AJN/Itongadol.- La conexión entre el rey Salomón y la reina de Saba es controvertida. Algunos afirman que tuvieron un hijo, pero según eruditos rabínicos es un cuento popular etíope, sin evidencia seria.
Sin embargo, el Libro de los Reyes I y el Libro de las Crónicas II de la Biblia documentan su visita al rey con oro, piedras preciosas y camellos cargados de especias para probar si era tan sabio como se decía. Según estos libros, la reina quedó deslumbrada por su sabiduría y majestuosidad, así como por el Templo que acababa de terminar. Ella elogió tanto al rey como a Israel y regresó a su casa.
En un nuevo estudio publicado recientemente en la revista del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalem (UHJ), el Jerusalem Journal of Archaeology, el epigrafista Daniel Vainstub, quien reconstruye, traduce y fecha inscripciones, pudo descifrar una antigua escritura utilizada en ese momento en el sur de la Península Arábiga (actual región de Yemen) cuando el Reino de Saba era el dominante.
Una gran jarra de cerámica que en su cuello se grabó una inscripción, parcialmente preservada, fue fechada en la época de Salomón por la difunta Eilat Mazar en excavaciones realizadas en 2012 en Ofel en nombre del Instituto de Arqueología de la UHJ que se dirigía. La urna de arcilla contenía incienso y fue descubierta a menos de 300 metros del sitio del Templo como parte de las excavaciones de Ofel en Jerusalem, lo que demuestra un vínculo entre el Israel del rey Salomón y el Reino de Saba, dijeron los autores. Se identificó que la inscripción había sido escrita en escritura cananea, a partir de la cual se desarrolló la antigua escritura hebrea que se usó en los días del Primer Templo.
“Descifrar la inscripción de la urna nos enseña no solo sobre la presencia de hablantes de la lengua de Saba en Israel durante la época de Salomón, sino también sobre la relación geopolítica en nuestra región. Principalmente por el lugar donde se descubrió la urna, un área conocida por ser el centro de la actividad administrativa del rey Salomón y Jerusalem”, señaló Vainstub. “Esta es una prueba más de los extensos lazos comerciales y culturales que existían entre Israel bajo el rey Salomón y el Reino de Saba”.
El idioma sabaíta fue hablado entre el año 1000 a. E. C. y el siglo VI E. C. por el pueblo de Saba y varios otros de la antigua civilización del sur de la Península Arábiga. Lo usaron como un lenguaje escrito y no solo hablado.
Según el nuevo desciframiento, la inscripción en la urna es “Shi Ladananum 5”, el segundo de los cuatro componentes del incienso mencionados en la Torá (Éxodo 3:34). Este componente, denominado en las fuentes judías como “clavo (de olor)” y en el Talmud de Jerusalem y el Talmud de Babilonia como “uña (olorosa)”, era un componente necesario del incienso que, según las fuentes, se prendía tanto en el Primero como en el Segundo Templo.
Este hallazgo apunta a una clara conexión entre la Jerusalem del siglo X a. E. C. (los días del reinado de Salomón) y el Reino de Saba, escribió el equipo. Parece que la urna de cerámica se hizo en las cercanías de Jerusalem y la inscripción fue grabada antes de que una persona del pueblo de Aita que estaba relacionada con el suministro de incienso la pusiera en el horno para cocerla.
El sitio Ofel, en el jardín arqueológico al pie del Muro Sur, en el área del parque nacional que rodea los muros de Jerusalem, incluye una ruta que pasa entre las mikvaot (baños rituales) de purificación de 2.000 años de antigüedad que fueron utilizadas por los peregrinos al Templo. El lugar también sirvió como área administrativa del reino de Salomón.
Al mismo tiempo que se data la creación de la urna floreció el Reino de Saba, entre otras cosas, basado en el cultivo y la comercialización de plantas de perfume e incienso. Su ciudad capital era Marib. Los sabaítas desarrollaron métodos avanzados de represas y riego de campos en los que crecían los arbustos de los que se producían perfumes e ingredientes para el incienso. Su idioma era semítico del Sur.
De las descripciones de la Biblia se puede entender que el rey Salomón controlaba las rutas comerciales en el Neguev por las que pasaban las caravanas de camellos sabaítas, cargadas de perfumes y plantas de incienso, en su camino hacia los puertos del Mediterráneo para su exportación.