Itongadol.- Tres meses después del inicio de las protestas antigubernamentales desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda de visita en Irán, a manos de la tristemente célebre policía de la moralidad, el régimen islámico intensificó su represión contra los manifestantes.
Dos hombres acusados de participar en las protestas fueron ejecutados esta semana y decenas más podrían correr la misma suerte, según Amnistía Internacional.
Sin embargo, la falta de liderazgo del movimiento de protesta está dificultando a la República Islámica la represión de las manifestaciones. En lugar de líderes, el movimiento tiene mártires y símbolos, y muchos de ellos son mujeres jóvenes.
Fueron las jóvenes, enfurecidas por la detención y posterior muerte de Amini, que supuestamente incumplió el código de vestimenta del país al llevar el hiyab de forma «inapropiada», quienes iniciaron el movimiento. Las mujeres iraníes mayores de 9 años deben cubrirse el pelo en público.
En los días posteriores a su muerte, miles de mujeres y niñas se quitaron el hiyab y salieron a la calle.
A ellas se unieron jóvenes, estudiantes, kurdos, indígenas de Baluchistán, comerciantes y trabajadores.
El amplio movimiento es una «movilización colectiva de actores no colectivos», afirma el historiador y politólogo Jonathan Piron.
Por otro lado, la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) afirmó que el jugador iraní Amir Nasr-Azadani fue condenado a pena de muerte en su país tras haber sido detenido por defender públicamente los derechos de las mujeres.
La FIFPRO pidió a través de sus redes sociales el levantamiento “inmediato” de la condena.
“FIFPRO está conmocionada por las informaciones acerca de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrenta a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo”, afirmó el comunicado de la asociación.
Fuente: France 24.