Inicio Irán Opinión | Cómo consigue Irán «más por su dinero» en operaciones de influencia

Opinión | Cómo consigue Irán «más por su dinero» en operaciones de influencia

Por M S
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Itongadol.- (Seth Frantzman – The Jerusalem Post) Las recientes revelaciones en Estados Unidos de que «funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní iniciaron un esfuerzo silencioso para reforzar la imagen y las posiciones de Teherán en cuestiones de seguridad mundial, en particular su programa nuclear, estableciendo vínculos con una red de académicos e investigadores influyentes en el extranjero», generó polémica sobre cómo se vendió el acuerdo con Irán a la opinión pública y a los responsables policiales, en un artículo publicado en Semafor por Jay Solomon titulado «Inside Iran’s influence operation» (Dentro de la operación de influencia de Irán).

El informe se basa en revelaciones anteriores sobre los grandes esfuerzos que se dedicaron a impulsar el acuerdo con Irán en 2014-2015. Ya se sabía que los estadounidenses habían sido objeto de una enorme campaña de artículos de opinión y otros diseñados para influir en el apoyo público a un acuerdo con Teherán, incluso mientras Irán celebraba marchas pidiendo la «muerte» de Estados Unidos.

Teherán se convirtió en un experto en sacar el máximo provecho de sus políticas en el extranjero, enviando a cultivar a las personas que podrían apoyarlo, sin tener que tratar siempre con esas personas directamente.

En esencia, hace que otros dirijan la jugada, e intenta invertir en rendimientos de alta calidad en el extranjero, sin necesidad de políticas torpes, como la financiación directa de una organización.

En el periodo previo al acuerdo con Irán, Teherán se benefició del cansancio de Estados Unidos por una «guerra interminable» en Irak, así como de los intereses rusos: Moscú quería que Estados Unidos dejara de invertir en defensas aéreas en Europa y la República Islámica consiguió que se centrara en un acuerdo sobre su programa nuclear.

El argumento blando era que Estados Unidos podría reducir sus fuerzas en Medio Oriente si se fortalecía a Irán, con la explicación de que un Irán fortalecido se moderaría, del mismo modo que un Putin fortalecido se moderaría una vez que consiguiera acuerdos sobre el gas y Estados Unidos dejara de inmiscuirse en Europa del Este.

Estados Unidos había invertido «sangre y tesoros» en la construcción de naciones en Medio Oriente, afirmaba una versión, y se había asociado demasiado con regímenes «suníes»; era necesaria una corrección e Irán podía garantizar la inversión estadounidense. Para llegar al «sí», Irán necesitaba un acuerdo sobre su programa nuclear.

Los partidarios del acuerdo expresaron que sólo estaban a favor de la diplomacia. Sin embargo, desde el punto de vista de Irán, gran parte de este trabajo ayudó a la narrativa del régimen y a sus demandas. Por ejemplo, se sacaron a relucir historias sobre una «fatwa» iraní contra las armas nucleares para aprovecharse de las creencias occidentales de que los musulmanes se guían por edictos religiosos.

La forma en que Irán utilizó el racismo y el orientalismo en Occidente para ganar influencia en este proceso general es notable, como en este ejemplo de la «fatwa».

Un artículo de Al-Jazeera de 2013 en inglés aseguraba que «los líderes iraníes se comprometieron a no fabricar nunca armas nucleares, que consideran una violación del islam».

El hecho de que cualquier medio de comunicación repitiera esta afirmación claramente falsa era una prueba en sí misma de que los lectores estaban siendo manipulados. Es más, las historias de la «fatwa» contra las armas nucleares desaparecieron ahora de cualquier debate sobre el actual enriquecimiento de uranio por parte de Irán, quizá porque este tipo de historias ya no atraen como antes a las audiencias occidentales que leen en inglés.

En la actualidad, la controversia en Estados Unidos es si el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán estaba realmente dirigiendo la narrativa y el «lobby» en relación con Irán, o si se trataba simplemente de voces individuales que creían en la diplomacia y casualmente mantenían correspondencia con el régimen iraní.

Incluso, el debate se centró más en si se está «difamando» a los iraníes en Occidente por abogar por la diplomacia o por mantener contactos con el régimen.

Para el régimen, no siempre es necesario invertir dinero en operaciones de influencia en Occidente. A veces, puede simplemente conseguir que organizaciones locales financien proyectos, y se beneficia porque puede ser del interés compartido de algunas voces en Occidente presionar a favor de la «diplomacia», y que Irán reciba ese apoyo.

La metodología de Teherán de jugar con las necesidades occidentales en la era del acuerdo con Irán para que Estados Unidos se retire de Medio Oriente es una esratetegia que la República Islámica utlizó en toda la región.

El régimen de Irán invierte en personas, no en proyectos. No construye represas ni universidades ni viviendas, sino que encuentra individuos como Hassan Nasrallah, Abu Mahdi al-Muhandis y otros para facilitar su trabajo en lugares como Líbano o Irak; su inversión es a largo plazo.

Una vez que consigue lugareños, espera que hagan el trabajo duro de aumentar la influencia de Irán. Teherán no tiene necesariamente que pagar a estas personas, de hecho uno de los argumentos de venta del régimen es la aparente modestia que tienen sus amigos; como Qasem Soleimani, que siempre viste con ropa modesta.

Irán tiene diferentes métodos para diferentes lugares, pero la estrategia general sigue siendo la misma: «más por el dinero». El régimen no tiene mucho dinero y la economía iraní suele pasar de la crisis al caos.

Sin embargo, Irán tiene qué vender, proporcionando a Rusia aviones no tripulados baratos para aterrorizar a los civiles ucranianos, y agitando los problemas en Siria entre las tribus opuestas a las Fuerzas Democráticas Sirias respaldadas por Estados Unidos.

En Occidente, Irán solía conseguir influencia vendiendo historias sobre cómo un acuerdo con Irán evitaría la «guerra». En la actualidad, Teherán fracasó en gran medida en su campaña de influencia, pero las historias de 2014-2015 muestran cómo Irán obtuvo más por su dinero que muchos regímenes que tratan de influir en Occidente.

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