Itongadol.- Un día como hoy pero de 1925, Albert Einstein, el maestro de la ciencia y premio Nobel de Física visitó la Argentina durante un mes para brindar una serie de conferencias por invitación conjunta de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Sociedad Hebraica Argentina.
Buenos Aires era una ciudad de intensa vida en pleno esplendor gracias al auge económico, la ciencia, las telecomunicaciones y la inmigración que obtuvo por la Primer Guerra Mundial. Era la “Belle Epoque” argentina y múltiples personalidades mundiales llegaban al país. y entre ellas resaltó Einstein.
Acompañado por su esposa Elsa, el sabio alemán arribó el 24 de marzo de 1925 al puerto de Buenos Aires a bordo del barco Capitán Polonio, luego de hacer una escala en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, donde dio una conferencia, y otra en la capital uruguaya de Montevideo, donde habló ante una multitud de jóvenes en una plaza de la ciudad.
Su llegada no fue aislada ni casual: hay que ubicarla en el apogeo del país durante la presidencia de Marcelo T de Alvear, la “Belle Epoque argentina”, una época en la cual «las corrientes del pensamiento político, filosófico, literario, artístico y científico europeo no sólo llegaban con asiduidad, sino que se concretaban, con bastante frecuencia, en visitas de grandes personalidades mundiales», según informó Juan Carlos Agulla (h.), en un artículo publicado en el número 277 de la revista Todo es Historia en enero de 1988.
Einstein llegó en medio de todo ese esplendor de una «ciudad cómoda, pero aburrida con gente cariñosa, ojos de gacela, con gracia, pero estereotipados. Lujo, superficialidad», según cuentan Alejandro Gangui y Eduardo L. Ortiz, coordinadores del ciclo de conferencias «El Universo de Einstein», en el Centro Borges, que el mismo Einstein describió en su diario de viaje.
El físico estuvo en el país durante 30 días en los que se dedicó a dar doce conferencias, la mayoría dedicadas a explicar su famosa “Teoría de la Relatividad”, que por ese entonces cumplía sus jóvenes 20 años.
«Más que conferencias, se transformaron en charlas de difusión de sus teorías en un ambiente de calidez e informalidad, como si fueran clases con sus propios discípulos. El público por cierto era muy variado. Estuvieron políticos, representantes del gobierno, decanos, intelectuales científicos y estudiantes», describió un diario de la época.
Las fotos de la época no sólo lo muestran en lo muestran en el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde disertó. El físico- que por ese entonces tenía 46 años, también fue retratado en la escalerilla del lujoso barco que lo trajo a estas costas, y en los jardines de la residencia de los Wasserman, donde se hospedó.
Además, participó en reuniones, recepciones y banquetes. Visitó también La Plata y Córdoba para participar de debates con físicos y químicos argentinos sobre cuestiones de la física de la época, como los quanta y la relatividad en general.
El 24 de abril, un mes después de su arribo, Einstein retornó a Montevideo, donde dio tres conferencias y el 1 de mayo se trasladó a Río de Janeiro en el Capitán Valdivia, para emprender el regreso a Europa doce días más tarde.
Hoy a 90 años de su llegada a Argentina, su memoria y sus descubrimientos permanecen más vigentes que nunca.