de 20 mil millones de dólares en 2021.
Feghaly explica que el Líbano es un país frágil y se ve afectado por los recientes aumentos sistemáticos de los precios del petróleo y el gas. “Es una economía en desarrollo orientada a los servicios en una sociedad de la Edad del Bronce sin ningún tipo de diversificación en la producción o asignación de inversiones”, dijo.
Agregó, sin embargo, que “la crisis económica actual es un efecto secundario y no el problema principal”.
Feghaly culpa al sistema político libanés de llevar al país al desastre económico.
“Cualquier país que ponga en el poder a demagogos que pongan en peligro la vida de sus intelectuales y los traten como ciudadanos de segunda está condenado al fracaso. El Iluminismo está bajo amenaza”, dijo.
“Necesitamos personas sin dobles raseros y afuera de las sectas que no tengan la audacia de jugar a D’s con los demás y que se preocupen por lo que es correcto, no por lo que es posible”, agregó.
Los problemas centrales del sistema actual en el Líbano que están frenando al país incluyen la falta de una investigación genuina sobre la explosión en el puerto de Beirut, el nepotismo al elegir a los empleados del Banco Central, la normalización del soborno, las conexiones entre jueces y políticos, la corrupción y el sistema político sectario, dijo Feghaly.
Keyrouz dijo que es crucial cambiar las políticas económicas para que el país comience a encaminarse hacia la recuperación.
El primer paso en la dirección correcta, dijo, “es abandonar la actual política monetaria que consiste básicamente en imprimir liras y gastar las reservas de divisas del Banco Central”.
Feghaly está de acuerdo. Agregó que se debe contratar personal adecuado para tomar decisiones sobre las inversiones del país.
El gobierno debería “contratar a más analistas financieros colegiados con integridad como administradores, que sepan cómo tomar decisiones de inversión óptimas, en lugar de invertir el 70% del dinero del banco en bonos libaneses sin valor”, dijo.
La demanda más común en el pueblo libanés, señaló Keyrouz, es implementar reformas que reduzcan la lucha contra la corrupción del gobierno y resuelvan la crisis eléctrica.