Itongadol.- Un 13 de diciembre de 1949, un año después del establecimiento del Estado de Israel, Jerusalem fue nombrada la capital del Estado Judío soberano.
A lo largo de los milenios de su existencia, Jerusalem nunca ha sido capital de ninguna otra nación soberana.
Jerusalem se ha mantenido como el centro de la vida nacional y espiritual del pueblo judío desde que el rey David la convirtiera en capital de su reino en el año 1003 AEC. La ciudad siguió siendo capital de la dinastía de David durante 400 años, hasta que el reino fuera conquistado por los babilonios. Después del regreso del exilio de Babilonia en el año 538 AEC, Jerusalem volvió a ser la capital del pueblo judío en su tierra por los próximos cinco siglos y medio.
El lazo cristiano con Jerusalem es esencialmente religioso. Salvo durante el corto período del reino cruzado, no ha asumido connotaciones políticas o seculares. Durante los seis siglos de régimen romano y bizantino, fue Cesárea, y no Jerusalem, la capital.
Durante el dominio musulmán, Arabe o no, sobre la ciudad, Jerusalem nunca fue convertida en la capital política de una entidad musulmana, y ni siquiera fue una provincia dentro del imperio musulmán. Bajo el dominio musulmán árabe (638 – 1099) de los califas omeyas, abasidas y fatimitas, Jerusalem fue gobernada desde Damasco, Bagdad y El Cairo, respectivamente. En el siglo octavo, la ciudad de Ramle fue convertida en capital del distrito que abarcaba a Jerusalem.
Durante el periodo del régimen mameluco (1250 – 1516), el país fue gobernado desde Damasco; en la época otomana (1517 – 1917), desde Constantinopla.
Bajo el dominio británico (1922 – 1948), Jerusalem fue la sede del Alto Comisionado y de la mayoría de las oficinas administrativas del Mandato, así como de las instituciones centrales de la creciente comunidad judía.
Desde 1948 hasta 1967, Jerusalem fue una ciudad dividida, resultado de una guerra que le fue impuesta. Durante diecinueve años, muros de hormigón y alambradas de púas separaron una parte de la ciudad de la otra. Su parte oriental, incluyendo la Ciudad Vieja, fue anexada por Jordania y gobernada desde su capital, Ammán. El sector occidental de Jerusalem se convirtió en la capital de Israel.
Después de otra guerra, junio de 1967, Jerusalem fue reunificada. Las barreras que dividían la cludad fueron derribadas, los portones de la Ciudad Vieja fueron abiertos a gente de todas las religiones y el sector oriental fue reincorporado a la capital del país.
En junio de 1980 la Knéset aprobó la «Ley Básica – Jerusalem» (inglés), que restauró los derechos y obligaciones de Israel concernientes a la capital. La Ley determinó que los lugares santos de todas las religiones serían protegidos para evitar profanaciones, se garantizaría el libre acceso a ellos y el gobierno se ocuparía del desarrollo de la ciudad, así como de la prosperidad y el bienestar de sus habitantes.